CHARLAS CON UN MAESTRO
SAMMASATI
Por: Gongpa Rabsel Rinpoché
Lama Sammasati para Latinoamérica
La práctica de la
Ecuanimidad: Alcanzando la paz interior
La ecuanimidad es una cualidad
espiritual valorada en muchas tradiciones espirituales y religiosas, y en el
budismo en particular, es considerada como una de las cuatro cualidades nobles.
En sanscrito, se escribe "upekkha" que se traduce como "igualdad" o "equanimidad".
La etimología de esta palabra proviene de dos raíces: "upa" que significa
"cerca" o "junto a" y "ikkh" que significa "ver" o "mirar". Juntas, "upekkha" se
refiere a una perspectiva equilibrada y no sesgada de las cosas.
Para Buda, la ecuanimidad es esencial en el camino hacia la iluminación. Es una
cualidad que permite a una persona mantener su estabilidad emocional en
situaciones difíciles y no dejarse arrastrar por las emociones negativas. Al
tener ecuanimidad, uno puede ver las cosas tal y como son, sin caer en el juicio
o la opinión. Esto permite a uno actuar de manera sabia y efectiva en cualquier
situación.
En nuestra vida diaria, la ecuanimidad nos ayuda a manejar situaciones difíciles
de manera más efectiva. Nos permite mantener la calma en momentos de estrés y
tomar decisiones sabias en lugar de actuar impulsivamente. También nos ayuda a
ver las cosas desde una perspectiva más amplia y a tener una visión más clara de
nuestra vida y nuestras relaciones.
La ecuanimidad se puede aplicar en nuestra práctica diaria de varias maneras.
Una de las formas más comunes es mediante la meditación. Al meditar, podemos
aprender a observar nuestras emociones sin juzgarlas y a ver las cosas tal y
como son. También podemos practicar la ecuanimidad en nuestra vida diaria al
tratar de ver las cosas desde diferentes perspectivas y no dejar que nuestras
emociones nos controlen.
La ecuanimidad es una cualidad espiritual muy valorada en el budismo, ya que
permite a las personas mantener un equilibrio emocional ante las diversas
situaciones de la vida. La ecuanimidad nos ayuda ver las cosas tal como son, sin
dejarnos llevar por las emociones negativas como el odio, la ira o el miedo.
La importancia de la ecuanimidad para Buda radica en que es considerada como uno
de los cuatro estados mentales nobles, junto a la compasión, la sabiduría y la
bondad. Estos estados mentales son fundamentales para alcanzar la iluminación,
ya que nos permiten liberarnos de los apegos y las ilusiones que nos impiden ver
la verdad de las cosas.
La ecuanimidad nos sirve para mantenernos equilibrados en momentos de tensión,
nos permite ver las situaciones de manera objetiva y tomar decisiones en
consecuencia. En nuestra vida diaria, podemos aplicar la ecuanimidad en
situaciones cotidianas como en el trabajo, en las relaciones familiares y
amorosas, en la salud y en cualquier otra situación que se nos presente. Es
importante recordar que la ecuanimidad no significa ser indiferente ante las
situaciones, sino ser capaces de verlas de manera objetiva y tomar decisiones en
consecuencia.
La ecuanimidad puede ser
aplicada independientemente de la religión a la que se pertenezca, ya que es una
cualidad universal que puede ser practicada por cualquier persona. Todas las
religiones enseñan el concepto de la ecuanimidad de
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alguna manera, ya sea a través de la
meditación, la práctica de la humildad o la compasión.
La importancia de la ecuanimidad en el budismo
radica en que permite al individuo tratar a todos los seres con igualdad y no
discriminar a nadie. Es una forma de cultivar una actitud mental neutral hacia
las situaciones, personas y eventos, lo que ayuda a liberarnos de la tendencia
natural a reaccionar de manera negativa ante lo que nos desagrada o enfocarnos
en lo que nos
agrada. La ecuanimidad nos permite ver las cosas tal y como son, sin
proyecciones ni preconcepciones.
En nuestra vida diaria, la
ecuanimidad nos ayuda a manejar las emociones de manera saludable y a no
dejarnos arrastrar por ellas, lo que nos permite tomar decisiones sabias y no
actuar impulsivamente. También nos ayuda a tener relaciones más armoniosas con
los demás y a no tomar las cosas de manera personal.
