Formación en tecnología, una
oportunidad para las mujeres afro
Una biografía de Martin Luther King le permitió a Érika Palacio,
cofundadora de Flor Púrpura, tejer un proyecto de vida cultural en
Medellín.
Haber nacido y crecido en la Comuna 13 de Medellín en los años en
los que la violencia se paseaba por sus calles, los disparos se
cruzaban de esquina a esquina, los niños debían de parar sus juegos
y correr a buscar en dónde esconderse y los adultos tenían miedo de
salir de sus casas, a Érika Palacio solo la ayudó a fortalecer su
sueño: estudiar Trabajo Social.
Liderazgo por convicción
A ella, una biografía del líder Martin Luther King le cambió la
vida, pues le ayudó a generar las respuestas a los interrogantes que
se había formulado a lo largo de su infancia y que tenían que ver
con su color de piel y los entornos violentos en los que se
desarrollaba su vida.
“Un día encontré un
libro con la biografía de Martin Luther King y desde allí comencé a
generar otro tipo de conciencia relacionada con ser una persona
afrodescendiente
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y a entender por qué las
discriminaciones que vivía en mi colegio, por el color del cabello o por qué me
decían negra chocoana”, narra Érika a propósito de sus años juveniles.
La combinación de esas adversidades, sumadas a las condiciones sociales por las
que pasaba Medellín en aquellos años, le fortalecieron el ánimo por acercarse a
su sueño de estudiar Trabajo Social y así fue como se presentó a la Universidad
de Antioquia, donde pudo pasar y hacer realidad su carrera universitaria, en la
que se encontró también, como un juego del destino, con las becas Martin Luther
King, que además del aprendizaje del inglés, tienen un componente que les
permite a los estudiantes viajar a varios países del mundo.
Academia diversa
Pero para esta mujer, una carrera universitaria o poder hablar otro idioma no
era suficiente. Así fue como llego a DALE, un programa de Manos Visibles
enfocado en desarrollo autónomo y liderazgo visible, dirigido a mujeres líderes
de Medellín. “Esto marcó para mí un punto de partida en mi formación en
liderazgo, no tanto desde lo personal, sino orientado para dar y lograr
transformaciones en los otros y en mis entornos”, comenta Érika, quien es una de
las fundadoras de la Corporación Flor Púrpura.
“Terminando mi carrera de Trabajo Social, de cursar la beca MLK y el programa
DALE, me postulé para cursar una maestría en Gobierno
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y Políticas Públicas en Eafit con el programa
Poder Pacífico de Manos Visibles. Allí mi tesis de grado la hice sobre la
invisibilidad política de las mujeres afrodescendientes en la ciudad de Medellín
a partir de las políticas públicas y de igualdad de género del gobierno de la
ciudad en aquel entonces”, añade esta mujer, quien a través de Flor Púrpura hace
parte de la iniciativa Naidí Girls, que busca formar en tecnología a niñas y
jóvenes afro e indígenas de la capital de Antioquia.
Naidí Girls es uno de los programas
de la
estrategia Valle del Naidí, que
busca construir equidad tecnológica en el Pacífico colombiano y su diáspora en
centros urbanos a través de liderazgos de vanguardia. Esta estrategia en cuatro
años de implementación ha logrado formar 1.400 niños, niñas y adolescentes en
robótica, domótica, programación y habilidades de poder.
Flor Púrpura
Érika desde muy temprano sintió la certeza de que debía tener una organización
que le permitiera llevar a cabo su trabajo de manera autónoma y teniendo la
capacidad de decidir qué hacer y cuándo hacer. Es así como nace la Corporación
Flor Púrpura.
“Con el desarrollo de mi tesis acerca de la problemática de las mujeres afro en
Medellín, revivo la idea que siempre tuve de crear una fundación y así fue como
esta ruta me llevó a la creación de Flor Púrpura, primero compartiendo la idea
con una amiga, después con la llegada de otras personas y después con el apoyo
de Manos Visibles en el fortalecimiento del proyecto, que hoy en día ha
impactado a más de 250 niñas que han hecho parte de la iniciativa”, afirma.
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