Fundado el 9 julio de 1948 -

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

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EDITORIAL

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.224-804

Fecha: Domingo 10-03-2024

 

EDITORIAL

La perversión del lenguaje


Wittgenstein afirma que el lenguaje es el límite de nuestro mundo, por esta ocasión podríamos afirmar, sin temor a errar , esta proposición. El lenguaje es nuestro límite, de él proviene cualquier tipo de lógica o formas imaginarias que podamos llegar a pensar. El lenguaje es la manifestación más clara de la lógica, historia y demás componentes que forman a un sujeto; su moral y su ética. Todo aquello que el sujeto pueda llegar a producir siempre empieza a partir de los significantes que inundan su lengua. Pero ¿no es esto un error? ¿no es un error confiarle, en el momento del diálogo; todo al lenguaje?

La lengua es engañosa, en muy pocas ocasiones es precisa y siempre juguetona, ocultando la intencionalidad de sus producciones lingüísticas al oído de quien escucha. El juego de la lengua siempre nos obliga a confiar en la buena voluntad del locutor, siempre esperando que aquello que se dice, sea en realidad aquello que se quiere decir, que tenga una conexión directa con la realidad o en un menor grado, como mínimo, con las acciones de quien expulsa sonidos de sus labios en dirección nuestra.

Sin embargo, pocas veces las palabras y las acciones logran coincidir. Hay quienes profesan sobre el amor, el amor al prójimo y demás, pero sus acciones, juicios y demás siempre expresan un odio, tan fuerte como para poder castigar al otro o de aquellos que hablan de paz una y otra vez, sacuden al mundo con su “forma ética superior” para luego censurar de forma violenta y transgresora aquellos que piensen diferente ¿no es esto una contradicción?

Sólo es necesario un par de ejemplos para poner en duda si el lenguaje debe ser el punto de partida para poder entendernos ¿no se le ha dado demasiada grandeza a algo que es tan engañoso? De hecho podríamos afirmar que el lenguaje se pervierte por su propia naturaleza. Por otro lado,¿ las acciones no son más confiables? nuestras acciones, siempre muestran con intensidad todas nuestras intenciones, deseos, y aclaran nuestra forma de pensar, por ende ¿el lenguaje no debería ser siempre un correlato de nuestras acciones? ¿ no solucionaría las contradicciones del lenguaje, con esta inversión acción-lenguaje? En efecto, pues la acciones marcan momentos, acontecimientos, contextos específicos y con ello sentidos cargados de significantes espaciales que impidieron malentender al locutor: la perversión obligatoria desaparece, la misma experiencia acaece aquello que es y no dejará de ser.

En conclusión, el lenguaje debe de ser un efecto de las acciones y nuestras acciones deben ser quienes nos definan, en la medida, que es muchísimo más sencillo decir que hacer, realizar una acción acarrea toda una forma clara de pensamiento, impidiendo cualquier tipo de malentendido, exponiendo cada parte que nos compone, siempre obligados a afrontar una reacción.

 

 

 

Creemos en la democracia, pero ella es la fuente de la corrupción

Por: Zahur Klemath Zapata

zapatazahurk@gmail.com  

 

Democracia tiene un sonido verbal muy agradable al escuchar y pronunciar al igual que la palabra digital. Parece que las dos palabras corren por el mismo camino como si fueran paralelas. La primera trata de representar una idea que en siglos anteriores representaba un bien para el pueblo, pero su ignorancia les impedía entender la realidad de lo que realmente significaba. Lo que hoy día no pasa por la evolución del intelecto en los seres humanos.

La palabra digital está usada de tantas formas que ninguna de ellas representa lo que realmente es ella en sí. Ya que digital aparece como tal a partir de 1993 cuando patenté el “Digital Book”. Una forma particular de hacer libros para ser leídos en la pantalla de un computador.

 

La razón del nombre fue que para ese tiempo solo existía la palabra digital para indicar huella digital o los dígitos del alfanumérico cuando apenas estaba naciendo el sistema de programación para computadores gigantes. Y se hacían el sistema operativo y el programa que se iba a ejecutar. Todo integrado.

Hoy en día se habla de mundo digital, TV digital etc. cuando las cosas no son digitales sino electrónicas e inalámbricas.

 

La democracia no representa al pueblo ni funciona para el pueblo. Ella representa solo a quienes hacen parte del grupo político y su burocracia, el resto de la sociedad es la que paga por quienes ellos ubican para que los elijan y puedan ocupar puestos en el establecimiento y gobiernen el resto de la sociedad.

