EDITORIAL
Libertad
y libertinaje social
Nietzsche afirma con ímpetu el distanciamiento que existe entre un
sujeto y otro. El distanciamiento que existe entre cada uno de los
seres humanos se da en la imposibilidad de conocer por qué los otros
hacen o dicen, en su totalidad. En otras palabras, cada palabra o
acción siempre carece de una expresión total al momento de su
predicación, en este orden de ideas, cualquiera podría afirmar que
no existe ningún lazo entre los sujetos, pero es aquí que las
relaciones humanas cobran su momento místico, aún en el
desconocimiento del motor que generan palabras o acciones, existe un
respeto a ese sujeto, este respeto nos hace intentar descifrar
aquello que sus labios suelen producir.
Este lazo, crece conforme al respeto; es directamente proporcional.
Entre más fuerte es el lazo mayor respeto y por ende la
responsabilidad que tenemos por los otros, aquellos que funcionamos
como receptores intentan resolver las entrecruzadas palabras o
acciones que el otro expresa, esta es nuestra responsabilidad como
receptor, mientras que cuando funcionamos como locutores es intentar
decir de la manera más clara aquello que queremos mostrar.
En el orden de ideas anterior es donde nace la forma más clara de
ser libre. Es decir, cuando el respeto y la responsabilidad se
mueven por alguien, entendemos que todas nuestras acciones
repercuten en estas otras personas, en otras palabras, no se es
libre a la hora de tomar decisiones, se es libre en cuanto a decidir
a quién le entregó esa responsabilidad.
La relación interpersonal es una habilidad social que se ha dejado
de lado. Es decir, acumulamos relaciones, pero nunca nos damos
cuenta la responsabilidad que acogemos cuando nos relacionamos con
otros, simplemente se supone en la actualidad que el otro va a
entenderme y por ende se va a enajenar de cualquier tipo de
responsabilidad sobre algún otro. El pensamiento ególatra y
libertino de los seres humanos los ha llevado a olvidar que sus
acciones recaen sobre todo el grupo con el cual a creado una
relación y pasar por alto las intensidades que se comparten, muestra
la inmadurez de nuestra sociedad, una sociedad de sujetos caídos en
el libertinaje, libertinaje que ha llevado a nuestra sociedad a ya
no generar un distanciamiento, sino un enajenamiento del otro, dando
como resultado una sociedad reducida a la utilidad, sociedad que ha
olvidado su naturaleza y la importancia de crear relaciones reales.
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El Estado
y la democracia el mayor flagelo de la sociedad
Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
Por lo general
todos piensan que el Estado y la democracia son la base de una buena
convivencia humana. Por su puesto que dentro de este concepto hay
una verdad a medias y una realidad dolorosa que todos vivimos en
nuestro quehacer diario.
En la modernidad todos nacemos en una sociedad que viene registrando
la existencia de los seres que nacen cada día y esos datos los van
almacenando ahora en base de datos y en la antigüedad en documentos
impresos que terminaban en las bibliotecas. Por eso hoy conocemos
nuestra historia como civilización.
Estamos acostumbrados a vivir bajo el imperio de un Estado y ahora
en lo que se llama democracia. Esto nos ha hecho seguir al pie de la
letra lo que el Estado dice bajo sus Leyes y Decretos. Pero en la
realidad somos prisioneros de esa envoltura invisible que nos
persigue y que identificamos como Estado y sus gobernantes.
Pero nosotros somos el Estado porque sin la existencia de nosotros
él no existiría, porque tenemos conciencia de nuestra existencia y
nos obligamos a seguir los dictámenes que un grupo de nosotros ha
establecido para poder ellos vivir a costillas de nosotros, El
Estado.
Contra el Estado no puede haber rebelión porque él es simplemente un
concepto hecho realidad porque todos apoyamos ese concepto. Y nos
vemos obligados a acatar lo que la gente diga que hay que hacer
porque ellos representan el Estado. Es una simbiosis que no podemos
deshacer porque dejaría de existir lo que ya hemos establecido y
somos parte de él. Pero si podemos controlar y establecer unas
reglas administrativas que nos permitan dirigir lo que hemos creado
como Estado.
En primera instancia hay que eliminar la democracia o el concepto
que se tiene sobre ella porque ella es la generadora del crimen
organizado en un Estado donde ella tiene injerencia. A través de
ella se establecen todas las componendas de partido y de grupos
políticos y sociales para poder alcanzar el poder o gobernar el
Estado. Y la sociedad que es el Estado pierde sus derechos y
autonomía porque otros tienen ese poder y el ciudadano es solo un
contribuyente para que los gobernantes existan a nombre del Estado y
mantenido por las contribuciones de la sociedad al erario.
Después de millones de años de evolución intelectual estamos en la
condición de poder ser autónomos en sociedad y poder administrar
nuestros bienes sociales bajo un estado
capitalista. Donde todos tienen la libertad de invertir o
simplemente hacer parte de ese capital humano que aporta para que a
través de la inversión personal pueda vivir una vida con todos los
beneficios que la modernidad da.
No podemos seguir alimentando a quienes jamás nos van a dar
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lo que realmente nos pertenece porque ellos
se quedan con todo y nos obligan a actuar según sus criterios sin ni siquiera
pensar que somos individuos con nuestros propios criterios y afectos hacia
nuestro entorno y lo que están allende de nuestros territorios.
No podemos seguir votando por nuestros verdugos, aunque su discurso sea muy
sonoro y lleno de promesas que jamás se podrán cumplir.
La verdad es que la democracia y el Estado existen porque nosotros los dejamos
que existan con el apoyo que les damos con el voto y las contribuciones que nos
obligan a pagar.
SIN MOTOS NI MEDICAMENTOS
Crónica de Gardeazábal # 780
Gustavo Alvarez Gardeazábal
Audio:
https://www.spreaker.com/episode/57875154
Colombia no es una República Bolivariana como Venezuela. El
presidente ni es Chávez ni es Maduro. Colombia es una república
constitucional donde sus autoridades deben responder por los actos
que cometen o por los que sinverguenzonamente dejan de hacer.
El presidente legalmente elegido se llama Gustavo Petro, pero en
Colombia como en Venezuela desde hace varios meses se viene
presentando una escasez de medicamentos y una desprotección muy
grave para los que se trasportan en motos. Por un descuido propio de
quien no sabe administrar ,o le da miedo enfrentar con berraquera a
las multinacionales farmaceúticas, en Colombia están faltando
medicamentos y desde hace varios meses es casi imposible poder
adquirir el seguro obligatorio del Soat para las motos porque poco o
nada le importa al gobernante que el vehículo más usado por el
pueblo colombiano, la moto, se quede desprotegida de los amparos del
seguro que por décadas han gozado.
Por supuesto, como Colombia no es Venezuela y aquí todavía hay
libertad de expresión y los líderes políticos de la oposición no
está en la cárcel, todos esperaríamos que se oyera la protesta
canalizada contra ese estado de cosas. Pero como la oposición
también está constituida o representa a los contratistas, se transa
por cualquier migaja del presupuesto. Obviamente ante ese estado de
cosas los estadios repletos o las aglomeraciones públicas estallan
con el grito repetido que el presidente se vaya, pero como esos
gritos del pueblo nos los oye el mandatario, mañana 2 de diciembre
todos los dueños de motos saldrían a las calles y carreteras de
Colombia a interrumpir el paso, a conformar la gran protesta contra
el régimen. Por supuesto la soberbia presidencial no se inmutará
porque un paro de motos no tumba un presidente, pero de allí a que
esto reviente queda muy poco.
El Porce, diciembre 2 del 2023
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