6-El Imparcial

 

JUDICIAL

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.346-926

Fecha: Sábado 12-10-2024

 

La violencia en Dosquebradas: Un llamado urgente a la acción

 

 

La violencia desmedida en Dosquebradas, continúa cobrando la vida de jóvenes, dejando un rastro de dolor y desesperación en la comunidad. En solo una semana, se han reportado cinco homicidios en esta zona, lo que refleja una preocupante escalada de violencia asociada al control de territorios para el tráfico de drogas. Este fenómeno ha llevado a las autoridades a clasificar la situación como un reacomodamiento de las estructuras criminales que operan en el municipio y en la cercana Pereira.

 

El pasado 8 de octubre, un doble homicidio en el Plan 2 del barrio Camilo Torres encendió las alarmas en la región. Pese a los esfuerzos de las autoridades para reforzar la seguridad, los asesinatos no han cesado. Tan solo un día después, una nueva balacera se registró en las escaleras que conectan el barrio El Balso con El Japón, donde una residente, que prefirió no revelar su identidad, expresó su temor: "Ha habido balaceras antier en la madrugada y hoy otra vez está maluco el barrio".

Los casos de violencia se han intensificado en el contexto de luchas entre bandas por el control del microtráfico. Eisenhower Zapata, defensor de derechos humanos en Dosquebradas, señala que estas muertes no son eventos aislados. En su opinión, representan un ajuste de cuentas entre las bandas, que buscan ocupar los espacios dejados por los líderes asesinados, como 'Chemo', 'El Duende' y 'El Mocho'. Estos individuos tenían una fuerte presencia en las comunas 7, 8 y 9, zonas clave para el comercio de drogas.

Zapata afirma que en Dosquebradas existen al menos 22 puntos de expendio de estupefacientes, operados en su mayoría por grupos independientes, pero que están influenciados por organizaciones criminales más grandes, como 'La Cordillera' y 'Los Flacos'. Este entramado criminal ha llevado a que la comunidad viva en un clima de temor constante, mientras las balas continúan sonando en las calles.

A pesar de los anuncios de la Policía Metropolitana de Pereira y de la Alcaldía sobre operativos y la captura de sospechosos, la respuesta de las autoridades ha sido cuestionada. Zapata critica la falta de medidas preventivas que podrían haber salvado vidas, especialmente tras el triple asesinato en Santa Rosa de Cabal, que sentó un precedente de violencia en la región. "La policía no se adelantó a los hechos. Pudo haber evitado esas muertes si hubieran tomado medidas tras los asesinatos en Santa Rosa", afirmó.

La situación se agrava con el estado crítico de un menor herido en el reciente ataque en Camilo Torres, que ha sido reportado en estado de muerte cerebral. Esto resalta la inminente necesidad de acciones concretas y efectivas por parte de las autoridades para mitigar esta ola de violencia.

La falta de control en las calles ha llevado a que la comunidad exija respuestas claras y efectivas de las autoridades. Sin embargo, el ciclo de violencia parece interminable, y con cada muerte, se hace más evidente que el reacomodamiento de las estructuras criminales es un fenómeno que, de no ser abordado de manera integral, podría llevar a un aumento de homicidios en el futuro.

 

Desmantelan red de trata de personas que explotaba a mujeres en Corea del Sur

 

 

Las autoridades colombianas han desarticulado una red de trata de personas que se dedicaba a engañar a jóvenes colombianas para enviarlas a Corea del Sur, donde eran sometidas a explotación sexual. La operación, liderada por la Dirección de Investigación Criminal (Dijín) de la Policía Nacional en colaboración con la Fiscalía, culminó con la captura de dos mujeres en Medellín y Soacha.

 

 

 

La investigación reveló que esta organización criminal operaba principalmente en Medellín, Bogotá y ciudades aledañas, contactando a sus víctimas con promesas engañosas de empleo bien remunerado en Asia. Según las autoridades, el grupo estaba liderado por una mujer colombiana conocida como alias Katherine, quien mantenía una red de colaboradores encargados de atraer a las jóvenes y gestionar sus documentos de viaje.

 

Las capturadas, identificadas como alias La Paisa —madre de Katherine— y alias “Camila”, desempeñaban roles clave en la captación y el traslado de las víctimas. “Una vez las víctimas mordían el anzuelo, la organización les facilitaba los documentos necesarios para su traslado a la ciudad de Incheon, en Corea del Sur”, señaló la Policía en un comunicado.

Una vez en territorio coreano, las mujeres eran sometidas a múltiples abusos y obligadas a trabajar en locales de lenocinio conocidos como karaokes. Las autoridades indicaron que las víctimas nunca recibían pago por sus servicios; al contrario, eran objeto de multas impuestas por sus captores ante cualquier incumplimiento, lo que agravaba su situación de vulnerabilidad.

La violencia ejercida sobre ellas era extrema, llegando a obligarlas a abortar en caso de embarazo, bajo la amenaza de represalias contra su integridad y la de sus familias en Colombia. Este contexto de coerción y abuso subraya la gravedad de la explotación sexual en la que estaban atrapadas.

