Fundado el 9 julio de 1948 -

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

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EDITORIAL

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.283-863

Fecha: Domingo 23-06-2024

 

EDITORIAL

 

El ciclo perpetuo
 

El mundo se tiñe de rojo ¿Cómo llegamos a este punto? desde el momento que el desinterés se volvió parte de la normalidad del ser humano. La grandes organizaciones internacionales no hicieron más que pasar por alto las muchas señales de conflictos evidentes… No es nada extraño que sólo se hable o se sepa de los conflictos, sólo cuando se está en la coyuntura.

Sólo cuando se apilan muertos se vuelve noticia de interés. Cuando los muertos comienzan a transpirar el hedor de una sociedad que ha fallado; es que el mundo se comienza a mover, comienzan a mostrar sus puntos de vista o posibles soluciones ¿ya para qué? las muertes, el dolor y demás han reiniciado el ciclo de odio; ya no queda nada más que mirarnos y avergonzarnos de lo necios que como humanos podemos llegar a ser… El desinterés es desde nuestra perspectiva el umbral de esta sociedad del cansancio, una sociedad en donde sólo cuando se vuelve moda una coyuntura se habla y me estremece el mundo; una sociedad con un premio nobel de paz en la cárcel, con países en guerras sangrientas por doquier y así sucesivamente podríamos enumerar lo devastada que se encuentra la moral humana, por no hablar de los países en extrema pobreza, los cuales que por cuestiones de azar sufren de catástrofes naturales generando una capacidad del buen vivir casi nula, en donde los límites de bien y mal se borran para así transformice en la forma más primitiva de una sociedad; sobrevivir.

No es Asía u oriente, no es latino américa, ni mucho menos sólo Colombia, es el mundo entero el que se encuentra en una situación de límites, en donde la desigualdad social, se infiltra en la moral de cada ser humano para así comenzar a exteriorizar su deseo de sobrevivir, dejando caos y grandes círculos de odio ¿Cómo detener este movimiento perpetuo de sangre? en efecto, no podemos afirmar el bien en el mundo, todo tiene maldad después de todo, el problema, el gran problema: es encontrar partículas de bien en la maldad, para luego ponerle una máscara y suponer que es un bien; debemos mirar a la maldad a los ojos enfrentarla y no olvidar quien es ni cómo se produjo, así y sólo así enfrentando cada uno de las manifestaciones del mal es que este se erradica, desde los actos inmorales más pequeños hasta los más altos, no sólo preocuparnos por los grandes, pues mientras se luchan contra estos últimos los primeros toman fuerza y luego se transforman en quimeras incontrolables, que sólo reafirmaron el círculo perpetuo de sangre y odio.

 

 

 

 

Una guerra que nunca termina

Por: Zahur Klemath Zapata

zapatazahurk@gmail.com  

 

Nací en medio de la segunda guerra mundial y aun las batallas continuaban en menor escala. Pero seguía la guerra. Fueron tiempos difíciles para la humanidad, pero nada nuevo en la actualidad.

El siglo 20 estuvo en guerras de todos los tonos y se descubrieron medicinas que han alargado la vida y calidad de ella, además la tecnología abrió nuevas puertas al conocimiento para darnos mayores posibilidades de vivir como seres humanos en óptimas condiciones. Hoy podemos decir que vivimos más años con una calidad de vida que no se había vivido.

Pero no todo es maravilla. Millones de personas mueren en múltiples circunstancias, al igual que la medicina no le llega a todos ni la comida. Todo es circunstancial, pero seguimos viviendo como si nada pasara.

Estamos en el siglo 21 y no hay gran diferencia entre el pasado y el presente, simplemente han cambiado de personajes y protagonistas a pesar que otros continúan en el mismo estatus de la vida.

La gran mayoría de la gente no ha madurado como para intervenir en la vida social y hacer que se den las cosas como realmente se deben dar para que la equidad y el bienestar humano alcance para todos. Vivimos, sí, pero igual que las mansas aguas que pasan por debajo del puente existencial.

Las noticias llegan a medias, y casi todos mienten sobre lo que está pasando, porque a veces es mejor no poner atención a la realidad de la vida y así no sentirse afectado por el medio en que vivimos.

