Fundado el 9 julio de 1948 -

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

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EDITORIAL

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.299-879

Fecha: Domingo 21-07-2024

 

EDITORIAL

 

Un respiro


Todo aquel que hable de esencias o condicionamientos naturales, seguro nunca ha contemplado al ser humano con sus propios ojos, nunca los ha cerrado, mientras respira profundo, para luego verlos con los ojos del ser humano y no de la estructura.

Este es a nuestro parecer el mayor error que la historia ha aplicado a Colombia, nuestro país es mucho más que sola violencia, sin embargo al ser esta parte no sólo de nuestra cultura y del día a día, se nos ha tornado complejo enfrentar la distinción entre lo que se dice que es normal y lo natural.

En efecto, hemos normalizado la guerra, el machismo, la manipulación, la envidia y demás. Pero, que sea normal no implica que sea natural, nuestra naturaleza es totalmente distinta, nuestra naturaleza en indescriptible, o simplemente simple, por otro lado, nuestra existencia en el mundo es la compleja, es decir, está compuesta de innumerables sectores y todos estos sectores tienen como punto de fuga a quien lo recorre dichos espacios. Habiendo entendido esto, no es para nada extraño que Colombia tenga ciudadanos con conductas poco atractivas para la sociedad. Después de todo, el gran número de sectores o esferas donde se mueve el colombiano están plagadas de moralidades dudosas. Por ende, el ser simple que somos comienza a tomar y a formarse desde estas esferas para luego llevar lo aprendido a otros lugares, formando de tal manera un sujeto que extiende lo malo, contagia a otra y reproduce los patrones normalizados de su sociedad.

¿Qué hacer? No existe otra opción; no reproducir estos espacios, no existen espacios acertados para la violencia o la manipulación, no se trata de tratar a unos bien y al resto como se nos dé la gana, se trata de construir en los espacios no que los espacios nos construyen, Desde El Imparcial, podríamos afirmar que es de esta manera que nuestro país mejorará, no colocando a X o Y presidente, el cambio empieza en nosotros y se expande al mundo.

Sin embargo, para esto tendremos que tomar un gran respiro, para luego poder ver directamente a Colombia y ver entre los grandes abismos lo único que nos puede importar; crecer como sociedad. Si crecer como sociedad se transforma en nuestra finalidad, todas nuestras acciones cambiarán las esferas y estas nos mostrarán el camino para hacer el cambio.

 

 

 

Si el campo no es rentable es que el estado está en las manos equivocadas
 

 

Por Zahur Klemath Zapata
zkz@zahurk.com


África ha vivido las hambrunas más crueles en la historia de la humanidad. En Biafra murieron más de un millón de habitantes entre 1967 y 1970 de hambre. Este fenómeno ha perseguido a muchos países por guerras y descontrol de la agricultura. A pesar que existen organizaciones que proveen de comida a países cuando ésta escasea, no es suficiente.

Las personas que han vivido con lo básico y otras veces simplemente subsistiendo saben que es estar en hambruna. Hoy hay millones de colombianos que viven bajo esa colcha y que no pueden hacer nada porque el sistema carece de esa habilidad para mantener su sociedad libre de este flagelo.

No todo tiene la habilidad de poder moverse sobre arenas movedizas y salir adelante cuando la corrupción devora hasta el papel higiénico de los inodoros.

Cada día sale el sol y a todos ilumina, pero la luz solar es buena pero también mata. De igual manera funcionan los empleados públicos si entienden sus deberes y obligaciones. Pero los que están arriba filtran la luz dejando al resto en manos a que sobrevivan con lo que pueden utilizar.

Colombia ha sido un país de campesinos desde sus principios porque quienes comandaban así manejaron el país. Carlos Lleras Restrepo siempre dijo que los colombianos eran del campo, aunque él quería hacer de la nación un Japón tropical.

Aisladamente muchos personajes han querido sacar al país adelante con su ingenio tecnológico y han tenido que emigrar porque quienes manejan la cosa pública son incapaces de acercarse y por lo menos merodear y empaparse de esa magia que encierra la ciencia y la tecnología. El dinero fácil es el que más se acerca a ellos, pero al final no es como lo pintan y es más peligroso que una cámara de gas.