En conclusión, la ecuanimidad es una cualidad espiritual fundamental para
alcanzar la paz interior y la serenidad en nuestras vidas. Es un camino hacia la
liberación emocional y mental, y es accesible a través de la práctica diaria y
la meditación. A través de la ecuanimidad, podemos aprender a ver las cosas tal
y como son, sin aferrarnos a nuestros deseos y aversiones, y así liberarnos de
la sufrimiento y alcanzar un estado de armonía y equilibrio. La práctica de la
ecuanimidad nos permite vivir en el presente y disfrutar de una vida más plena y
satisfactoria, independientemente de la religión o creencia a la que
pertenezcamos. Es un camino hacia la paz interior, y es accesible para
cualquiera que esté dispuesto a seguirlo.
¡LO QUE LE DEJA
EL ALCALDE MAYA A PEREIRA!
Por: Álvaro Ramírez González
alragonz@yahoo.es
Carlos Alberto Maya, hace parte del equipo del Cambio que lidera el Senador Juan
Pablo Gallo.
Un equipo que lleva 20 años de aparición y tránsito en la política de Risaralda.
Dos Alcaldes con unos resultados en su gestión, reconocidos como buenos por la
clase
dirigente, y la comunidad pereirana.
Aun así, acaban de ser derrotados por un “Outsider”, sin estructura ni partido
político como
Mauricio Salazar.
Eso deja claro que la gestión gerencial y los votos, a menudo no van de la mano.
Pero vamos con Maya.
Me gustó sin duda la gestión de Carlos Alberto Maya, por qué entre otras, se
pareció en su
estilo de gobernar al mío, cuando hace tantos años tuve el honor de ocupar ese
cargo.
Maya fue como yo, mucho más que un Alcalde, un gerente de la ciudad.
Tuvo la fortuna de recibir unos ingresos muy altos, mezcla de avalúos nuevos y
tasas altas en el predial.
Metódico, juicioso y austero en el
manejo de los recursos públicos.
Siempre cuidando la estabilidad financiera de la ciudad.
Un gobierno sin escándalos probados, pero
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plagado de habladurías.
Las dos obras más grandes de Maya, son el Megacable, que lo estructuró, financió
y puso en operación y la Avenida de los Colibríes, vía paralela a Cerritos.
El Megacable está en operación bajo buenas condiciones de mantenimiento y con
cifras que presagian el equilibrio pronto.
La avenida de los colibríes, es toda creación, estructuración y ejecución de
Maya.
Aunque termina apenas un primer tramo de 3.4 kilómetros, Maya deja estructurado
y abierta la licitación para el segundo tramo.
Una obra
magnífica que tuvo que soportar, una avalancha sin duda exagerada de críticas.
“¡Hacer obra pública en territorio de ricos, parece que tiene ese riesgo!”, me
dijo un experto.
Joden más de la cuenta, critican todo y no aportan ni facilitan soluciones, digo
yo.
Maya con la paciencia de Job, y contra todos los pronósticos de catástrofe, ha
llevado esa vía casi hasta su terminación.
La terminación y puesta en operación del nuevo Aeropuerto Matecaña, le tocó a
Maya, aunque la decisión trascendental de hacerlo por alianza público - privada,
le tocó a Juan Pablo ,Gallo.
Aeromatecaña y los Alcaldes Gallo y Maya le probaron a Pereira que el capital y
la gerencia privados, facilita, apura y enseña a operar las obras públicas.
La operación de los aeropuertos no se le pueden entregar a los políticos y a
funcionarios públicos.
¡Se los roban!
Parece que así lo entiende también el nuevo Alcalde, Mauricio Salazar, según me
lo expresó, y yo celebro, para la apremiante construcción de la PTAR del Río
Otún.
Maya hizo muchísima obra pública.
Dos grandes colegios y una estación de bomberos para Villa Santana.
Ninguno como Carlos Maya, le metió tantos recursos y rehabilitó tantos
kilómetros de vías en Pereira.
Una cifra récord que triplica al mejor de sus antecesores.
Antes de terminar su mandato, Maya nos entregó un magnífico intercambiador vial
en el acceso al Aeropuerto Matecaña.
Y también una conexión vial Pinares -Los Álamos -UTP, ambas obras de gran
utilidad para mejorar nuestra movilidad.
Por limitación de espacio no hago un detallado resumen de las obras menores pero
importantes que deja Maya, en todas las comunas de la ciudad.
Son muchas.
Desde esta columna, le hago un justo reconocimiento a un gerente juicioso,
metódico y eficaz, que deja una impronta de gerencia pública importante en
Pereira.
Maya no dedicó su Alcaldía a ganar las elecciones para poner su sucesor, como
pretendían algunos de su tolda política.
Por eso perdieron, dicen otros.
Yo hubiera hecho lo mismo.
Está columna está escrita desde mi objetividad y lejana de posiciones políticas
de conveniencia.
¡Buen viento y buena mar, Alcalde Maya!
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