La clasificación de huracanes: Una
revisión necesaria ante el cambio climático
Con la inminente llegada del huracán Beryl, que se aproxima al
Caribe, la temporada de huracanes inicia de manera inusualmente
temprana. Beryl comenzó con una potencia que le asignaba el nivel 3,
caracterizado por tormentas intensas, vientos violentos e
inundaciones repentinas. Sin embargo, el domingo 30 de junio, Beryl
alcanzó la categoría 4, convirtiéndose en el primer huracán de tal
fuerza registrado en el Océano Atlántico en el mes de junio.
Qué es un huracán
Los huracanes son fenómenos meteorológicos de gran envergadura que
pueden alcanzar diámetros de cientos de kilómetros. Se forman sobre
los océanos cerca del ecuador y para ser considerados huracanes, sus
vientos deben superar los 119 kilómetros por hora. De lo contrario,
se denominan tormentas tropicales. La clasificación de los huracanes
se realiza utilizando la escala Saffir-Simpson, que cuenta con cinco
categorías. Sin embargo, el cambio climático ha impulsado a algunos
científicos a proponer la adición de una sexta categoría.
La escala Saffir-Simpson
Desarrollada por el ingeniero Herbert Saffir y el meteorólogo Robert
Simpson, la escala de huracanes clasifica estos fenómenos según la
velocidad máxima de sus vientos.
Categoría 1: Daños limitados
La categoría 1 incluye huracanes con vientos de 119 a 153 kilómetros
por hora, considerados muy peligrosos por el Centro Nacional de
Huracanes de EE.UU. Aunque el riesgo es mínimo, pueden producirse
daños en embarcaciones, tejados,
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canalones y letreros. Los árboles
con raíces poco profundas pueden ser arrancados o quebrarse, y las líneas y
postes eléctricos pueden sufrir daños, provocando cortes del suministro durante
varios días. También pueden producirse inundaciones en las zonas costeras, con
una subida del agua de hasta un metro y medio por encima del nivel promedio.
Categoría 2: Daños considerables
La categoría 2 se caracteriza por vientos extremadamente peligrosos que soplan
entre 154 y 177 kilómetros por hora. Los daños son más significativos y afectan
a árboles, estructuras móviles, ventanas, antenas y techos. En las zonas
costeras, las inundaciones pueden elevarse hasta 2.5 metros sobre el nivel
promedio, obligando a evacuar a los residentes.
Categoría 3: Daños devastadores
Los huracanes de categoría 3 tienen vientos de 178 a 208 kilómetros por hora y
suelen causar daños devastadores. Los árboles caen, las estructuras móviles se
destruyen y las viviendas sufren daños importantes. La electricidad y el agua
pueden no estar disponibles durante varios días. Las zonas costeras se ven
afectadas por inundaciones de hasta cuatro metros por encima del nivel normal,
unas tres a cinco horas antes de que se acerque el ojo del huracán.
Categoría 4: Daños catastróficos
Con vientos de 209 a 251 kilómetros por hora, la categoría 4 se asocia con daños
catastróficos. Los edificios pueden perder tejados y paredes, y los árboles,
carteles y señalizaciones viales pueden ser derribados. Los cortes de
electricidad a menudo duran semanas o meses, y las inundaciones en las zonas
costeras, que pueden comenzar hasta cinco horas antes de la llegada del huracán,
alcanzan alturas de hasta seis metros sobre el nivel promedio.
Categoría 5: Daños extremos
La categoría 5 es la más devastadora, con vientos que superan los 252 kilómetros
por hora. Los daños son extremadamente graves,
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con
edificios derribados y casi todas las estructuras móviles, árboles, señales y
carteles de carretera completamente destruidos. Las inundaciones en las zonas
costeras superan los seis metros por encima del nivel normal, y la mayor parte
de la zona afectada permanece inhabitable durante semanas o meses. Un ejemplo
reciente es el huracán Otis, que pasó de tormenta a categoría 5 en menos de 12
horas.
La necesidad de una nueva categoría
El cambio climático ha incrementado la intensidad y violencia de los huracanes,
lo que ha llevado a la comunidad científica a proponer la adición de una sexta
categoría a la escala Saffir-Simpson. Esta nueva categoría designaría a las
supertormentas con vientos que alcanzan hasta 300 kilómetros por hora.
Investigadores como Michael Wehner, del Laboratorio Nacional Lawrence Berkley, y
James Kossin, de la Universidad de Wisconsin, han identificado tormentas que
justificarían esta nueva categoría. Un ejemplo es el tifón Haiyan, que en 2013
mató a más de 6,000 personas en Filipinas, con vientos que superaron los 340
kilómetros por hora.
La clasificación actual de huracanes en cinco categorías según la escala Saffir-Simpson
ha sido una herramienta crucial para entender y prepararse para estos fenómenos
naturales. Sin embargo, el aumento en la intensidad y frecuencia de los
huracanes debido al cambio climático sugiere la necesidad de revisar y
potencialmente expandir esta escala. La propuesta de una sexta categoría refleja
una realidad en la que los huracanes se están volviendo más poderosos y
destructivos, subrayando la importancia de adaptar nuestras herramientas y
estrategias de mitigación a las nuevas condiciones climáticas. |