Tifón Yagi deja más de 200 muertos
en el sudeste asiático
El tifón Yagi ha dejado una devastación sin precedentes en el
sudeste asiático, causando más de 200 muertes y afectando gravemente
a países como Vietnam, Tailandia, Laos y Myanmar. Las intensas
lluvias y vientos provocados por el fenómeno meteorológico han
sumido a millones de personas en una crisis, con inundaciones,
cortes de electricidad y destrucción de infraestructuras esenciales.
Vietnam ha sido el país más golpeado, con 197 víctimas mortales. El
Ministerio de Agricultura vietnamita informó que más de 250.000
hectáreas de cultivos fueron arrasadas, junto con un número
considerable de cabezas de ganado.
Un agricultor vietnamita, identificado solo como Tu, expresó su
desesperación tras perder toda su plantación de melocotoneros. “Creo
que perderé hasta 40.000 dólares esta temporada. No sé qué hacer,
solo espero que el agua baje”, comentó. Las inundaciones no solo
afectaron los campos, sino que también dejaron a miles de personas
sin electricidad. En la capital, Hanoi, las aguas alcanzaron niveles
que no se veían en más de 20 años, lo que obligó a los habitantes a
moverse entre calles inundadas.
La situación en las provincias montañosas de Vietnam es aún más
crítica. En Lao Cai, un corrimiento de tierra sepultó a siete
personas y dejó 11 desaparecidos. Además, otro deslizamiento arrasó
un pueblo entero, donde murieron al menos 34 personas, mientras que
decenas siguen desaparecidas. La falta de comunicación en la zona ha
complicado las tareas de rescate, y los equipos de emergencia
trabajan sin descanso para encontrar a más sobrevivientes.
El impacto del tifón también ha sido severo en otros países de la
región. En Laos, la ciudad de Luang Prabang, un sitio declarado
Patrimonio Mundial por la Unesco, está en alerta ante el aumento del
nivel del río Mekong, que amenaza con desbordarse. En Tailandia, las
autoridades confirmaron ocho muertos, cuatro de ellos a causa de un
deslizamiento de tierra en Chiang Mai. Además, el distrito de Mae
Sai, cerca de la frontera con Myanmar, está sufriendo las peores
inundaciones de los últimos 80 años. El gobierno tailandés ha
desplegado al ejército y helicópteros para ayudar en las labores de
rescate, mientras que templos y hoteles han sido habilitados como
refugios temporales para más de 1.000 evacuados.
En Myanmar, las inundaciones más graves se concentran en Naypyidaw,
la capital, y en la ciudad de Taungoo. Las lluvias han interrumpido
los servicios ferroviarios entre las principales ciudades del país,
afectando la movilidad de miles de personas. Los medios estatales
han informado que la línea entre Yangon y Mandalay ha quedado
inutilizada debido a que varios tramos están completamente
sumergidos.
Este tipo de fenómenos naturales no son raros en la región, que cada
año enfrenta fuertes lluvias monzónicas. Sin embargo, el cambio
climático está intensificando la frecuencia y severidad de estos
eventos. Según estudios recientes, los tifones se están formando más
cerca de la costa, se intensifican más rápido y permanecen más
tiempo sobre tierra firme, lo que aumenta las posibilidades de
inundaciones catastróficas y otros desastres. Yagi es un claro
ejemplo de estas tendencias, con lluvias torrenciales y vientos
destructivos que han sobrepasado las expectativas de las autoridades
locales.
A medida que la región lucha por hacer frente a las consecuencias de
este desastre, las tareas de rescate continúan. Los gobiernos
locales, junto con organizaciones internacionales, han desplegado
todos sus recursos para atender a los damnificados. Sin embargo, el
panorama sigue siendo incierto, ya que se espera que las lluvias
continúen en los próximos días, prolongando el sufrimiento de
millones de personas. El tifón Yagi ha dejado una cicatriz profunda
en el sudeste asiático, y su impacto se sentirá durante meses, si no
años. La región, acostumbrada a enfrentar desastres naturales, debe
ahora confrontar una nueva realidad agravada por el cambio
climático, que hace más difíciles las labores de prevención y
respuesta ante estas catástrofes.
Crisis diplomática entre Venezuela
y España: El chavismo amenaza con romper relaciones
La situación diplomática entre Venezuela y España ha llegado a un
punto crítico tras la
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votación del Congreso de los
Diputados en España, donde se reconoció a Edmundo González Urrutia como el
presidente electo de Venezuela. Esta decisión ha desencadenado una serie de
reacciones por parte del gobierno chavista, que ha iniciado un proceso
legislativo para romper todas las relaciones diplomáticas y comerciales con el
país europeo.
Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional chavista y una figura clave
en las negociaciones de Nicolás Maduro, calificó la decisión del Congreso
español como una "declaración de guerra". Según Rodríguez, la medida representa
"el atropello más brutal del reino de España contra Venezuela desde los tiempos
de la independencia". En respuesta, instó a la expulsión inmediata de los
representantes diplomáticos y consulares españoles en Venezuela, mientras que
ordenaba el retorno de los funcionarios venezolanos en España.
Rodríguez no se detuvo allí. También amenazó con cortar las relaciones
comerciales entre ambos países, lo que incluye la interrupción de vuelos y la
paralización de actividades de empresas españolas en territorio venezolano. "Nos
haremos respetar por nuestras propias fuerzas", afirmó el dirigente chavista,
dejando claro que no habrá concesiones en este conflicto diplomático.