Quienes están fuera por no haber ganado entran a la oposición y a luchar por ingresar al sistema que se establece después de las elecciones.

Desde el comienzo hay que negociar con la oposición, ofrecerles puestos, con los contratistas llegar a acuerdos para repartir las obras de infraestructura y todo tipo de componendas que sean posible para poder alcanzar el triunfo. Ahí nació la corrupción y todos sus tentáculos.

Con los aportes de los ciudadanos en impuestos y gravámenes es que funciona la democracia. Aquí no hay libertad, independencia, equidad y autonomía. Solo el poder de quien ha sido elegido para gobernar a su discreción con su equipo de representantes y servidores.

 

 

 

El ciudadano en la actualidad está  entendiendo el juego que hacen los políticos con los derechos del pueblo. Que ellos ya no son simples vasallos o propiedad de un sujeto que presume de ser más habilidoso que los demás. El ser humano ha evolucionado y entiende su rol en el planeta. Su intelecto no es igual que el que tenían los seres humanos hace 200 años. Hoy estamos sintonizados con los avances tecnológicos e intelectuales.

 

QUÉ LEE GARDEAZABAL
Reseña de la novela póstuma de García Márquez E
ditada por Random House

 


Gustavo Alvarez Gardeazábal

Audio:

https://www.youtube.com/watch?v=W3WTOjQsteE

Es probable que cuando García Márquez hizo las últimas correcciones al texto de EN AGOSTO NOS VEMOS no existiera la Inteligencia Artificial ni que Cristóbal Pera, el encargado de maquillarla 10 años después de muerto, supiera tanto de la prosa garciamarquina.

No importa. Rehacer un libro que el autor no dejó terminado es difícil y uno de nuestro premio Nobel mucho más. Pero resulta tan delicioso leer esta novela de poco vuelo y saberse de nuevo cargado en la hamaca insostenible de su prosa, que los detalles del parto literario se olvidan.

Bien lo dicen sus dos hijos en el prólogo que hacen para advertir que fue la batalla final contra el alzheimer la verdadera razón para no haberla terminado.

Y lo reafirma, de otra manera, su restaurador, el señor Pera, cuando, dice textualmente en el epílogo y explica simplemente como lo rearmó: “mi trabajo consiste en hacerlo más fuerte de lo que ya está en la página”. Pero como desde el primer renglón hasta el último se palpa la habilidad del narrador.

Como la fascinación por el adjetivo exacto enriquece al lector. Y cómo se llega hasta a oler el inconfundible gesto de la mujer casada, casi cincuentona, que repite religiosamente año tras año la visita a la tumba de la madre en una isla, convirtiendo el viaje en un acto de rebelión sexual contra el buen músico de su marido.

También deja intuir, en detrimento de la tensión, que acude no a ponerle flores a la tumba sino a levantarse la bata y aventurarse con hombre distinto en cada viaje. Pero como solo es por una noche, uno sabe muy bien que es una novela de García Márquez, costeño machista pero temeroso de Mercedes Barcha su esposa de toda la vida.

Tal vez no se trate de una obra maestra y quizás los expertos críticos del macondiano hasta la pongan en la lista de las obras menores de un autor tan prolífico. Pero da tanta satisfacción encontrar el manejo magistral de la descripción y la solvencia al llevar la trama por entre los vericuetos de una misma tensión repetida, que cuando se termina la novela, se cierra el libro y no provoca leer el epílogo de Cristóbal Pera para no caer en la tentación de comprobar la maestría de las correcciones que alcanzó a hacerle GGM al margen y que se desparraman en las cuatro páginas facsimilares del borrador original.

Un libro para pensar en la eternidad del texto literario y en el gozo fugaz del sexo pactado con el calendario.

El Porce, marzo 10 del 2024

 

Director
Zahur Klemath Zapata

Gerente
Laurie Agront

Gerente Operativo
Alba Lucia Arenas V.


Editor

Felipe Castro

 

   

Diagramación
María  Molina

 

Soporte Tecnológico
Aurooj Ali Khan

Nadeem Khan

Jawaad Malik

 

Colaboradores

Jotamario Arbeláez
Gustavo Álvarez Gardeazábal

 

 
Edgar Cabezas

Gongpa Rabsel Rinpoché

Guillermo Navarrete Hernández
Iván Pulido

Teresa Pardo

Agustin Perozo
CONTACTO
Tel. (57) 606-348 6207
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