Fundado el 9 julio de 1948 -

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

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EDITORIAL

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.296-876

Fecha: Martes 16-07-2024

 

EDITORIAL

 

Sobre la violencia citadina


Entonces al hijo de doña consuelo lo asesinó el hijo del duro, pero, “no se puede decir mucho porque es el hijo del duro y eso es para más problemas”. En el salón de clases los pseudo firmas; hijos, hermanos y con cualquier tipo de relación con algún maleante eran intocables, generaban un ambiente tan denso que simplemente se tornaba imposible desarrollar cualquier tipo de personalidad que les disgustara, porque implicaba que a la salida del colegio tendrías que tenderte en duelo con estos sujetos, siempre ante la angustia que ninguno de sus amiguitos se metiera a la pelea y con ello te llevarás una puñalada porque simplemente le tocaste el orgullo a quien no debia.

Este constante temor lleva a la gran mayoría de jóvenes de los barrios "calientes" a la necesidad encontrar un grupo que estuviera dispuesto a todo por ellos. Entre tanto, el consumo de sustancias, las peleas sin sentido se vuelven algo cotidiano, después de todo no te puedes dejar de nadie, porque sino - prepárate para un capitulo de tu vida que querrás olvidar por siempre-

Siempre se ha escuchado que la violencia sólo se siente en las veredas o pueblitos de Colombia. Pero, nunca se habla de las micro violencias que se dan en las ciudades, la forma en que los jóvenes de nuestra generación han sido tan dañados que se vuelven adultos inseguros, temerosos o en su contrario soberbios y dispuestos a morir cuando sea necesario.

La distinción que se hace entre el campo y la ciudad siempre otorga al campo el puesto de violentado, más esto es sólo una falacia, después de todo la violencia que viven los ocupantes de la gran ciudad es tan detallada y sugestiva que simplemente todos lo saben pero nadie dice o hace algo, porque la maldad ha estado tan establecida que simplemente hablar es en sí en inicio de una cacería a este sujeto.

Sin embargo, si se conoce todo lo que permea a los sujetos de la ciudad porque las ayudas siempre son tan ineficientes, desiguales y discriminatorias. Por ejemplo se intenta generar cultura con clases gratuitas de arte, actuación, música, lectura, deporte etc… Pero, los sujetos que más necesitan estos espacios, no tienen dinero para trasladarse hasta los lugares donde dan estas clases o no tienen para comprar el instrumento o simplemente los padres de estos jóvenes no tienen tiempo o dinero para llevarlos hasta los grupos de estudio- después de todo el transporte es un lujo que no todas las familias pueden satisfacer, aunque también existen quienes llegan a estos barrios, pero de la misma forma que llegan deben retirarse porque al duro le parece que “ da mucho visaje ese evento” en la medida que para hacer algo en ciertos barrios o comunas, es necesario pedirle permiso al duro, a no ser que se hable con el líder de la comuna el cual en la mayoría de ocasiones desea incluir su línea política en el acto comunitario.

Esta es sólo la superficie de aquello que la ciudad vive, y que se debe concientizar puesto que de seguir así sólo nos espera un futuro, en donde ya el problema no sea el campo sino la misma ciudad, ya que tantas micro violencias, pueden generar un monstruo tan grande que pueda representar la idea misma de violencia y maldad.
 

 

 

 

Cada experiencia es una aventura que se perdura

Por: Zahur Klemath Zapata

zapatazahurk@gmail.com  

 

Todos los días estamos expuestos a situaciones que solo se viven en ese instante. Muchas veces presentimos el futuro como algo vivido y lo ignoramos porque no le ponemos atención a ese presentimiento que nos llega como algo natural y desaparece igual como llega.

Desde la antigüedad siempre se han buscado explicaciones a esos sentimientos y Freud escudriñó en el pasado y presente de las personas y todo quedó como algo psíquico. Hoy la genética nos puede explicar con mayor sabiduría lo que realmente nos está pasando y transformar ese pasado en un futuro dentro de una realidad que ya se puede palpar.

