Pereira, Colombia - Edición: 13.265-845

Fecha: Jueves 23-05-2024

 

 TECNOLOGÍA

 

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El silencioso asesino: El carbono negro y su impacto climático




Mientras vastas extensiones de Canadá arden una vez más, ciudades y miles de personas se ven amenazadas y obligadas a evacuar. Los denominados "incendios zombis", aquellos que nunca se extinguieron completamente el año pasado, resurgen ahora, alimentando nuevos incendios y emitiendo una bruma cargada de un contaminante menos conocido pero mortal: el carbono negro. En mayo, las emisiones mensuales de estos incendios superaron las 15 megatoneladas, un aumento significativo respecto a años anteriores.

El carbono negro está compuesto por diminutas partículas producidas por la quema incompleta de combustibles, ya sean árboles, suelos canadienses o combustibles domésticos como madera, carbón vegetal o mineral. "El problema es que no se queman de manera eficiente", explica Yusuf Jameel, investigador en Project Drawdown, una organización dedicada a las soluciones climáticas. Esta ineficiencia genera muchas partículas y gases tóxicos, con graves consecuencias para la salud y el clima.

En hogares de países en vías de desarrollo que utilizan estufas de leña, la calidad del aire puede ser catastrófica, causando problemas cardíacos, respiratorios y cáncer. El carbono negro, cuando proviene de incendios forestales en el Ártico, oscurece el hielo y la nieve, acelerando su derretimiento drásticamente. "Es un gran problema de salud y climático", comenta Jameel, "pero rara vez se menciona en las discusiones sobre soluciones climáticas".



El CO2 y el metano acaparan la atención como los principales gases de efecto
  invernadero, y con razón: es crucial reducir sus emisiones para frenar el cambio climático. Sin embargo, descuidamos las formas de reducir el carbono negro, una sustancia con efectos climáticos significativos. Las nubes de humo de los incendios forestales, por ejemplo, absorben la energía del Sol y calientan la atmósfera. Aunque el carbono negro tiene una vida corta en la atmósfera, su impacto es devastador, especialmente en regiones frías donde acelera el derretimiento de hielo y nieve.

La vida corta del carbono negro es una ventaja atmosférica, pero un desastre para el Ártico. Normalmente, el hielo y la nieve

 

 

 

reflejan la energía solar al espacio, pero al ser cubiertos por carbono negro, absorben el calor. "Es asombroso cómo estas partículas pueden absorber la luz solar y calentar el hielo", dice Brenda Ekwurzel, directora de excelencia científica de la Union of Concerned Scientists. El derretimiento del hielo revela superficies más oscuras que absorben aún más calor, acelerando el calentamiento regional y global.

Este fenómeno crea un bucle de retroalimentación: el calentamiento global intensifica los incendios forestales en latitudes altas, lo que a su vez libera más carbono negro y CO2, exacerbando el calentamiento. Los incendios forestales del Ártico no solo emiten grandes cantidades de CO2, sino que también depositan carbono negro en la nieve y el hielo, acelerando su derretimiento. La desaparición del hielo marino, a su vez, facilita la navegación, lo que aumenta la quema de combustibles fósiles y la emisión de carbono negro.



Para mitigar estos impactos, es crucial adoptar medidas preventivas contra los incendios forestales. En áreas habitadas, enterrar líneas eléctricas puede reducir el riesgo de incendios, aunque con costos significativos. Además, las prácticas indígenas, como las quemas controladas, pueden ayudar a manejar el paisaje y reducir la acumulación de combustibles. "Las quemas controladas permiten manejar el fuego de manera segura y evitar grandes incendios", dice Brendan Rogers, investigador en el Centro Woodwell de Investigación Climática.

En cuanto al carbono negro producido directamente por actividades humanas, se pueden implementar soluciones más efectivas. Una fuente importante de carbono
negro son los combustibles poco limpios para cocinar, especialmente en India, China y África subsahariana. Transitar a combustibles fósiles menos contaminantes como el gas licuado de petróleo puede ser una solución intermedia, aunque el objetivo final debe ser la electrificación o el uso de dispositivos solares para cocinar. "La cocina limpia debe ser una prioridad", subraya Jameel. El Banco Mundial estima que se necesitan 10,000 millones de dólares anuales para financiar soluciones de cocina limpia, pero la financiación actual es insuficiente.
 

Otras fuentes significativas de carbono negro incluyen las industrias pesadas y el transporte. La descarbonización de la economía no solo reducirá las emisiones de gases de efecto invernadero, sino también de carbono negro, mejorando la salud pública. Al reducir las temperaturas globales, se evitará la intensificación de los incendios forestales y la liberación de más carbono negro en el Ártico.

El cambio climático es el motor detrás de estos fenómenos, y la reducción de combustibles fósiles debe

 

 

 


ser la principal solución. Además de mitigar el calentamiento global, estas medidas reducirán la frecuencia e intensidad de los incendios forestales y su contribución al cambio climático a través del carbono negro. A medida que el planeta se calienta, los incendios forestales en latitudes altas son cada vez más frecuentes y devastadores. Los modelos climáticos predicen que los rayos en el Ártico podrían duplicarse para finales de siglo, proporcionando más fuentes de ignición para incendios. Estos incendios generan nubes de humo que viajan grandes distancias, provocando nuevos incendios y emitiendo más carbono negro.
 


Los incendios forestales del Ártico son una fuente significativa de CO2, agravando el calentamiento global. El carbono negro que se deposita en la nieve y el hielo del Ártico acelera su derretimiento, creando un ciclo de calentamiento y derretimiento. La desaparición del hielo marino no solo facilita la navegación, sino que también aumenta la emisión de carbono negro por la quema de combustibles fósiles en los barcos.

Para enfrentar este desafío, es esencial adoptar estrategias de prevención y mitigación. Enterrar líneas eléctricas y realizar quemas controladas son medidas importantes para reducir el riesgo de incendios. Además, es crucial mejorar las tecnologías de cocina en países en desarrollo, promoviendo el uso de combustibles más limpios y tecnologías de cocina solar.

La descarbonización de la economía es fundamental para reducir las emisiones de carbono negro y mejorar la salud pública. Al reducir las temperaturas globales, se evitará la intensificación de los incendios forestales y la liberación de más carbono negro en el Ártico. La reducción de combustibles fósiles debe ser la prioridad para mitigar el cambio climático y sus efectos devastadores.



En resumen, el carbono negro es un contaminante menos conocido pero altamente perjudicial. Sus efectos sobre la salud y el clima son significativos, y es crucial adoptar medidas para reducir sus emisiones. La descarbonización de la economía y la implementación de tecnologías de cocina limpias son pasos fundamentales para enfrentar este desafío. La reducción de combustibles fósiles debe ser la prioridad para mitigar el cambio climático y sus efectos devastadores. Con una acción coordinada y efectiva, podemos reducir el impacto del carbono negro y proteger nuestro planeta para las futuras generaciones.

 

 

  

 

 

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