Fundado el 9 julio de 1948 -

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

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EDITORIAL

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.267-847

Fecha: Domingo 26-05-2024

 

EDITORIAL

 

 

Colores plagiados


La vida no es sencilla. Incontables veces la vida y el períodico el Imparcial ha mostrado que la vida no es fácil y mucho menos en un país como Colombia, país en donde las necesidades básicas como la alimentación, la seguridad y la salud son temas que simplemente son difíciles de alcanzar, siempre tiene que existir un esfuerzo sobrehumano para obtener una pisca de alguna de estas necesidades, no es romantizar la búsqueda de regular una necesidad, es controlarla, es hablar más allá de lo bueno y lo malo, es percibir el mundo tal cual es, en blanco y negro. Pero, nuestros ojos son los que nutren de colores, intensidades todo aquello que percibimos, nuestros oídos encuentran el sentido en las palabras, nuestra lengua aquello que queremos decir y el tacto nos materializa aquello que luchamos por conseguir.

La vida no es sencilla, más no porque exista un nivel de complejidad en el mundo, sino porque la realidad no tiene ninguna connotación, el mundo no nos debe nada, ni mucho menos nosotros le debemos a él, de allí la posibilidad de salirnos de cualquier imposición que la estructura nos impone se convierte en la posibilidad de ser libres, y en esa libertad, en esa nada, es donde nuestra mente hace que nuestros sentidos perciban y sientan lo que ellos desean, sin categorías de bueno o malo universales, tan solo acontecimientos que acontecen a este cuerpo y le preguntan a dónde quieren ir con ellos.

Es de esta manera como la vida cobra más valor, ya que el valor es lo que colocamos nosotros, los puntos o las comas que decidimos colocar en esta gran novela llamada vida, son la decisiones que generan bifurcaciones o solo nos dejan en un camino desalmado de lo que el mundo nos dice que debemos ser.

En conclusión, para enfrentarnos a este mundo, a este país, primero debemos entender sus colores, para así y sólo así, comenzar a mancharlo con los nuestros. De ser esto posible, los discursos políticos caerán por su propio peso, pues ya no habrá ideales que seguir, sino realidades que alcanzar desde lo que tenemos, los paraísos litúrgicos se incendiarán y darán calor a aquellos que lo necesiten, el orgullo y el ego, será un acto hilarante, y la empatía y el amor serán un acto de respeto y valentía.

Una vez regulados los valores de la vida, la realidad aparecerá como el gran Jabberwock, para descomponer cualquier tipo de sentido, obligando así al sujeto a construir paso a paso, de forma real aquello que desea ver con sus ojos, pero, con la claridad, que talvez no pueda alcanzarlo, pero sí sentar las bases de lo que él reconoció en sí mismo como la libertad.

 

 

 

 

Un gobierno folclórico en un mundo de estadistas

Por: Zahur Klemath Zapata

zapatazahurk@gmail.com  

 

Las cosas se parecen a quién le pertenece y esto hace que las personas distingan a su dueño. Cada marca es un sello particular y esto abre mercado en cualquier sitio donde ponga el producto. Con este derrotero podemos ver y distinguir miles de marcas y millones de consumidores e imitadores.

En el mundo político ocurre el mismo fenómeno y esto ha hecho que personajes a través de la historia hayan marcado su momento histórico por lo que hicieron. Hoy los estudiamos y nos sirven como luz para no cometer sus errores, porque cada uno tiene su propia historia que no se repite.

El ser humano ha creado imágenes de seres sin iguales que veneran para así apartar esos malos momentos de la vida y dejar un espacio de esperanza y no permanecer aislado e incrédulo a los nuevos avatares que se van a suceder con la llegada de nuevas generación de seres humanos.

Colombia no ha sido una sociedad compacta y está muy lejos de serla porque no la han dejado madurar por la falta de maestros con tal disciplina. Ha estado en manos de amateurs y quienes dirigen el Estado no tienen conocimiento de cómo dirigir un Estado para que sea próspero y cimentado hacia una nación con visión del presente y el futuro.