El planeta todos los días pierde habitantes y la gente no lo percibe, porque no hay conciencia de la existencia misma. Somos una masa amorfa que se mueve como las olas del mar y nadie escucha el golpe de ellas contra las rocas. Tantas cosas están pasando aquí y allá que parece normal.

Los crímenes que se cometen a diario por parte de quienes trabajan en el Estado quedan impunes, porque quienes trabajan en el Estado son tan corruptos como quienes los eligen porque viven de esa corrupción. Y todo lo sabemos. Pero el silencio cómplice de todo es más saludable que hacer presencia y luchar porque todo sea equilibrado.

Colombia está en un agujero insondable por donde transitan delincuentes y santos pecadores que creen que van a redimir a pecadores que no tienen salvación, porque ya nada los salva. Jamás serán seres de bien. Porque no lo conocen y porque sus vidas han estado en la parte negativa de la vida.

Miro desde afuera y trato de tener fe de que algo va pasar para bien, pero no veo
la salida del túnel ni vehículos que la crucen buscando salvar lo que queda. Simplemente hay un túnel por donde todos estamos transitando sin que nos veamos los unos a los otros. Simplemente

 

 

 

transitamos pensando que quizás en un futuro todo cambie.

 

Pero es solo una ilusión como si fuera un espejismo en el desierto.

 

QUÉ LEE GARDEAZABAL
 


El Cuyanacentrismo, de Alejandro García Enriquez, editado por Caza de Libros

Gustavo Alvarez Gardeazába
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Audio: https://www.youtube.com/watch?v=Er81KIEep2o

Alejandro García Enríquez, un nariñense muerto en 1991 quien a lo largo de su vida se desempeñó como agrónomo graduado, especializado en genética vegetal, fue un estudioso del hebreo y el quechua, pero ante todo un humanista, de los que sabe dar esas tierras del sur. Tuvo una obsesión y trabajó por ella toda su vida: la de demostrar que el cuyanacentrismo es el ideario de la civilización inca y de los otros pueblos ancestrales y que de no haber sido subyugado, sería en los tiempos presentes el aporte a la paz y la felicidad universal humana.

Para ello en este libro, inicialmente editado en 1992 por Ernesto López en la desaparecida editorial Lealon en Medellin, desmenuza ese pensamiento, repitiéndose empalagosamente, para construir la hipótesis de que es proyectando e incluyendo en tales conceptos del homo americano como se puede llegar a un renacimiento del socialismo precolombino.

En su nueva edición, con letras y tipos más amables, hecha por Caza de Libros en Ibagué, durante 333 páginas se proyecta con más fuerza la crítica a las civilizaciones occidentales que volvieron añicos las culturas indígenas americanas, cargadas según él, de pacifismo y socialismo extremos. Para hacerlo, empero, se mete casi en la sin salida tratando de hacer asimilables los conceptos de la filosofía y las religiones occidentales al esquema utilizado por incas y mayas. Ese esfuerzo hace repetitivo el ordenamiento de las explicaciones hasta llegar a violentar al lector más avezado en la interpretación de textos filosóficos posteriores a Santo Tomás. Pero si algo queda claro es que los habitantes de América antes de llegar los españoles, tenían muy presentes y definidos los elementos sociales y epistemológicos, al mismo tiempo que se las habían ingeniado para establecer organizaciones estatales y militares basadas en la colectivización y la pacificación en los territorios que con sus adelantos fueron aumentando.

Como tal entonces, y por entre medio de la palabrería exagerada que supura el libro, se vislumbra que el daño hecho por Occidente, y en especial por la Iglesia Católica española, al estigmatizar y borrar los vestigios de las civilizaciones maya e inca, fue mayúsculo y le hizo perder una gran oportunidad a la humanidad.

El Porce, junio 23 del 2024

 

 

Director
Zahur Klemath Zapata

Gerente
Laurie Agront

Gerente Operativo
Alba Lucia Arenas V.


Editor

Felipe Castro

 

   

Diagramación
María  Molina

 

Soporte Tecnológico
Aurooj Ali Khan

Nadeem Khan

Jawaad Malik

 

Colaboradores

Jotamario Arbeláez
Gustavo Álvarez Gardeazábal

 

 
Edgar Cabezas

Gongpa Rabsel Rinpoché

Guillermo Navarrete Hernández
Iván Pulido

Teresa Pardo

Agustin Perozo
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