¿Puede el derecho a la libertad de
expresión salvar a TikTok de la prohibición en EE UU?
Este miércoles, el presidente Joe Biden firmó una ley que prohibiría
efectivamente TikTok si la compañía no se desvincula de ByteDance,
su propietario chino, en los próximos 12 meses. Pero la ley, que se
aprobó a toda velocidad en la Cámara de Representantes y el Senado,
podría enfrentarse a una importante batalla en los tribunales de
Estados Unidos por violar potencialmente los derechos de la Primera
Enmienda tanto de la empresa como de sus usuarios.
En un comunicado, un representante de TikTok manifestó que “esta ley
inconstitucional es una prohibición de TikTok, y la impugnaremos
ante los tribunales. Los hechos y la ley están claramente de nuestro
lado, y al final prevaleceremos”.
¿Qué tiene que ver la Primera Enmienda con TikTok?
TikTok ha argumentado que los intentos anteriores de prohibir la
aplicación infringían la Primera Enmienda. El año pasado, el estado
de Montana aprobó un veto a TikTok que fue frenado por un juez
federal antes de que entrara en vigor. Donald Molloy, juez de
distrito de Estados Unidos, escribió que la red social “había
demostrado la probabilidad de un daño irreparable” si se promulgaba
la prohibición, tanto para los derechos de la Primera Enmienda de
sus usuarios como para la capacidad de los creadores de ganar
dinero.
Algunos expertos aseguran que el gobierno federal corre el riesgo de
caer en algunas de estas mismas trampas.
“Suponiendo la combinación de que la desinversión no se lleve a cabo
y la aplicación se prohíba realmente, eso significa que los
estadounidenses que deseen acceder a ella no podrán hacerlo”,
comenta a WIRED Nadine Farid Johnson, directora de políticas del
Knight Institute. Prohibir directamente la app sería ir demasiado
lejos, afirma Johnson, y “no constituiría una respuesta ajustada que
se dirija a los vendedores”.
“En todos los casos, considero que esta legislación está destinada a
fracasar porque impone restricciones a la expresión más allá
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de lo necesario”, señala Jenna
Leventoff, asesora política senior de la Unión Estadounidense por las Libertades
Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés).
Si TikTok o sus creadores demandaran al gobierno por violar la Primera Enmienda,
los expertos están convencidos de que tendrían argumentos sólidos. John Morris,
director de la Internet Society, sostiene que el caso de Montana y uno
presentado en 2020 por los usuarios de WeChat a raíz de una orden ejecutiva de
la administración Trump para prohibir la aplicación de chat china ofrecen un
modelo de la forma en que los tribunales considerarían el conflicto legal de
TikTok.
“En ese caso, lo que parecía relevante para el tribunal era el hecho de que
WeChat era una plataforma fundamental para las comunicaciones de los usuarios, y
realmente no tenían una buena alternativa”, resalta Morris. “Si nos fijamos en
TikTok, muchos de sus usuarios también emplean predominantemente esa plataforma
para interactuar con otras personas”.
En ambas situaciones, el de WeChat y el de Montana, tanto las empresas como sus
usuarios fueron parte en el caso, lo que significa que tanto los “hablantes”
como los “oyentes” alegaban que se había violado su libertad de expresión.
TikTok lleva varios años en el punto de mira de la normativa estadounidense
debido a la preocupación por la vigilancia del Gobierno de China. En 2020, el
expresidente Donald Trump emitió una orden ejecutiva para vetar la app,
calificándola de amenaza para “la seguridad nacional, la política exterior y la
economía de Estados Unidos”. En 2023, el senador demócrata Mark Warner presentó
la Ley de Restricción, que permitiría a la oficina del secretario de comercio
revisar y prohibir determinadas aplicaciones. Los legisladores han expresado su
preocupación porque TikTok pudiera estar espiando a sus usuarios estadounidenses
en nombre del gobierno chino, debido a una legislación que faculta al mismo a
obligar a empresas, organizaciones y particulares a colaborar con el Estado en
asuntos de inteligencia nacional.
Hannah Bloch-Wehba, profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad de
Texas A&M, destaca que la ley sigue teniendo claras repercusiones para la
Primera Enmienda. La orden de vender “no es un área que veamos habitualmente
litigar directamente en muchos casos de libertad de expresión”, subraya. “Los
modos tradicionales de pensar sobre cómo categorizamos los distintos tipos de
regulaciones de la libertad de expresión no se
adaptan muy bien a las circunstancias
similares a las de TikTok”.
Pero Bloch-Wehba apunta que los tribunales
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a veces se vuelven más
indulgentes en situaciones de seguridad
nacional, que ha sido una de las
principales preocupaciones de los miembros del Congreso, aunque los legisladores
no han citado ningún caso hasta ahora desconocido en el que la aplicación
supusiera una amenaza.
“Esta rápida medida, desencadenada al parecer por reuniones informativas a
puerta cerrada de la administración Biden sobre supuestas amenazas a la
seguridad nacional, no solo priva a la población de su derecho a presionar
eficazmente a sus representantes, sino que también otorga potencialmente un
peligroso poder a futuros presidentes para prohibir aplicaciones de redes
sociales con base en criterios poco claros”, observa Willmary Escoto, asesora de
política estadounidense de la organización de derechos digitales sin fines de
lucro Access Now.
La prohibición de la libertad de expresión, más allá de TikTok
Además de los problemas relacionados con la libertad de expresión, una
desinversión puede contravenir las leyes antimonopolio. Las gigantes
tecnológicas con sede en Estados Unidos ya se han enfrentado al escrutinio por
el poder que ejercen sobre la industria. Recientemente, TikTok se ha convertido
en una de las mayores amenazas para Meta y Google. Estos son algunos de los
tipos de empresas que incluso podrían afrontar una venta de este tipo.
Los expertos también opinan que, a pesar del plazo establecido para la
desinversión, la ley equivale a una prohibición total. El Gobierno de China, que
tendría que aprobar la venta porque el algoritmo de recomendación de contenidos
de la plataforma figura en la lista de control de exportaciones del país, ha
indicado que no la autorizaría. “ByteDance ha revelado que no tiene intención de
vender”, destaca Kate Ruane, directora del Center for Democracy and Technology’s
Free Expression Project. “Y como resultado, independientemente del tiempo que
les des para desinvertir, si no quieren vender, entonces formalmente esto
acabará siendo una prohibición”.
Pero quizá lo más importante, según algunos expertos, es que la ley inspiraría a
otros gobiernos a restringir o prohibir plataformas, sofocando así la libertad
de expresión en todo el mundo, no solo en Estados Unidos.
“Resultaría contraproducente de un modo verdaderamente desafortunado, sobre todo
en el contexto actual de democracia en todo el mundo”, puntualiza Johnson.
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