Saber combinar el campo con la tecnología se verían los provechos, es simplemente colocar a las personas adecuadas para elaborar esquemas y proyectos que llenen los requisitos que el mundo demanda.

El nuevo gobierno busca crear impuestos, pero no piensa en regalías sobre la producción que sale al exterior y la
transformación de la materia prima en bienes de consumo que se pueden exportar para crear una economía fuerte sin desangrar al ciudadano.

Colombia tiene tanta tierra, y solo piensan en expropiar. Pero no piensan en una macro industria agrícola que reúna a todos los finqueros y los vaya ubicando en sus quehaceres propios y así cada  producto pueda manejarse por agrupaciones, asociaciones, cooperativas o entidades de socios que ellos mismos las administran con autonomía. Si ellos no pueden

 

 

 

administrar sus bienes, ya que son los mayores interesados para que las cosas funcionen bien,  todo será un fracaso.

El finquero necesita oxigenarse para que sus productos alcancen todos los sitios en el mercado nacional e internacional.

 

QUE LEE GARDEAZABAL


Reseña del libro “Cien años de Civismo”
de Oscar Gerardo Ramos
Editado por Kappa

 


 

Gustavo Alvarez Gardeazabal


Audio:
https://www.youtube.com/watch?v=8qo25ea3gLo


Oscar Gerardo Ramos fue el intelectual más influyente de la última mitad del siglo veinte en el Valle del Cauca. Desde la decanatura de la Facultad de Filosofía, Letras e Historia, ahora descuartizada por el neoliberalismo, sentó cátedra, forjó un grupo de escritores y pensadores que todavía seguimos dando guerra, pero en especial apuntaló la historia de Cali, su amada ciudad y del valle geográfico del Rio Cauca, donde se sintió seguir siendo un hijodalgo de sus antepasados.

En ocasión de los cien años que iba a cumplir la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali, Oscar Gerardo, previo a morir en 2010, dejó escrita, muy a su manera, casi que como un fichero antiguo de biblioteca antes de que llegara la digitalización, la historia de los 100 años de esa institución, que ya se pierde en el olvido pero que resultó fundamental para desarrollar el salto del marginado poblado caleño a la ruidosa ciudad en que ha terminado convertida.

Ya nadie le pregunta a la SMP lo que se debe hacer para el Plan de Desarrollo o para el POT. Ya pertenecer a ella no honra a los ilustres ciudadanos, pero eso no quita que durante 100 años, casi todo el siglo XX, la Sociedad de Mejoras Públicas fue su brújula y su guardián.

Oscar Gerardo lo logra con este bellísimo libro editado por Kappa. Sus fichas memoriológicas arman el rompecabezas para entender por donde llevaron a Cali, con aciertos olvidados y errores garrafales sepultados en la memoria pero, curiosamente, siempre tumbando edificios coloniales como si fuera la constante del progreso.

Es un libro para resumir 100 años de historia de una ciudad desbocada y para entender la estructuración de su clase, lenta pero despiadada, de su clase dominante.

Es el desfile, por tandas, de los mismos apellidos burgueses de siempre. Pero es también la fotografía ampliada del cambio de los dueños del poder, desde los latifundistas que venían dominantes desde el siglo 19 hasta los comerciantes inmigrantes que van salpicando el ámbito de nuevas sapiencias y novedosas industrias, al tiempo que la Sociedad de Mejoras Públicas va extinguiendo su presencia hasta convertirse en la respetadísima reliquia simbólica que es hoy.

Un libro que solo podía escribirlo a una mente tan luminosa y tan didáctica como lo fue Oscar Gerardo Ramos

El Porce, julio 21 del 2024

 

 

Director
Zahur Klemath Zapata

Gerente
Laurie Agront

Gerente Operativo
Alba Lucia Arenas V.


Editor

Felipe Castro

 

   

Diagramación
María  Molina

 

Soporte Tecnológico
Aurooj Ali Khan

Nadeem Khan

Jawaad Malik

 

Colaboradores

Jotamario Arbeláez
Gustavo Álvarez Gardeazábal

 

 
Edgar Cabezas

Gongpa Rabsel Rinpoché

Guillermo Navarrete Hernández
Iván Pulido

Teresa Pardo

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