Este episodio recuerda a la ruptura de relaciones que tuvo lugar en 2018, cuando
Diosdado Cabello impulsó la expulsión del embajador español Jesús Silva en
respuesta a las sanciones impuestas por la Unión Europea a altos funcionarios
del régimen chavista. A pesar de esa crisis, las relaciones entre España y
Venezuela habían mejorado, especialmente tras el nombramiento del nuevo
embajador español, Ramón Santos, en 2021. Sin embargo, los recientes
acontecimientos parecen haber devuelto las relaciones bilaterales a un estado de
alta tensión.
La ruptura diplomática no es el único frente de conflicto. Rodríguez también
criticó duramente a los países que han reconocido a González Urrutia como
presidente, incluyendo a Estados Unidos, Canadá, Panamá, Ecuador, Uruguay, Costa
Rica, Argentina y Perú, señalando que esta postura podría generar un aislamiento
aún mayor para Venezuela en el ámbito internacional.
El trasfondo de esta crisis radica en el exilio de Edmundo González Urrutia en
España. A pesar de las negociaciones para facilitar su salida del país, el
gobierno de Maduro ha utilizado el reconocimiento de González como presidente
por parte del Congreso español como una excusa para endurecer su postura hacia
España.
La reacción del chavismo no solo afecta a las relaciones diplomáticas y
comerciales, sino que también pone en una situación incómoda a figuras clave en
la política española, como el exjefe del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero,
aliado de Maduro, y Pedro Sánchez, líder del PSOE, el partido que gobierna en
España y que votó en contra del reconocimiento de González Urrutia. Esto añade
una capa de complejidad a una crisis que ya de por sí es volátil y de alto
riesgo.
Las próximas semanas serán decisivas para ver si este conflicto escala o si se
encuentran vías de diálogo entre ambos gobiernos.
Von der Leyen aplaza la presentación de la
nueva Comisión Europea hasta la próxima semana
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha decidido retrasar
la presentación de la nueva formación de comisarios, que estaba prevista para
esta semana. El anuncio, que se esperaba el miércoles en la Conferencia de
Presidentes del Parlamento Europeo, se pospone hasta el martes de la próxima
semana. Será durante la sesión del Parlamento en Estrasburgo cuando se dé a
conocer la nueva composición del Colegio de Comisarios.
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El aplazamiento se debe
a la situación en Eslovenia, donde el candidato original renunció por
diferencias con su gobierno, y el nuevo nominado debe ser aprobado por el
parlamento esloveno. Esta ratificación se espera para el viernes, tras lo cual
se completará la lista de comisarios y podrá ser presentada.
Uno de los nombres más esperados es el de Teresa Ribera, vicepresidenta tercera
del Gobierno de España. Aunque Ribera aspiraba a una cartera relacionada con el
Medio Ambiente y la Transición Ecológica, en Bruselas se especula que podría
recibir la cartera de Competencia, debido a la
desaceleración prevista en la transición verde. Según fuentes en
la capital europea, la Comisión busca un enfoque más flexible en la
descarbonización, para evitar un impacto negativo en la economía, tal como
destacó recientemente Mario Draghi en su informe encargado por Von der Leyen.
El actual titular de la cartera de Competencia, Margrethe Vestager, ha dejado un
legado significativo en su lucha contra los beneficios fiscales ilegales, como
lo demuestra la reciente multa de 13.000 millones de euros impuesta a Apple,
confirmada por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Esta victoria ha
sido celebrada por Vestager como un logro clave de su mandato.
Este cambio de carteras dentro de la Comisión marcará el rumbo de las políticas
europeas en los próximos años, con un enfoque más equilibrado entre nuevas
necesidades como la transición verde y el crecimiento económico.
Fukushima inicia pruebas para retirar
residuos radioactivos tras desastre de 2011
La central nuclear de Fukushima, devastada por el terremoto y tsunami de 2011,
ha comenzado una prueba crucial para la retirada de residuos radioactivos, un
paso clave en su largo proceso de desmantelamiento. El operador de la planta,
Tokyo Electric Power Company (TEPCO), inició el martes una "operación piloto de
extracción" tras varios retrasos debido a problemas técnicos.
El objetivo de esta prueba es extraer una pequeña muestra de residuos
radioactivos del interior de los reactores dañados, los cuales quedaron
gravemente afectados tras el tsunami que desató uno de los peores accidentes
nucleares de la historia. La muestra será analizada para obtener una mejor
comprensión de la situación actual dentro de los reactores.
La central de Fukushima Daiichi contiene aproximadamente 880 toneladas de
materiales altamente radioactivos. Su retirada es uno de los mayores desafíos en
el proceso de desmantelamiento, que se espera que dure varias décadas. TEPCO
había planeado realizar esta operación en agosto, con la meta de extraer tres
gramos de material radioactivo, pero la prueba fue aplazada debido a fallos en
los equipos.
El accidente de 2011 provocó la fusión de tres de los seis reactores de la
planta, generando residuos radiactivos tan peligrosos que fue necesario
desarrollar robots especializados para trabajar en esas condiciones extremas. A
lo largo de los años, TEPCO ha buscado métodos seguros para manejar los desechos
y reducir los riesgos.
Además, en 2022, TEPCO comenzó a verter el agua tratada de la central al océano
Pacífico, lo que generó tensiones diplomáticas con China y Rusia, quienes
prohibieron la importación de productos marinos japoneses. Sin embargo, Japón
defiende que esta medida es segura, respaldada por la Agencia Internacional de
Energía Atómica (AIEA).
Esta operación marca un hito en los esfuerzos de Japón por avanzar en el
desmantelamiento de Fukushima, aunque aún quedan años de trabajo por delante
para eliminar completamente los residuos nucleares.
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