Fundado el 9 julio de 1948 -

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

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EDITORIAL

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.310-890

Fecha: Sábado 10-08-2024

 

EDITORIAL

 

El complejo de carlomagno


Generalmente la lucha contra el trabajo informal se estanca bajo el derecho básico al trabajo. Gracias a tener derecho a laborar es que la ciudad se ha llenado de puestos informales de tintos, ropa y demás cositas que en ciertos momentos pueden salvarnos de no gastar grandes cantidades de dinero que no hay, es decir, estos emprendimientos benefician a todos de cierta manera. Sin embargo, existen casos en los que estos emprendedores pasan a ser terratenientes, dueños de lugares, esquinas, o incluso cuadras enteras, y al igual que los grandes terratenientes de nuestro país, todo es tomado por la fuerza y lo protegen de la misma manera.

En esta forma neurótica de autoproclamarse dueños de un pedazo de la calle, los sujetos comienzan a tener fieles problemas psicológicos, tales, como pérdida de realidad, en la medida que creen tener potestad para afirmar quien puede y quien no puede estar en su lugar de trabajo, neurosis que trasciende a una neuropatía que le impide reconocer al otro como un igual, procediendo de esta manera a general un narcisismo y este a su vez lo lleva a tener pasos al acto, en pro de proteger su pequeño pedazo, es decir, desarrollar el complejo de carlomagno.

El complejo de Carlomagno consiste, en la intercambiar la realidad por aquello que posee en su mente, misma que le da la posibilidad de justificar todos sus actos inhumanos y anticonstitucionales en busca de alcanzar que la realidad se acomode a su capacidad imaginativa, impidiendo de esta manera todas las construcciones externas, tal cual lo pueden ser las personas, por tan complejo es que estos sujetos tienen la capacidad de negar la posibilidad que alguien trabaje, pues su neurosis les confiere este poder divino.

En efecto, las calles de Pereira se encuentran llenas de sujetos con este particular complejo, causando de esta manera que las calles tengan dueños. Pero, si nos detenemos a pensar esto, significa que estos sujetos al logrado esquivar las leyes que impiden el apropiamiento de un bien público, y de paso a comenzado a generar reglas precisas que los beneficien a ellos, reglas amañadas, no debería ser esto razón justa para bajarlos de estos pedestales una visita de espacio público, que logre hacerles entender, que: o todos trabajan en paz o no trabaja nadie de manera informal.

 


 

 

 

Ser autónomo no es pelear con el que tiene más

Por: Zahur Klemath Zapata

zapatazahurk@gmail.com  

 

Los bebés tienen la habilidad de manipular a los adultos, con una sonrisa, una expresión, un gesto mandatorio o un berrinche en medio de la calle.

Los padres sabemos hasta donde el cauchito se puede estirar si tenemos la capacidad de la razonabilidad, de lo contrario es una tragedia esos momentos de confrontación. Ser padre o madre no es cosa sencilla y estar preparado es algo complicado. Por eso una abuela o abuelo salen al rescate y terminan criando a los nietos.

Los países necesitan de abuelos que los ayuden a crecer, pero en estos tiempos esos personajes no están a la mano porque el Estado los desechó y quienes manejan la cosa pública son amateur que recién alargan pantalones.

Los políticos colombianos conversan como si fueran adultos, pero son chavales que cuando salen a recreo se dedican a arreglar el mundo. Ese empoderamiento juvenil los hace arrogantes y creen van a conquistar el mundo con su dinámica. Se preparan en su imaginación para llegar al solio de Bolívar y al final en esa carrera loca se enfrentan a todo lo que está a su alrededor creando tanto amigos como enemigos y al final Colombia está llena de tumbas de soñadores que no alcanzaron a acercarse al capitolio nacional.

El error de todo esto está en quienes al comienzo no tuvieron la visión de ser autónomos y preparar a los ciudadanos para que fuera una nación compacta y autónoma y velaran por los intereses nacionales y no los de un líder que solo piensa en su persona y en su gloria.

Hoy vemos, escuchamos y leemos como una bandada de críticos y enemigos de todo vociferan contra lo existente sin ofrecer soluciones o ayudar a corregir lo que está mal hecho. Solo pretenden hacer oposición creyendo que esa es la forma de sacar adelante a una sociedad que está huérfana y que necesita que esté unida para poder exigir a quienes administran el Estado a que lo direccionen por el camino correcto.

Hay una visión equivocada de unos sectores sociales que creen que el poder es algo que se consigue a través de peleas e insultos. Se necesitan programas sociales donde todos participen y puedan trabajar en lo que sea más productivo para la economía local y lo que esos grupos tengan mayor experiencia en su producción y manejo y no lo que el Estado quiera imponer.

Una sociedad organizada y con visión de su futuro, trabaja con mayor ahínco y crece a mayor velocidad que una sociedad reprimida

 

 

 

por el Estado.

 

QUÉ LEE GARDEAZABAL

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal

“Cartagena” del historiador Alfonso Múnera
Editado por Grupo Puerto de Cartagena

 

Audio: https://www.youtube.com/watch?v=qDLmTGnjWws

 

Este libro es tan lujosamente editado que su altísimo contenido histórico naufraga como los galeones que ayudaron a hacer a Cartagena lo que el profesor Múnera cuenta, en detalle y perfectamente hilvanado, que ha sido y es la ciudad amurallada.

 

Yo había leído del nunca bien valorado profesor Alfonso Múnera Cavadia un ensayo de siete suelas como prólogo de la reedición de la Reforma Política de Rafael Núñez, pero leyendo este libro sobre el origen y las travesuras por las que ha pasado Cartagena en 500 años, hay que repetir el gesto olvidado de los caballeros franceses y descubrir la cabeza quitándose el sombrero.

Leyéndole uno se recrea con la Cartagena de Pedro de Heredia pero al mismo tiempo se instruye con las razones para haberla convertido en el epicentro de la conquista y colonia española. Así mismo hay un despliegue de análisis económico y político de la evolución a saltos y retrocesos de una ciudad que soportó con más heroísmo que conciencia desde los corsarios que la asaltaban hasta los brazos asfixiantes del abandono centralista.

 

Cartagena es un libro para mirar en detalles la importancia de su bahía y de su puerto en la vida colombiana, pero también para entender como la mezcla de las razas primigenias construyeron el cartagenero mestizo que se enorgulleció con Núñez y ahora se ha adaptado al turismo sintiéndose capaz de asumir cambios e ilusiones para volverlos realidades.

No es un libro perfecto pero aunque los aplausos no dejan ver la muletilla profesoral de creer que todos sus potenciales lectores no tienen memoria de lo que han leído y necesitan ser avisados de antemano de lo que vendrá después, sus páginas valoradas en conjunto resultan antológicas para poder entender porque la ciudad amurallada ha sido propiedad de todos los colombianos y faro de esperanza en la tranquilidad de sus calles reservadas inconscientemente para guardar la historia y presentarla al futuro con orgullo.

Es un libro para leer con admiración pero desde la facilidad de una mesa o de un escritorio, no desde la comodidad de una poltrona porque físicamente es tan pesado como satisfactorio resulta al final para cualquier lector.

El Porce

 

 

Director
Zahur Klemath Zapata

Gerente
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Gerente Operativo
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Editor

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Diagramación
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Soporte Tecnológico
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Nadeem Khan

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Colaboradores

Jotamario Arbeláez
Gustavo Álvarez Gardeazábal

 

 
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