EDITORIAL
El olvido
colombiano
En incontables ocasiones no hemos envuelto en la inagotable
experiencia de vivir sin miedo, de ofrecernos al devenir, para luego
simplemente encontrarnos con la realidad, todavia no estabamos
listos para aquello que le permitimos hacer al devenir con nosotros.
El problema de autodiagnosticarse como insuficiente para una nueva
experiencia no es en esencia la autocrítica, sino, los efectos
colaterales que causamos con nuestras decisiones, tanto como el
dejar entrar la posibilidad, como de detener el fluir del devenir.
Sin embargo, si bien cuando decidimos jugarnos la vida, el tiempo
parece detenerse, todo parece ser la mejor opción en mejor mundo co-posible,
pero; cuando este momento comienza a ser un poco más real es que los
efectos, daños, retortijones y demás manifestaciones que no sentimos
en el éxtasis, se suman manifestándose con múltiples síntomas entre
ellos la imposibilidad para tomar decisiones que vayan en juego con
el momento que permitimos generar, y esto sólo sucede porque no
estábamos preparados para esto.
Un ejemplo de lo anterior podría ser la elección del actual
presidente Gustavo Petro, que en un primer momento se manifestó como
el cambio que deseábamos y este deseo nos llevó a aceptar todo lo
que decía, enajenados de cualquier tipo de razón decidimos darle la
oportunidad de representarnos, para sólo encontrarnos con la
realidad, todavía no estábamos preparados para lo que implicaba
Petro, en otras palabras, no queríamos percibir lo que implican las
palabras de Petro en su praxis. Y es así como en la praxis de la
discursividad de Petro, el colombiano se ha vuelto insuficiente para
entender a qué quiere llegar, entonces, se ofende, y decide actuar
de la peor manera, criticar y criticar la postura que desde un
primer momento deshicimos aceptar.
En esta frustración de no poderle hacer frente al presente que se
nos había ya planteado desde un pasado no muy lejano, el colombiano
decidió desentenderse de su decisión para así sólo esperar que las
cosas pasen sin más.
Esta misma práctica la llevamos cada día en donde nuestra acciones
tomadas en el éxtasis del momento nos impiden considerar las
implicaciones del futuro incurriendo así en general innumerables
daños colaterales que se pudieron haber evitado, para así utilizar
nuestra mejor arma, el olvido, el famoso olvido colombiano.
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El
desempleo una enfermedad con poca asistencia médica
Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
Antes la gente
trabajaba por lo básico, techo, comida y vestimenta, si llegaba algo
más era una bendición. Hablando sobre este tema haríamos tomos sobre
este asunto. Marx habló sobre esto y enredó al mundo con sus teorías
y todavía seguimos enfrentados a sus planteamientos. Lo que sí
sabemos es que hemos evolucionado y estamos un poco más conscientes
sobre nuestras obligaciones y deberes frente a quienes tienen el
poder de manipularlo todo.
Un país no evoluciona así no más, todo es circunstancial con un
grado de orientación y ambición de quienes se integran a esa
sociedad. Hoy por hoy juegan muchos elementos y sobre todo el
conocimiento tecnológico y que se puedan reunir ciertos grupos de
personas con diferentes intereses, pero con una misma dirección.
A los colombianos no los han educado, ellos se han educado a través
de una lucha constante contra una minoría que se ha creído dueña de
todo. Y hoy en día se ha demostrado que así no funcionan las cosas.
Puedo presentar una cantidad de ejemplos que podrían generar
admiración y otro terror. Pero sin esos personajes Colombia no sería
lo que es hoy en día.
Uno de los grandes problemas que tiene el país es el desempleo, el
rebusque, el sobrevivir el día a día y sin un futuro porque el
establecimiento no está interesado en sus gentes. Es más importante
la corrupción y lo torcido porque piensan que así van a resolver sus
problemas personales. Esto lo que genera es una apatía y una pérdida
de valores sobre lo que realmente se puede alcanzar.
El campo está abandonado porque no hay con quien trabajar, hay una
oferta, pero no se puede llenar porque el estado constriñe al
finquero y no le da seguridades para que pueda alcanzar metas
económicas y que la mano de obra sea atractiva para lo que viven las
ciudades.
Si quienes están en la administración pública no revisan y mejoran
las condiciones para que la gente regrese al campo, el problema
existente no va a dar tregua y las ciudades se van a volver pocilgas
donde vivir va a ser toda una odisea.
La comida cada día escasea porque producirla es más costoso que
traerla de países donde el estado se interesa en proteger a sus
gentes y al vender sus productos a quienes no los producen es más
rentable. Las tierras colombianas son aptas para un sinnúmero de
productos que en
otros territorios no sería posible producirlos. Pero aquí está todo
frenado porque quienes están encargados
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en organizar la producción en todos los campos están más interesados en
enriquecerse a sabiendas que esa riqueza jamás va a llenar el espacio donde lo
van a enterrar.
LA BARRA NO LO DEJA ENTRAR
Crónica #
897
Gustavo Alvarez Gardeazábal
Audio:
https://www.youtube.com/watch?v=hn8U_btboDk
A raíz de mi comentario de ayer sobre la presencia inminente del portaaviones
gringo en Buenaventura, me han llovido datos y banderillas hasta divertidas.
La más protuberante es que al buque le va a ser muy difícil entrar a la bahía y
al puerto. El portaaviones tiene 333 metros de largo y 41 metros de manga,
tamaño que solo cabría en los muelles de la Sociedad Portuaria y paralizaría el
cargue y descargue por lo menos por los 5 días que estaría fondeado.
Pero lo más preocupante es que tiene un calado de 11.3 metros y resulta que la
barra que impide la entrada de buques grandes a Buenaventura interrumpe el canal
de acceso en la Bocana a 12 metros por lo que para entrar y salir sin quedarse
bloqueado debe hacerlo con marea alta.
Pero al lado de estos datos me llegan otros paralelos que resaltan. El primero,
que al mismo tiempo que Valora Analitik informa que ante las dificultades
técnicas para traer el gas desde Venezuela, el gobernante insistirá en sacar a
licitación la regasificadora de Buenaventura y el pequeño tramo del gasoducto a
Yumbo, unos privados recibieron de la prestigiosa firma Black & Veatch, líder
global en soluciones de infraestructura para gas licuado, un estudio de
factibilidad técnica y económica para medírsele al negocio sin pedir la venia a
la poderosa Promigas y su dueño.
El segundo, que la gobernadora del Valle confía que en breve les entreguen el
estudio de costos del derrumbe de la barra de la Bocana y profundizar así el
canal de ingreso a la bahía.
Y el tercero, sin fuente oficial, que ya dizque se saben dos hipótesis sobre los
mariners que llegaron a Juanchaco cuando Gaviria era presidente. Una, que
vinieron a realizar unos estudios de mineralogía en el área y unas pruebas de
sismicidad y otra, que vinieron a instalar unos sonares para pillar los
minisubmarinos que los traquetos de entonces ya comenzaban a usar para sacar la
droga.
Lo que haya sido que sea. El cuento de la escuelita solo lo creyeron en Pereira.
El Porce, junio 08 del 2024 |