Pereira, Colombia - Edición: 13.305-885

Fecha: Jueves 01-07-2024

 

 TECNOLOGÍA

 

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La enigmática danza de los agujeros negros: El problema del último parsec




En el corazón de la mayoría de las galaxias, los físicos han identificado la presencia de agujeros negros supermasivos, entidades tan densas y poderosas que su gravedad domina la estructura y evolución de su entorno. A medida que estas galaxias se desplazan por el cosmos, las colisiones entre ellas no son infrecuentes. Un caso en punto es el inminente encuentro entre nuestra Vía Láctea y la galaxia de Andrómeda, un evento que, según los astrónomos, podría ocurrir en unos miles de millones de años. Este tipo de colisiones galácticas plantea una cuestión fascinante: ¿Qué sucede cuando dos agujeros negros supermasivos se encuentran?

Durante décadas, la posibilidad de que dos agujeros negros colisionaran y se fusionaran fue puramente teórica. La teoría de la relatividad general de Einstein predijo que estos eventos liberarían inmensas cantidades de energía en forma de ondas gravitacionales, perturbaciones en el tejido mismo del espacio-tiempo. Con el avance de la tecnología y la creación de detectores de ondas gravitacionales, como el Observatorio de Ondas Gravitacionales por Interferometría Láser (LIGO), los científicos han podido detectar estas ondas, confirmando la teoría y abriendo una nueva ventana al universo.



Sin embargo, un enigma persiste: el 

 

 

 

problema del último parsec. Este problema surge porque, según las simulaciones teóricas, cuando dos agujeros negros supermasivos se acercan a una distancia de un parsec (aproximadamente 3.2 años luz), su movimiento se detiene y no colisionan. En lugar de fusionarse, los agujeros negros comienzan a orbitar entre sí en un sistema binario estable, perdiendo energía de manera inexplicable y evitando la colisión final. Este fenómeno ha sido un rompecabezas para los astrofísicos, ya que pone en duda muchas de las teorías actuales sobre la evolución de las galaxias y la formación de agujeros negros supermasivos.

Resolver el problema del último parsec es crucial para entender varios fenómenos astrofísicos. Sin una colisión final, la explicación de las perturbaciones en el espacio-tiempo y la formación de agujeros negros aún más masivos queda incompleta. Aquí es donde entra en juego la materia oscura, una sustancia que constituye aproximadamente el 70% del universo y que, a pesar de su abundancia, sigue siendo uno de los mayores misterios de la cosmología moderna.

Un equipo de investigadores de la Universidad McGill en Canadá ha propuesto una solución al problema del último parsec que involucra la interacción de la materia oscura alrededor de los agujeros negros. La materia oscura, aunque invisible y no detectable por métodos convencionales, podría jugar un papel crucial en la dinámica de los sistemas de agujeros negros binarios. Según Gonzalo Alonso-Álvarez, uno de los autores del estudio, "nuestros cálculos explican cómo la interacción de la materia oscura permite que los agujeros negros se fusionen, en contraste con lo que se pensaba anteriormente".



En modelos previos, se asumía que la gravedad de los agujeros negros expulsaba la materia oscura que los rodeaba, impidiendo

 

 

 


la colisión final. Sin embargo, el nuevo estudio publicado en la revista Physical Review Letters sugiere que la materia oscura no es expulsada tan fácilmente. En cambio, la interacción entre las partículas de materia oscura y los agujeros negros puede degradar las órbitas de estos últimos, facilitando la colisión final.

La clave de esta teoría es la densidad del halo de materia oscura que rodea a los agujeros negros. Si la densidad es suficientemente alta, las interacciones continuas entre la materia oscura y los agujeros negros pueden reducir gradualmente la energía del sistema binario, llevando eventualmente a una fusión. "La densidad del halo de materia oscura sigue siendo lo suficientemente alta como para que las interacciones entre las partículas y los agujeros negros supermasivos continúen degradando sus órbitas, despejando el camino hacia una fusión", afirma el comunicado de la universidad canadiense.

No obstante, los autores del estudio advierten que esta solución puede no ser universal. Solo los sistemas binarios donde la materia oscura interactúe de manera específica sin dispersarse podrían terminar en una fusión. Dado el estado actual de nuestro conocimiento sobre la materia oscura, es posible que existan otros comportamientos y escenarios que aún no comprendemos completamente.



El problema del último parsec y su posible solución a través de la interacción de la materia oscura nos recuerda lo mucho que aún desconocemos sobre el universo. Cada descubrimiento abre nuevas preguntas y desafíos, empujando los límites de nuestra comprensión y tecnología. La investigación continúa, y con cada avance, nos acercamos un paso más a desentrañar los misterios del cosmos y el papel fundamental que los agujeros negros y la materia oscura juegan en él.

 

 

  

 

 

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