CHARLAS CON UN MAESTRO
SAMMASATI
Por: Gongpa Rabsel Rinpoché
Lama Sammasati para Latinoamérica
La Bondad de las
Acciones: Un Mensaje Inspirador del Budhismo
Upadesha 68 - La bondad de las
acciones.
“La buena acción es aquella que no te hace arrepentirte después de hacerla, y
los frutos dulces son recogidos con gozo.”
Budha
La bondad, una de las virtudes
más preciadas en el Budhismo, encuentra su máxima expresión en el Upadesha 68,
donde Budha nos habla de la conexión inseparable entre nuestras acciones y su
impacto en nuestra vida.
La esencia de la buena acción:
Budha nos dice que una buena acción no es solo aquella que se ajusta a las
normas sociales o culturales, sino que es aquella que no genera remordimiento
después de ser realizada. Esta ausencia de arrepentimiento es un indicador de
que la acción ha sido motivada por la bondad y el deseo de bienestar, tanto para
nosotros mismos como para los demás.
Los frutos dulces de la bondad:
Las buenas acciones, al estar impregnadas de bondad, generan resultados
positivos. Budha utiliza una hermosa metáfora para describir este resultado:
"los frutos dulces son recogidos con gozo". Esta imagen evoca la idea de que la
felicidad y la satisfacción son las consecuencias naturales de actuar con
bondad.
La responsabilidad individual:
El Upadesha 68 nos recuerda que somos responsables de las consecuencias de
nuestras acciones. No podemos culpar a otros por los resultados negativos de
nuestras decisiones. Asumir esta responsabilidad es fundamental para aprender de
nuestros errores y cultivar una vida basada en la bondad.
Cultivando la bondad en
nuestras acciones:
1. La práctica de la atención plena:
La atención plena nos ayuda a
ser más conscientes de nuestras acciones y de sus consecuencias. Al observar
nuestros pensamientos y emociones, podemos identificar las causas del
sufrimiento y cultivar acciones más bondadosas.
2. Desarrollar la compasión:
La compasión es la capacidad de sentir empatía por el sufrimiento de los demás.
Cuando actuamos con compasión, buscamos el bienestar de todos los seres,
incluyendo nosotros mismos.
3. Practicar la generosidad:
La generosidad es la disposición a compartir nuestros recursos con los demás.
Esta acción, nacida de la bondad, genera una profunda satisfacción y conexión
con los demás.
4. Cultivar el perdón:
El perdón es la capacidad de dejar ir la ira y el resentimiento hacia quienes
nos han hecho daño. Al perdonar, liberamos nuestro corazón del sufrimiento y
abrimos la puerta a la bondad.
En conclusión, el Upadesha 68
es un mensaje inspirador que nos invita a cultivar la bondad en nuestras
acciones. Al comprender la conexión entre nuestras
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acciones y sus consecuencias,
podemos tomar decisiones que conduzcan a una vida más feliz y significativa para
nosotros y para el mundo que nos rodea.
Si tienes alguna inquietud o comentario, no dudes en ponerte en contacto conmigo
al correo electrónico gongparabsel@gmail.com o al WhatsApp +57 314 623 83 08.
Amor por Cundinamarca
Por: Edgar Cabezas
La plataforma horizontal sobre
la que se construye el programa político y económico o de economía política de
“Amor Por Cundinamarca” parte del concepto existencial individual y social de
que amando venceremos. En esencia es una idea de la inteligencia colectiva para
la cocreación de trabajos colectivos propios de la visión de la diversidad
natural, étnica, cultural, económica y política del departamento que en el
sentir-pensar de las mujeres, hombres y no binarios comparten sueños colectivos,
necesidades comunes, deseos y aspiraciones personales.
El sentir-pensar en que se fundamenta la plataforma de Amor Por Cundinamarca es
el de una evaluación ética individual y de moral pública que nace de los valores
asociados tradicionalmente a la mujer. Estos están vinculados al cordón
umbilical del amor y el cuidado para con el otro, generando empatía, confianza y
responsabilidad en el que el favor mutuo atiende a las necesidades, deseos,
particularidades y sentimientos de los otros que constituyen y habitan el
territorio y hacen parte de la comunidad.
El Amor Por Cundinamarca es un amor nacido de las entrañas de las naciones
originarias que consideran que la humanidad pertenece a la madre tierra, de la
resistencia de las naciones de afrodescendientes de quienes se ha heredado el
amor por la libertad, de los campesinos y obreros que nos alimentan y elaboran
los bienes de uso y consumo que reproducen el diario vivir, de las diversidades
sexuales y de género que han contribuido al derrumbe autoritario y homogéneo del
desamor patriarcal.
El Amor por Cundinamarca es un amor del saber y entender las relaciones
orgánicas y sistémicas que existen entre los ecosistemas de la selva húmeda
tropical perteneciente al bosque alto andino. Por eso, ese amor es una apuesta
de las multitudes que recorren el corredor biológico para asegurarse que el
territorio sea ordenado a trávez del agua, mediante la restauración de la
cobertura boscosa, la defensa del suelo, la garantía de agua potable y sanidad
ambiental con eficiente calidad de acueductos y las necesarias plantas de
tratamiento de las aguas servidas o residuales, domésticas e industriales. Es
así que se está garantizando una atmósfera de adaptación humana a la variable
climática.
