Pereira, Colombia - Edición: 13.281-861

Fecha: Jueves 21-06-2024

 

 TECNOLOGÍA

 

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Nueva visión sobre la Gran Mancha Roja de Júpiter: su verdadera edad




La Gran Mancha Roja de Júpiter, una de las características más icónicas del planeta gigante, no es tan antigua como se pensaba. Una reciente investigación publicada en la revista Geophysical Research Letters ha revelado que esta formación arremolinada, con un diámetro de 16,000 kilómetros, tiene aproximadamente 200 años. Este descubrimiento contradice la creencia general basada en las observaciones del célebre astrónomo Giovanni Cassini en el siglo XVII.

Cassini, durante sus estudios de Júpiter en 1665, documentó una gran formación nubosa que destacaba entre las franjas del planeta. La describió como una "mancha permanente". Las investigaciones posteriores confirmaron la existencia de un enorme remolino rojo en Júpiter, capaz de contener 1.3 planetas del tamaño de la Tierra. Hasta ahora, se asumía que los dibujos de Cassini y las observaciones recientes de telescopios espaciales, como el James Webb, referían al mismo fenómeno.

Una nueva perspectiva


Sin embargo, Agustín Sánchez-Lavega, científico de la Universidad de Bilbao, propone que no pueden ser la misma mancha. Según su investigación, la formación que Cassini observó habría desaparecido entre los siglos XVIII y XIX, siendo reemplazada por una nueva tormenta colosal en la misma latitud que ha ido perdiendo
  tamaño gradualmente. La Gran Mancha Roja contemporánea tendría solo

 

 

 

190 años desde su formación.



Para llegar a este resultado, Sánchez-Lavega y su equipo simularon el comportamiento del vórtice joviano utilizando modelos numéricos en supercomputadoras. Revisaron los registros históricos de la mancha, incluyendo los de Cassini. En 1879, la Gran Mancha Roja era un óvalo de 39,000 kilómetros en su eje más largo. Desde entonces, se ha reducido a más de la mitad de su tamaño original y su forma se ha vuelto más redondeada. Dada la complejidad climática de Júpiter, determinar la longevidad y permanencia de esta tormenta no es sencillo.

El enigma de su formación

Las simulaciones numéricas sugieren que la Gran Mancha Roja no se formó por la fusión de vórtices ni por una supertormenta, sino a partir de una perturbación en el flujo entre dos chorros zonales opuestos al norte y al sur de Júpiter. Este proceso habría generado una "proto Gran Mancha Roja" con un giro que se ha acelerado con el tiempo, tomando solo un par de siglos para desarrollarse. Por lo tanto, es probable que la observación de Cassini se refiriera a un objeto distinto que eventualmente desapareció.

Los análisis recientes indican que los vientos en la periferia de la Gran Mancha Roja alcanzan velocidades de 450 kilómetros por hora. En comparación, la tormenta más intensa registrada en la Tierra reportó vientos de 350 kilómetros por hora. El característico color rojo del remolino se debe a la interacción de los gases atmosféricos de Júpiter con la radiación solar.

Giovanni Cassini y su legado

Giovanni Domenico Cassini fue un prolífico
astrónomo que hizo contribuciones significativas al entendimiento del sistema solar. Además de sus observaciones de Júpiter, realizó el primer cálculo preciso de la distancia entre la Tierra y el Sol y descubrió que los anillos de Saturno están separados. También fue el primero en observar la luna Jápeto.
 

 

 

 

El descubrimiento de que la Gran Mancha Roja es más joven de lo que se pensaba reconfigura nuestra comprensión de la dinámica atmosférica de Júpiter. Este nuevo conocimiento subraya la importancia de la investigación continua y la revisión de datos históricos con tecnologías modernas.

El estudio de Sánchez-Lavega no solo redefine la historia de la Gran Mancha Roja, sino que también abre nuevas preguntas sobre la naturaleza de las tormentas en Júpiter y su evolución. La colaboración internacional y el uso de avanzadas herramientas tecnológicas seguirán siendo cruciales para desentrañar los misterios del mayor planeta de nuestro sistema solar.
 


Conclusiones y futuro

La reinterpretación de la Gran Mancha Roja como una formación relativamente joven desafía las nociones establecidas y demuestra la naturaleza dinámica y cambiante de los fenómenos planetarios. Esta investigación destaca la necesidad de mantenerse actualizados y abiertos a nuevas interpretaciones en la ciencia astronómica. Con la constante mejora de la tecnología de observación y simulación, es probable que se revelen más sorpresas sobre Júpiter y otros cuerpos celestes en el futuro cercano.



En resumen, la Gran Mancha Roja de Júpiter, aunque impresionante y enigmática, es más reciente de lo que creíamos. Este hallazgo nos invita a seguir explorando y cuestionando lo que sabemos sobre el universo, y a celebrar la ciencia como una disciplina en constante evolución y descubrimiento.

 

 

  

 

 

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