Pereira, Colombia - Edición: 13.281-861

Fecha: Jueves 21-06-2024

 

Columnista

 

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Aprender de los derechos de los humanos y de los no humanos

 


Por: Guillermo Navarrete Hernandez


En ocasiones situaciones que acaecen en la vida pueden explicarse años después. Desde joven tenía el convencimiento de lo público como ejercicio profesional y propósito de vida. Con el tiempo forjé ese destino. Es así, tan sólo dos meses en el sector privado, pero más de 40 años de servicio en entidades del Estado, desde obrero hasta asesor y jefe de despacho.

Periplo que me ha permitido sumar experiencia y conocimiento sobre la materia; sin embargo, dos hechos marcaron para siempre mi actitud frente a la vida cuando en una época fungiera como Secretario de Gobierno en el municipio de Facatativá, Cundinamarca, en sendos operativos de seguridad con la fuerza pública: la captura de un adolescente con porte ilegal de estupefacientes, quien, con sollozos, expresaba “por qué a mí, por qué a mí”, con su mirada fija en la Sargento, policial que me informó sobre la reiteración de dicha conducta. Sentimiento de profunda tristeza invadió nuestros corazones y se reflejó en nuestros rostros.

Un viernes en la noche, casi de madrugada, en zona céntrica de la ciudad, requisas y acciones sobre habitantes de calle, provocó el lloro de uno de ellos y el cuestionamiento en voz alta: por qué me sucede esto a mí. En un gesto de afecto y con ánimo persuasivo, extendí mi brazo sobre su hombro y, de manera garrafalmente equivocada, le expresé: mijo qué hace Usted en Facatativá, más bien regrese a su tierra para no tener que sufrir los embates de extraños y de las autoridades locales, a lo que respondió, mi tierra es esta (efectivamente su familia habitaba en un barrio cerca de allí), mis padres me echaron por ser consumidor y ahora habito la calle. De nuevo, tristeza y reproches propios consumieron mi corazón.

La búsqueda de explicaciones a este tipo de fenómenos, hizo necesaria la academia, ya que empirismo y literatura son insuficientes. Aparece así la Maestría en Derechos Humanos, Gestión de la Transición y Posconflicto de la Escuela Superior de Administración Pública. ¡Perfecto, pensé! Mi Alma Mater, es y será un bálsamo en lo profesional y laboral.

El inicio, todo un despiste, pero la teorización, la lectura y los debates, forjaron preguntas, formas y metodologías para alcanzar el conocimiento deseado. El trabajo de investigación realizado en cinco de los municipios de Cundinamarca más afectados por el conflicto armado: Viotá, Soacha, San Juan de Rioseco, Yacopí y Cabrera, además de la revisión de literatura, la guía de la tutora y de las entrevistas a víctimas, actores institucionales, expertos y algunos exmilicianos de las Farc, mostraron la crueldad de la guerra y la necesidad para la sociedad de allanar caminos de perdón y reconciliación, tema que me dedico a estudiar hace varios años.

En pandemia los cursos virtuales sobre justicia transicional enriquecieron mi ser por la cantidad y calidad de los participantes. No obstante, fue aquella llamada la que se constituyó en hito histórico personal. Al otro lado de la línea, la funcionaria de la ESAP me comunicaba la decisión de incorporarme como profesor para dictar Derechos
 

 

 

Humanos y Derecho Internacional Humanitario en la Escuela de Soldados Profesionales del Ejército en Nilo, Cundinamarca. Luego, la inducción, los detalles y, por supuesto, las clases.

Las bahías, unos quioscos donde reciben instrucción los soldados, en medio de la naturaleza, el calor, la picadura de zancudos y la necesidad de implementar alternativas pedagógicas no tecnológicas y la catarsis de algunos de ellos por su situación personal, dieron la oportunidad de conocer seres humanos excepcionales, sencillos, pero sobre todo vulnerables. Tales interacciones crearon un vínculo fuerte de afecto. Reconocimiento que se expresa por medio de estas líneas a quienes pelean sus propias batallas para superar sus carencias y las del eterno conflicto que sume a la patria en ciclos de violencia, pobreza, victimizaciones y exclusión. En ese contexto, es fundamental entonces aprehender no sobre derechos humanos, sino de los derechos de los humanos y de los no humanos, como sinos de protección, dignidad, pervivencia, convivencia, resolución alternativa de conflictos y amor al prójimo.

 

¡LOS DELIRIOS DE DOÑA AMPARO Y EL PERJUICIO A LA AUTOPISTA!

