Pereira, Colombia - Edición: 13.278-858

Fecha: Sábado 15-06-202

 

 TECNOLOGÍA

 

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Colisión galáctica: Un nuevo capítulo en la historia de la Vía Láctea




La Vía Láctea, nuestra galaxia hogar, ha sido el escenario de múltiples colisiones con otras galaxias a lo largo de su historia. Un reciente estudio publicado en el Monthly Notices of the Royal Astronomical Society ha revelado detalles sobre una de estas colisiones que tuvo lugar hace 2,700 millones de años, cuando la Tierra tenía la mitad de su edad actual. Este evento, denominado ‘Fusión Radial de Virgo’, ha dejado huellas profundas en la estructura de nuestra galaxia.

La Tierra, con sus 4,600 millones de años, atravesaba la era Neoarcáica durante esta colisión. En ese periodo, el planeta estaba experimentando un proceso significativo de oxigenación molecular debido a las primeras bacterias que realizaban fotosíntesis de manera acelerada. Mientras tanto, en el espacio, una galaxia enana se estaba fusionando con la Vía Láctea, agregando materia al halo interno de nuestra galaxia.

El equipo dirigido por Thomas Donlon, del Departamento de Física Aplicada y Astronomía del Instituto Politécnico Rensselaer en New York, ha presentado esta teoría que contrasta con otra hipótesis popular. Según la hipótesis alternativa, una colisión galáctica significativa ocurrió hace 11 mil millones de años cuando el protodisco de la Vía Láctea chocó con una galaxia enana llamada Gaia-Sausage/Enceladus.

La investigación de Donlon y su equipo se centra en el estudio de las estrellas ubicadas
en los pliegues o arrugas del disco galáctico de la Vía Láctea. Aunque la galaxia es relativamente plana, estas fluctuaciones en su topografía son indicativas de su violento pasado. Según los astrónomos, los pliegues en el disco galáctico son vestigios de

 

 

 

colisiones pasadas. Cuantos más pliegues presenta una galaxia espiral,  más reciente fue su última colisión. Si la colisión de hace 11 mil millones de años fuera la última, el disco de la galaxia sería mayoritariamente plano, lo cual no es el caso.

“Al observar cómo estas arrugas se disipan con el tiempo, podemos rastrear cuándo la Vía Láctea experimentó su último gran colapso, y resulta que esto ocurrió miles de millones de años más tarde de lo que pensábamos”, explica Donlon.
 


Para llegar a estas conclusiones, el equipo de físicos utiliza simulaciones por computadora. Al simular el choque de dos protogalaxias, es posible visualizar la forma que tomarán los pliegues o arrugas en una nueva estructura galáctica. En algún punto de estas simulaciones, las marcas del disco coincidieron con los datos actuales proporcionados por el telescopio Gaia de la Agencia Espacial Europea.

El telescopio Gaia, lanzado en 2013, ha sido fundamental para esta investigación. En 2018, Gaia descubrió que la Vía Láctea tiene una topología con depresiones, montes y ondas, donde navegan las estrellas. “La historia de la Vía Láctea se reescribe constantemente en este momento, en gran parte gracias a los nuevos datos de Gaia”, afirma Donlon.



El hallazgo de esta colisión relativamente
 

 

 

 

reciente reconfigura nuestra comprensión de la evolución galáctica. Mientras que la hipótesis anterior situaba la última gran colisión hace 11 mil millones de años, la nueva teoría sugiere que la Vía Láctea ha experimentado eventos significativos mucho más recientemente.

Además, este estudio tiene implicaciones para nuestro entendimiento del futuro de la Vía Láctea. La siguiente gran colisión de nuestra galaxia será con su vecina más cercana, la galaxia de Andrómeda. Este evento está previsto para ocurrir en aproximadamente 4,500 millones de años. Ambas galaxias se acercarán y comenzarán a orbitarse mutuamente como sistemas binarios antes de fusionarse. Sin embargo, los astrónomos explican que tales eventos son generalmente imperceptibles para los planetas dentro de las galaxias.

La ciencia de la evolución galáctica es compleja y en constante cambio. Cada nuevo descubrimiento aporta piezas adicionales al rompecabezas de cómo se formó y evolucionó nuestra galaxia. La combinación de datos de observación, como los proporcionados por Gaia, y las simulaciones por computadora permite a los astrónomos reconstruir estos eventos históricos con una precisión cada vez mayor.



La colisión de hace 2,700 millones de años, ahora bautizada como ‘Fusión Radial de Virgo’, es un recordatorio de que nuestra galaxia está en constante cambio. Las colisiones y fusiones galácticas, aunque violentas y caóticas, son parte integral de la historia y evolución de la Vía Láctea. A medida que la tecnología avanza y obtenemos más datos, podemos esperar descubrir aún más detalles fascinantes sobre el pasado turbulento de nuestra galaxia.

 

 

  

 

 

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