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de un momento a otro. Hay una
continuidad, pero no hay una identidad. No hay nada de la conciencia anterior
que se transmita como una esencia a la conciencia siguiente".
Para explicarlo, me invita a hacerme una
pregunta: "¿Es usted la misma de cuando era niña?"
"Si a mí me lo preguntan, digo: no soy el mismo, pero tampoco soy otro. Si no
fuera por ese niño, no estaría ahora aquí", dice.
Aunque reconoce que algunas
ramas del budismo utilizan el término reencarnación, aclara: "Nosotros
técnicamente usamos el término reconexión, que es la traducción directa del
pali. Quizás usar renacimiento es un poco más entendible".
Las acciones como progenitoras
De acuerdo con el monje
Nandisena, el Buda dijo que "los seres son propietarios de sus acciones y que
las acciones son sus progenitores", porque se requieren tres condiciones para
tener una reconexión humana:
-Unión del padre y la madre.
-Que sea el periodo de fertilidad de la madre.
-La fuerza kammica del ser que
va a reconectar.
La tercera es fundamental, dice. "Nosotros tenemos en nuestros textos cosas que
son increíbles, reconexiones sin la primera o la segunda condición".
Por eso, el Buda dice que los seres tienen el kamma como sus progenitores. Y es
que "cuando hablamos de la reconexión, estamos hablando del efecto del kamma".
En la actualidad, señala, mucha gente habla del karma para referirse a los
resultados: "Es mi karma, me pasó esto".
"Pero en realidad el karma es literalmente la acción y la relación entre esa
acción y su resultado es lo que se denomina ley del kamma o karma".
"Podemos entender la ley del
kamma desde el punto de vista de nuestra responsabilidad en las acciones, la
parte activa; o sea, que cuando uno hace algo malo, uno es responsable de causar
daño a otro ser", reflexiona el estudioso.
"Esa parte de la ley del kamma con relación a la causa no es tan difícil de
entender, lo que es difícil de entender es la relación entre la causa y el
efecto", apunta.
"Cuando a uno le ocurre algo: ¿cómo establecer un link entre el efecto y la
causa? Eso es imposible, pero, aun así, el Buda dice que como nosotros somos
propietarios de las acciones, también somos propietarios de lo que nos pasa.
Esa es la parte más difícil de
aceptar de la ley del kamma y de acuerdo con las enseñanzas del Buda, eso es lo
que se llama el Recto entendimiento".
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El Buda decía que
hay "ciertas cosas que son impensables" y que, si la gente trata de
pensar mucho en ellas, "nunca las va a poder resolver".
"Una de ellas es tratar de entender la ley del kamma o karma, otra
es especular acerca del origen del universo, si fue creado o no", le
dice el monje budista Bhikkhu Nandisena al mundo.
Kamma es el término en pali, la lengua emparentada con el sánscrito
en la que se expresaba el Buda, y karma en sánscrito.
Al popularizarse
el budismo, muchos estudiosos empezaron a usar el sánscrito, aunque
el Buda no lo utilizara, aclara Nandisena, quien forma parte del
Instituto de Estudios Budhistas Hispano (IEBH) de México.
El concepto forma parte del descubrimiento de la "realidad última"
que hizo el Buda, una realidad "inefable", diferenciada de la
realidad convencional.
El del karma, como el de la reencarnación, son, pues, conceptos
complejos de abordar. A lo que se suma que en el budismo y el
hinduismo hay varias escuelas y tradiciones.
En el budismo
Siddhartha
Gautama, el Buda, nació hace 2.500 años en una familia real en lo
que actualmente es Nepal.
Abandonó una vida de privilegios y lujos y se adentró en un proceso
de profunda transformación espiritual que le tomó varios años.
Se calcula que el budismo tiene hoy más de 370 millones de
seguidores en todo el mundo y existen varias escuelas, entre ellas
la Theravada, a la que pertenece Nandisena.
El monje explica que, de acuerdo con el Buda, hay tres puertas de
acción: el cuerpo, el lenguaje y la mente.
"A través del lenguaje y del cuerpo interactuamos con los demás y
podemos hacer acciones buenas o causar daño y sufrimiento a otros
seres sintientes".
La de la mente es una puerta privada, que lidera al cuerpo y al
lenguaje.
"Por eso la parte de la ética en el budismo tiene que ver con las
puertas del cuerpo y del lenguaje, que son las puertas, diríamos,
públicas", señala el monje.
"Cada vez que realizamos una acción a través de la puerta del cuerpo
o la puerta del lenguaje o la puerta de la mente, generamos lo que
se denomina el kamma".
La potencialidad
Buda dijo que
"millones de momentos de
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conciencia surgen y cesan" en
un parpadeo.
"Imagínese que, en una acción
verbal o una acción corporal, que puede durar un periodo de tiempo determinado,
están involucrados billones de momentos de conciencia que son los que, en
nuestro estado mental, nos impulsan a llevarla a cabo", dice el experto.
"Cada momento de esos es lo que podríamos llamar una unidad de kamma o una
unidad kámmica y técnicamente hablando eso es el kamma".
"Nosotros le llamamos voliciones y, de acuerdo con el descubrimiento del Buda,
cada uno de esos estados volitivos que acompañan a las acciones genera una
potencialidad".
Es decir, cada vez que decimos, hacemos o pensamos algo, hay una intencionalidad
y generamos una potencialidad.
Cuando ejecutamos una acción, por ejemplo, de generosidad, compasión o que daña
a otros seres, se produce una potencialidad en nuestra continuidad.
"Esa potencialidad permanece como tal hasta que se dan las circunstancias o
condiciones para que produzca un resultado".
Es por eso que los textos hablan del kamma "asincrónico", porque el efecto de la
acción puede darse en diferido, y puede además ser mental o material.
La reconexión
El monje señala que hay
ciertas propiedades o fenómenos materiales que son la base de las conciencias
que tenemos.
"Cada uno de nosotros tiene seis tipos de conciencia diferentes: la conciencia
del ojo, la del oído, la de la nariz, la de la lengua, la del tacto y la de la
mente, y todas dependen, para poder surgir, de propiedades materiales".
Cuando desaparecen esas propiedades materiales, ocurre la muerte.
Pero la conciencia mental,
como tiene "condiciones previas", sigue un proceso inmediatamente después de la
muerte y está vinculado con el surgimiento de la vida.
"De acuerdo con el budismo, en el momento en que el espermatozoide y el óvulo se
unen, hay una implantación externa, aparte de la materia del padre y de la
madre, que es lo que nosotros llamamos la reconexión".
Es en ese momento cuando surge
"el soporte de la conciencia", a partir de cuya evolución se desarrollan las
distintas facultades sensoriales.
"No usamos el término
reencarnación porque literalmente no hay nada que pase
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