Por: Álvaro Ramírez González
alragonz@yahoo.es


Doña Amparo Jaramillo de Drews, es una ilustre dama pereirana, a quien la ciudad le debe mucho por sus aportes en cultura, paisajismo y en la hermosa Catedral de Pereira.

Es sin lugar a duda una de las pocas personas que sobreviven del civismo pereirano, que esa ola de crecimiento, sumada a la politiquería y la corrupción, ha desdibujado.

No quedan hoy muchos cívicos en Pereira como ella.

Pero en su intención por defender los hermosos Samanes que ella sembró y hoy adornan y de qué manera nuestra vía a Cerritos, esta vez se le fue la mano.

Las obras de la intersección a desnivel de Galicia, eran no solo importantes sino urgentes, dada la alta tasa de accidentalidad y mortalidad en ese cruce.

Galicia se volvió un lugar densamente poblado con las nuevas construcciones y ese cruce se volvió demasiado peligroso y con alta siniestralidad.

Por eso fue seleccionado con prioridad en las obras del Samán con recursos del peaje de Cerritos.

Todo fluía muy bien, con mucha planificación y mucho orden, hasta que apareció Doña Amparo Jaramillo.

¡Y armó la de Troya!

La primera vez que paró la obra la CARDER, le copió los argumentos a Doña Amparo, pero tuvo que revocar el acto, lástima dos meses después.

Las razones son:

1. Los contratistas habían obtenido previamente el permiso para cortar los Samanes y los demás árboles, que había que quitar para construir la obra.
2. De hecho no hubo ninguna multa por
 

 

 

 

parte de la CARDER.


3. Tampoco había ningún humedal. Eso quedó claramente demostrado.

Entonces la CARDER con una costosa demora, no tuvo más camino que revocar el acto y permitir la continuidad de la obra.

Doña Amparo montó y representa una ONG, que se llama colectivo Salvemos los Samanes.


A pesar de que los argumentos técnicos no la acompañan, Doña Amparo en representación de ese colectivo presentó una acción popular para parar la obra con un mundo de exigencias económicamente inviables.

Entre otras porque en el manual de especies arbóreas de INVIAS, está claramente prohibida hoy la siembra de Samanes en las autopistas por su tamaño y la disposición de su follaje.

También le pidieron al Magistrado que parara de inmediato la obra como una medida cautelar mientras llegaba el fallo sobre la suerte de la obra actual.

El Tribunal aceptó la medida cautelar y acaba de parar de nuevo la obra.

Eso representa un descomunal perjuicio para la movilidad en el sector y para la seguridad de los peatones.

Además de un segundo sobrecosto y un riesgo con los contratistas que todo lo han hecho a cabalidad y les paran su obra por razones que no están en el contrato.
 

En esas condiciones, para ellos va siendo ya mejor demandar y cobrar, que ejecutar una obra con tantos accidentes que escapan a sus responsabilidades.

Hay una ola gigante de indignación en la comunidad de Galicia y otros vecindarios con la errada y torpe actuación de Doña Amparo.

Pero a Doña Amparo le importan es los Samanes.

Han sido muchas las reuniones con los Ingenieros Álvaro Ramírez Roa y Enrique Castrillón, el equipo de Vías del Samán, (INVIAS, Findeter e Ingevias) y CARDER, además de la veeduría ciudadana de la obra, que la han inundado de argumentos técnicos que soportan de sobra la tala de 26 Samanes y la urgencia de esa intersección de Galicia.

Hoy la obra se para de nuevo por la terquedad de Doña Amparo y el colectivo que representa, que se empeñaron a pesar de todos los argumentos técnicos en hacerlo.

No sabemos cuánto tiempo esté parada esta obra con unos costos millonarios y un perjuicio enorme para la comunidad de Galicia y otros vecindarios adyacentes.

Es increíble que hoy un civismo pereirano esté enfrentado a otro civismo pereirano con un enorme perjuicio para esas comunidades por la terquedad de una persona.

¡Y el colectivo que representa!

¡Qué mal Doña Amparo!

¡Se le fue la mano!

Sobremesa

Si esta tragedia la estamos viviendo con la más pequeña de las obras, que nos espera con:

Intersección de Tacurumbi
Vía Cerritos - La Virginia (doble calzada)
La Romelia el Pollo (doble calzada)
Puentes peatonales del Tigre y Ukumari
Retornos a Puerto Caldas

¡Con esa actuación despiadada e irracional, hacer estas obras se volverá imposible!
 

 

  

 

 

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