Armamentismo mundial sigue
disparado
Conflictos y tensiones elevaron gasto bélico en 2003, marcando
récord. Voluntad política sostenida para seguridad y defensa.
Las regiones pueden ser tan variadas como representativas de varios
continentes: las calles de villas marginales en Latinoamérica, las
atrocidades en Nagorno Karabaj, Azerbaijan; o bien las tragedias
incesantes, en directo, de Gaza; o qué decir del sangriento
enfrentamiento en Ucrania. Muchos lugares, pero varios factores
comunes que van conformando un modelo basado en el mercadeo de la
muerte: el armamentismo galopante en el mundo.
Es difícil contar con cifras exactas y actualizadas, pero se estima
que son tres los negocios que mueven estratosféricas rentas en los
mercados mundiales: (i) trata de personas; (ii) narcotráfico; y (iii)
armamentismo. No es de considerar si los procesos son legales o no,
se trata de la mercantilización de casi todo en esta tercera década
del Siglo XXI que nos ha correspondido vivir.
Producción, distribución y consumo de armas, equipos bélicos y
municiones, fenómenos que se relacionan con la dinámica de circuitos
productivos que desembocan en creación de
empleo. Se trata de
condicionantes relacionadas con lo económico: el keynesianismo
militar, bastante en boga en la recuperación que significó para
algunos países el trágico enfrentamiento de la II Guerra Mundial;
con casi 50 millones de muertos.
Ahora, a las puertas del verano boreal de
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2024 y de conformidad con cifras dadas
a conocer por el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (IIEP),
los datos -actualizados a 2023- muestran un preocupante auge del armamentismo.
Los factores que le sirven de viento en popa son varios; entre ellos destacan la
conformación de áreas de geopolítica actualizada, tensiones regionales y
búsqueda de mayor poderío militar y territorial teniendo diversos fines:
mercados, recursos estratégicos, vías de acceso, facilidades logísticas.
Estas dinámicas se manifiestan en el gasto militar. En este sentido, las cinco
potencias que más destacan en su gasto bélico son: Estados Unidos, China, India,
Rusia y Reino Unido.
En Estados Unidos, el gasto del armamentismo ascendería de manera agregada, a
unos 850,000 millones de dólares -un ritmo de gasto de más de 90 millones de US$
por hora-. Ese monto representaría un 37% del total de presupuesto bélico
mundial.
China e India, como potencias emergentes, pertenecientes al grupo BRICS- Brasil,
Rusia, India, China y Sudáfrica- gastan 296 mil y 77 mil millones de dólares
respectivamente en armamento. Véase que estos montos no llegan ni a la mitad del
gasto en este renglón que lleva a cabo Estados Unidos.
Rusia, en medio de sus dificultades económicas y de la guerra con Ucrania -y
quizá debido a eso también- muestra un presupuesto militar de 66 mil millones de
US$. Reino Unido completa el grupo de cinco potencias militares con 59 mil
millones de US$.
Es evidente: para esto de la matanza nuestra, del tema de seguridad, hay
voluntad política sostenida, hay recursos cuantiosos que se destinan a fuerzas
de defensa. Situación que evidentemente contrasta con otros requerimientos.
No hay ni por asomo tantos
recursos para tres finalidades estratégicas estrechamente relacionadas con el
bienestar sostenible: (I) alimentación -unos 800 millones de personas sufren de
desnutrición y hambre; (II) salud; y (III) educación. Se estima, relacionado con
esto, que unas 50,000 personas mueren diariamente -19,000 de ellas niños menores
de 5 años- de enfermedades de
fácil tratamiento tales como afecciones estomacales y problemas respiratorios.
En el caso de la gran región de América Latina y el Caribe, la misma no figura
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entre los grandes
actores del gasto militar mundial. Pero no por ello el gasto de armamento es
menor cuando se compara con la población o con la producción de este sub-continente.
Son cinco los países latinoamericanos que tienen mayor gasto absoluto en función
del armamentismo -tal y como es de esperarse estos números se correlacionan con
el tamaño de sus economías-. Los países latinoamericanos más importantes al
respecto son: Brasil, México, Colombia, Chile y Perú. En este grupo es de
resaltar a México, país que enfrenta los grandes problemas del narcotráfico y
del trasiego de armas que llegan mayoritariamente del norte.
Respectivamente en lo que se refiere a Brasil, México, Colombia, Chile y Perú,
se reporta que los gastos militares son: 30, 12, 10, 5 y 3 mil millones de US$,
respectivamente. Argentina es la tercera economía, según tamaño de su producto
interno bruto (PIB) y gasta en armas un total de 2 mil millones de dólares.
Por lo general no son capacidades instaladas de los gobiernos las que
directamente se involucran en el uso de jugosos dineros públicos en estos
negocios. Son empresas mixtas o privadas quienes operan al respecto, sin que
para ello -es lo usual- existan severos controles de ejecución operativa. Las
cinco empresas de armamentismo más importantes en el mundo son: Lockheed Martin
(Estados Unidos, EEUU), Boeing (EEUU), Raytheon Technologies (EEUU), Almaz Antey
(Rusia) y Aerospace Science & Technology Corp. (China).
Quizá sea la validación del mito de la racionalidad humana. Estamos fallando
respecto a la sostenibilidad del bienestar y desarrollo humano en varios
aspectos: la racional utilización de recursos naturales -lo que está
correlacionado con la preservación de nuestra propia especie- y lo más
preocupante, la matanza directa entre nosotros.
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