Nuestra experiencia tiene un valor que solo el que la ha vivido puede darle el verdadero sentido de lo vivido y evitar a futuro descalabros que los novatos viven. Nuestra experiencia social se vuelve colectiva y esos recuerdos se van acumulando y van creando una costra mental que se va refinando de generación a generación y de repente sin el mayor esfuerzo como una sola unidad todos salen al rescate del futuro social.

Los colombianos no son ajenos a su historia, y ella está ahí cincelada de generación a generación y esas vivencias, aunque en silencio van saliendo a debatirse frente aquellos que hacen caso omiso a la historia nacional. Estos enfrentamientos son normales porque cada uno está seguro de sí y lucha hasta el final hasta que se demuestre lo contrario. El problema es que al estar atrapada la sociedad ya no se puede hacer casi nada para salvar la situación.

Los viejos que maduraron bajo los signos de libertad, educados y pensantes son más cautos en momentos cuando la juventud y los que han vivido oprimidos se lanzan a la lucha para alcanzar todos esos espacios que no han tenido y se les ha negado por todo tipo de circunstancias. Históricamente se pueden ver ejemplos y estados donde el proceso de crecimiento se detiene y dentro de ese estado solo una minoría vive complacida por estar dentro del círculo de gobierno.

La experiencia es la fuente del futuro y sin esa cadena no estaríamos aquí como seres humanos o como un universo nacido de su propia evolución.

 

 

 
ME ALCANZÓ EL DOMINGO
Crónica # 921
 

 


Gustavo Alvarez Gardeazábal
Audio:

https://www.youtube.com/watch?v=H3qyEOD0d_E

Para quienes nos enseñaron bajo férrea disciplina que no podíamos perder el tiempo y divertirse podría resultar tan costoso que hasta pecado sería, no estaba contemplado que viviera a mis 79 años un domingo tan lleno de alegría por cuenta de otros como el que viví ayer.

Al mismo tiempo que me tomaba mis menjurjes en ayunas para dizque calmar los males hepáticos y cuando apenas iba a servirme el café de altura de la Heredad Correa, que todavía saboreo cada mañana, ya tenía prendido la tv y estaba contemplando el transcurrir de la etapa 15 del Tour de Francia donde la grosera superioridad de Podja Car minimizaba la ya menguada cuota de escarabajos.

Pero como el modesto Santiago Buitrago arañaba llegar al top ten y lo fue logrando muy difícilmente, preferí turnar como abuelo gomoso al tenis y aun cuando no he podido entender cómo se maneja puntuación, me dejé contagiar como el adolescente octogenario y vi por pedazos el singular partido del muchacho español Alcaraz, un pelado tan común y corriente, ganándose por segunda vez el Wimbledon en presencia de la muy enflaquecida pero todavía vital Princesa de Gales sobreviviente de la quimio.

Cuando ambos terminaron llegó la prensa dominical que me traen desde Tuluá y aunque los periódicos cada vez están más flácidos por falta de pauta que los alimente, leí a mis columnistas preferidos y a los que no me gustan también para poder saltar a la pantalla de computador, buscando a trancazos quien me diera el parte médico sobre la oreja agujereada de Trump.

Cuando terminé de no encontrar nada, ya era la hora de ponerme en estado alelado a ver la final de la Copa Europa y contagiarme del frenesí del gol de mi pariente Oyarzábal de tal manera que como no pude volver a beber me tocó, a palo seco y por Direct Tv ver el insufrible partido de Argentina con Colombia.

Me alcanzó el domingo hasta para hacerme sentir patriota derrotado.

El Porce, julio 16 del 2024

 

Director
Zahur Klemath Zapata

Gerente
Laurie Agront

Gerente Operativo
Alba Lucia Arenas V.


Editor

Felipe Castro

 

   

Diagramación
María  Molina

 

Soporte Tecnológico
Aurooj Ali Khan

Nadeem Khan

Jawaad Malik

 

Colaboradores

Jotamario Arbeláez
Gustavo Álvarez Gardeazábal

 

 
Edgar Cabezas

Gongpa Rabsel Rinpoché

Guillermo Navarrete Hernández
Iván Pulido

Teresa Pardo

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CONTACTO
Tel. (57) 606-348 6207
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