Sólo lo que se conoce se puede amar, por eso se conoce el entorno social, sobre
todo la existencia de la otra gente y sus demandas. Para hacer trabajos
dirigidos al desarrollo de relaciones que atiendan y respondan a la realidad
individual de otras personas siendo esto el objetivo del agente amoroso es
preciso entender y atender lo que significa el bien para la otra persona, para
así actuar con diligencia genuina y directa, dando respuesta al buen vivir de
ese o de esos otros.
Las personas amorosas saben que cada uno es un productor y consumidor de afecto.
Ellas se inspiran en el amor por sí mismas y por el otro, con respeto y
tolerancia por la diferencia, lo que les permite establecer relaciones
personales de amistad y compromisos mutuos, que se adquieren a partir de las
capacidades y habilidades con las que cada persona en verdad puede responder en
procura de mejorar los vínculos con el Estado, el mercado, la familia, la vida
profesional y, ante todo, con el tiempo lúdico de la libertad.
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Cuando la sal se pudre
Por: Guillermo Navarrete
Hernandez
La sal o cloruro de sodio por
sus componentes químicos, es un condimento que se caracteriza por darle sabor a
la comida. En época antigua (aún en la actual), se utilizaba para conservar los
alimentos, por cuya razón era de gran valor y como elemento de transacción
comercial. De hecho, algunas personas le atribuyen el origen de la palabra
salario. Jesús de Nazareth (Mateo 5:13) al predicarle a sus discípulos, los
comparó con esta especia, al recomendarles que debían ser ejemplo para los demás
seres humanos y la integridad debía ser un aspecto básico desde dicho criterio.
La sociedad colombiana se viene caracterizando por tomar partido por posturas de
algunos de sus líderes a la vez que criticar a los seguidores de quien
consideran sus oponentes, en muchas ocasiones sin sustento alguno, a lo que la
inmediatez y visceralidad de las redes sociales contribuyen con creces. En este
punto, vale la pena invocar otra paraje de la biblia en el que el Redentor
increpa la conducta de juzgar a los demás, cuando miran la paja en el ojo ajeno,
más no la viga en el propio.
La corrupción, como le he manifestado en varios artículos, es un fenómeno
matastásico que corroe las entrañas societales. La crítica para la clase
política, justa por demás, es el pan de cada día. En los corrillos, tiendas,
transporte público y en conversaciones familiares, el comentario de los
escándalos que se desatan día a día, no cesa. Lo más curioso es que cada uno de
estos tapa el anterior en términos de magnitud. Y quienes los protagonizan, ni
siquiera se sonrojan, hasta libros escriben en su afán descarado de mostrarse
como víctimas.
Sin embargo y no con ánimo justificatorio, sino reflexivo, basta ver nuestro
comportamiento en los diversos escenarios donde interactuamos. Algunas de las
estaciones de Transmilenio en Bogotá convertidas en cuasi presidios, debido al
recurrente robo que los usuarios provocan al sistema por considerar que es un
derecho colarse, las constantes violaciones a las normas de transito por
multiplicidad de actores viales, varias de las cuales convertidas en accidentes
fatales, el manejo de las mascotas con pretender transferir a los vecinos la
incomodidad de sus necesidades biológicas, el ensordecedor ruido provocado hasta
la madrugada por los que la rumba es la rutina de cada fin de semana, con el
infaltable ingrediente de riñas o violencia intrafamiliar. Y, que decir de la
agresividad que aflora cuando alguna autoridad intenta imponer orden o en contra
de quienes hacen el reclamo de tales comportamientos. Entonces el ejercicio y
abuso del poder, es ni más ni menos, la viva expresión de este tipo de sociedad.
Para los que se sorprenden por la actitud renuente de la Corte Suprema de
Justicia de no cumplir con sus obligaciones constitucionales, pues es la misma
de los que niegan su deuda, evaden impuestos o sobornan servidores públicos,
pero que como consecuencia de tal decisión, quede encargada una funcionaria con
evidentes cuestionamientos en el ejercicio de sus funciones y de otro que tiene
la comprobada incapacidad de superar pruebas de conocimiento para el acceso a
empleos de la rama judicial, independiente de la ideología a la que se esgrime
pertenecer, no deja de ser una conducta reprochable. Al respecto, no puede
olvidarse que la justicia es un servicio esencial al que tenemos derecho a
acceder todos los ciudadanos y la probidad de los que ejercen dicha función, es
fundamental. Tampoco se puede olvidar que esta rama del poder público no ha sido
exenta de escándalos como el cartel de la Toga, el fiscal anticorrupción
procesado gracias a las investigaciones del FBI gringo o de los favores
burocráticos que varios de sus togados reciben de organismos de control. Es
decir, cuando la sal se pudre…!!!
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