El gobierno de Colombia es folclórico y se ajusta a su gran mayoría de ciudadanos porque ven en ellos que los representan y han sido parte de esa rumba alegre que la gran mayoría lleva por dentro. Colombia no es un país flemático ni disciplinado, es una nación donde todo se hace por esa intuición que creen traer porque se le ha dicho que colombiano no se vara y es un verraco para hacerlo todo.

Cuando analizamos a la gente desde otra perspectiva la encontramos muy inmadura, con poco entrenamiento profesional, con intereses fuera de la labor que está desempeñando. Está en el rebusque continuo para poder alcanzar un estándar económico porque no tiene seguridad laboral, porque el Estado maneja un código laboral que afecta tanto al empleador como al empleado. Y no le puede dar las garantías que realmente el ciudadano necesita.

 

Bajo esta dinámica es muy difícil que un presidente pueda administrar un país y elevar su condición de vida actual.

 

Incumplir a las citas hace parte de ese folclor porque ya están acostumbrados a vivir la vida loca de Mark Anthony y todos dan como un hecho porque eso es lo normal. Pero no en un mundo donde la disciplina política es puntual frente a otros mandatarios. Aquí tiene que haber respeto hacia los demás y no presumir que con solo hablar demagógicamente se va a congraciarse con todo el mundo. 

 

 

 

 

QUE LEE GARDEAZABAL
EL FRACASO DE LA NACIÓN

Reseña del libro de Alfonso Múnera
Editado por Planeta

 


Gustavo Alvarez Gardeazábal


Audio: https://www.youtube.com/watch?v=CuAtPHszHC0

Cada vez vamos encontrando más demostraciones de que la historia de Colombia que nos han contado no fue la que sucedió.

El historiador cartagenero Alfonso Múnera, doctorado en la Universidad de Connecticut, ha puesto en circulación la tercera edición de su magno libro EL FRACASO DE LA NACIÓN, publicado en el 2020 y que cada día que pasa se reafirma como la fotografía fiel de la gran mentira que nos contaron sobre el 20 de julio de 1810 y el grito de independencia del 11 de noviembre de Cartagena.

Con acuciosidad sorprendente Múnera demuestra como el enfrentamiento entre los hispanos y criollos de la ciudad amurallada con los enruanados pares de Santa Fé, venía desde siglos atrás. Y con documentos verificadores va ensartando la rencilla entre Bogotá y Cartagena hasta precipitar no solo la rebelión del 20 de julio, hecha a medias tintas y con sonrojo santafereño para no disgustarse con el rey Fernando el séptimo, sino oponiéndose con el grito de independencia de España que los comerciantes criollos cartageneros enfrentaron para separarse definitivamente de la península.

El libro, llevado con maestría profesoral, termina concluyéndole al lector que nosotros no fuimos nación ni en la colonia ni en la independencia y que caímos en la trampa de la Patria Boba porque los de Cartagena siguieron enfrentados a los rolos y los unos se convirtieron en federalistas y los otros en centralistas.

Fuimos y somos una nación fracasada porque o nos dividimos en regiones por las dificultades geográficas o nos polarizamos por los distintos influjos culturales, genéticos y raciales adobados siempre con las interminables guerras o sus simulaciones.

Múnera, modestamente no propone la proyección de su investigación hacia nuestros días, pero quizás en la lectura de este libro esté el germen de la solución por regiones autónomas que debemos asumir para salir del atolladero en donde seguimos cayendo.

Sería una sabia motivación para que quienes nos gobiernan y dirigen lean historia y no especulen con su ignorancia sobre ella para decir bestialidades o reinterpretarla a su amaño haciéndonos dar los tumbos que por estas calendas le van dando al país.

El Porce, mayo 26 del 2024

 

 

Director
Zahur Klemath Zapata

Gerente
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Gerente Operativo
Alba Lucia Arenas V.


Editor

Felipe Castro

 

   

Diagramación
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Soporte Tecnológico
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Nadeem Khan

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Colaboradores

Jotamario Arbeláez
Gustavo Álvarez Gardeazábal

 

 
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Guillermo Navarrete Hernández
Iván Pulido

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