EDITORIAL
Es momento de
pluralizar a Colombia
¡Bogotá no es Colombia! Bogotá, ni ninguna de las otras capitales
son en sí más importantes que los municipios, ciudades o veredas.
Desde el imparcial hemos podido evidenciar la absurda
desarticulación entre los departamentos y con ello de municipios,
llevando incluso a nuestra nacionalidad a padecer una extraña
metamorfosis, una en donde se es imposible reconocer como un
colombiano, en la medida que desconocemos toda la mayoría de sucesos
que se dan fuera de nuestra ciudad de residencia, llevándonos a
identificar como un bogotano, antioqueño, barranquillero etc…
Siempre sólo una identidad, nunca varias, siempre desconociendo,
sólo suponiendo el resto. Es por esta razón que, como periódico, El
Periódico El Imparcial ha decidido funcionar como un puente, que
informe, identifique, expanda y manifieste la pluralidad que tiene
nuestro país tanto en Política, cultura, tecnología, las muchas
problemáticas y sucesos que pueden llegar a tener nuestro país.
Sin embargo, intentar exponer la pluralidad de nuestro país desde la
perspectiva de un capitalino, nos resulta totalmente hilarante, se
nos es imposible lograr llegar hasta cada región por nosotros
mismos, es por esto que el Periódico El Imparcial decide abrir sus
puertas hacia todos los reporteros, columnistas, etc… que busquen
mostrar sus perspectivas, o los sucesos de sus ciudades donde
residen. De esta manera nuestro periódico se convertirá en el
periódico de las regiones, un periódico que busque mostrar las
múltiples perspectivas, acciones, obras y noticias que suceden en
nuestro país a diario. De esta manera, El Periódico El Imparcial
podrá mostrar la forma más clara del periodismo: mantener informados
a sus lectores, en nuestro caso informar sobre Colombia haciendo
hincapié en cada una de sus regiones, para así reconocernos, no por
regiones, sino como colombianos.
Para aquellos que encuentren de esta editorial un motivador para
mostrar su quehacer periodístico pueden informarse con mayor
claridad escribiendo al correo electrónico:
noticiaselimparcial@gmail.com
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El sentido
del voto en blanco y la abstención
Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
El derecho al voto
universal es una acción que nace después de 1789 para elegir
presidentes o cabezas de gobierno en un territorio o nación. Este
derecho se adquiere después de la revolución francesa y se instaura
como una democracia. Este derecho permite a los candidatos negociar
con la oposición y llegar a acuerdos según la popularidad con quien
va a negociar el voto amarrado. Amarrado era porque quienes lo
tenían eran los terratenientes, que obligaban a votar a su gente por
el candidato con el cual habían negociado esos votos.
En la actualidad esta figura ha cambiado un poco, pero se mantiene
en su principio. Hoy los votos se venden al igual que las curules,
ese negociado queda no entre los votantes sino en los elegidos y los
contratistas.
La sociedad nunca elige a un político, a este lo elige una minoría
que hace parte del juego burocrático y los que serán los empleados
del establecimiento y la camarilla de quienes apoyan al candidato y
sus amigos. Una gran mayoría de ciudadanos no votan porque no hacen
parte del juego político. Son los observadores, los dolientes y los
que al final con el resto pagan lo que los políticos consumen.
La abstención representa más del 40% del electorado y otro
porcentaje de votos nulos. En unas elecciones normales el 39%
representa el número de votantes reales, que son los que eligen al
candidato.
No es sino revisar históricamente las elecciones para encontrar
estos datos.
En las elecciones pasadas para presidente de Estados Unidos Joe
Biden obtuvo la mayor votación en la historia del país. No votaron
por él votaron en contra del adversario por el temor de que este
llegara a la presidencia por segunda vez. Y esto mismo va a suceder
en las próximas elecciones.
Si el electorado
votara en blanco porque considera que los candidatos no representan
los ideales de la sociedad en general, todo cambiaría y la
democracia como tal desaparecería porque entrarían en juego los
intereses reales de la sociedad.
Pero si hay
abstención y votos nulos, esto lo que hace es crear un vacío en las
elecciones donde solo existen los votos de los que votaron, y el
resto de la población no existe.
Al no existir esta población ellos no tienen derechos
constitucionales y el poder queda en manos de los elegidos para
decidir lo que a ellos les venga en ganas. Por eso es importante
votar. Pero entre votar mal, no votar y hacer que no le importa la
política, es aquí donde cae en las manos de la corrupción y los
ventajosos en el sistema político.
Ahora existe otra alternativa y que la gente no le pone atención
porque no están involucrados en la vida política, que es muy normal
en mucha gente. Esta alternativa es el voto en blanco. Si lo ejerce,
se está representando ante el establecimiento y diciendo que no está
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acuerdo con los
candidatos o que no llenan sus ideales, o que son incompetentes para el cargo
que aspira etc. Esto es válido.
Con el voto en blanco se está
haciendo contar y a su vez está expresando su derecho constitucional. De esta
forma castiga a toda esa politiquería que se viene haciendo.
A PETRO NO LE GUSTA NADA
Crónica # 846
Gustavo Alvarez Gardeazábal
AUDIO:
https://www.youtube.com/watch?v=dioJ3Db6bnY
Una de las razones para predicar el cambio es que algo no guste. En
el caso del presidente de Colombia parece que ha tenido por años un
acumulado de cosas que no le gustan y todas ellas juntas lo han
impulsado a pregonar el cambio.
Cualquiera entiende que cuando a un marido no le gusta más su mujer
busque cambiarla o que a una señora no le gusta más el sofá y lo
regale, pero que a un presidente de la república no le guste casi
nada, nos la pone cuellona.
A Petro, que yo recuerde, no le gusta el petróleo, tampoco le gustan
las EPS ni RCN ni Caracol, ni los propietarios de fincas o de
empresas. Menos parecen gustarle los antioqueños o los Char o los
ingenios azucareros.
No le gustaron la mayoría de generales y parece no gustarle el Esmad
y acaso ni la Policía. No le gusta el carbón ni los alumbradores
prestadores del servicio del alumbrado público.
No le gustaron los Panamericanos en Barranquilla y los dejó perder.
Por supuesto y lo hemos comprobado más de una vez, no le gusta
cumplir citas y casi siempre llega tarde por lo que sospechamos que
no le gusta madrugar.
Pero esta semana se ha trepado de nuevo en su pedestal desde donde
le predica al país entero lo que no le gusta y, aplaudido por los
paranoicos que ahora la rodean empanicados de que si sigue así lo
van a revocar, desde allá le ha replicado al alcalde Galán y a los
bogotanos que no le gusta el metro elevado.
Y como para que todos los colombianos entremos en razón y pensemos
que camino coger en el futuro, se fue a Cali, patrocinó el trasteo
de una minga indígena desde el Cauca y al pie del monumento
levantado como símbolo cuando el estallido social en Puerto Rellena,
le dijo a toda Colombia que no le gusta la Constitución vigente.
Nos resultó aburridor el señor presidente. No le gusta nada. No le
sirve nada.
¿Entonces?
El porce, marzo 21 del 2024
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