En las viviendas de las capturadas se incautaron 25 documentos, entre ellos pasaportes y facturas, además de un dispositivo de grabación de vídeo, un teléfono inteligente y 17 cartuchos de calibre nueve milímetros. Estos hallazgos apuntan a la organización y planificación detrás de la operación de trata.

La Fiscalía ha imputado a las detenidas por los delitos de trata de personas y tráfico de armas. Ambas han sido recluidas en prisión mientras avanza la investigación. Además, las autoridades han emitido una notificación azul a Interpol para localizar a alias Katherine, quien sigue en libertad y es considerada la pieza central de la red.

 

Ataque en Nátaga: Dos militares muertos a manos de disidencias de las FARC

 

 

En un trágico episodio que refleja la creciente violencia en Colombia, dos militares perdieron la vida durante un ataque de disidencias de las FARC a la estación de Policía de Nátaga, en el departamento del Huila. El ataque, perpetrado el 10 de octubre, ha puesto de manifiesto la persistente amenaza que representan estos grupos armados en diversas regiones del país.

El secretario de Gobierno del Huila, Juan Carlos Casallas Rivas, informó que el asalto se llevó a cabo desde el sector rural de San Luis, en el municipio de Páez, Cauca. Según el general William Salamanca, director de la Policía Nacional, alrededor de cincuenta hombres del bloque Isaías Pardo del Estado Mayor Central atacaron la estación, lo que llevó a una respuesta armada por parte de los uniformados. A pesar de sus esfuerzos por repeler la agresión, el intendente Leonardo Trujillo y el patrullero Carlos Andrés Hernández Ospina fueron alcanzados por las balas y fallecieron en el lugar.

Las autoridades han anunciado una recompensa de cien millones de pesos para quienes proporcionen información sobre el paradero de los responsables del ataque. Este acto de violencia ha generado un clima de temor en la comunidad, que se vio obligada a refugiarse en sus hogares durante el asalto.

El impacto del ataque no solo se limitó a los uniformados. Un civil, identificado como enfermero, también resultó herido mientras transportaba a los militares en una ambulancia. Los testigos en el hospital San Antonio de Padua grabaron el momento en que los heridos fueron llevados al centro médico, donde los profesionales de la salud intentaban salvar sus vidas.

El general Salamanca expresó su consternación por las muertes de los policías, manifestando su solidaridad con las familias de las víctimas. “Luto Institucional. Desplegamos las capacidades de la Policía Nacional para dar con los responsables de
 

 

 

esta acción criminal y llevarlos ante la justicia”, aseguró durante una rueda de prensa.

 

La violencia en Nátaga no es un caso aislado. La representante a la Cámara, Luz Pastrana, cuestionó al ministro de Defensa, Iván Velásquez, sobre las promesas de seguridad que aún no se han cumplido en el Huila. “Otro ataque armado en mi Huila, otro hostigamiento. ¿Cuándo tiene programado cumplir con mayor presencia de fuerza pública y más herramientas para la defensa de los huilenses?”, publicó en sus redes sociales.

Este ataque se suma a otros incidentes recientes que han afectado a las fuerzas armadas en Colombia. Un día antes del asalto en Nátaga, un soldado profesional, Rodney Pérez Vaquero, fue asesinado en un enfrentamiento con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) en Teorama, Norte de Santander. En ese ataque, el soldado falleció tras la activación de un campo minado, una táctica que ha sido utilizada por el ELN para infligir daño a las tropas.

 

Las disidencias de las FARC han mantenido alianzas con el ELN en varias regiones del país, lo que agrava la situación de seguridad. Las autoridades han alertado sobre la expansión de estos grupos armados y su impacto en la población civil, que sigue siendo víctima de la violencia y el desamparo.

El estado de alerta en Nátaga y otras zonas del Huila es cada vez más evidente, y la necesidad de una respuesta contundente por parte del gobierno se vuelve imperativa para restaurar la seguridad y la tranquilidad en estas comunidades. Las pérdidas de los uniformados y el clima de inseguridad resaltan la urgencia de un plan integral que aborde las raíces del conflicto y proteja a quienes arriesgan sus vidas por el bienestar de los ciudadanos.

 

Fuga de alias Pichi: El narcotraficante que desafía a la justicia

 

 

Óscar Camargo Ríos, conocido como alias Pichi, un reconocido narcotraficante de Bucaramanga, se ha fugado de su residencia en Medellín, donde estaba cumpliendo una condena por delitos relacionados con el narcotráfico. Su escape se produce tras la revocación del beneficio de casa por cárcel que le había sido otorgado, dejando a las autoridades en la búsqueda urgente de su captura.

El alcalde de Bucaramanga, Jaime Andrés Beltrán, anunció a través de su cuenta en X (anteriormente Twitter) que el Juzgado Tercero de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad había decidido retirar a Pichi el beneficio que le permitía cumplir su condena en casa. Según los informes, cuando el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) se presentó en su residencia el pasado jueves, encontraron su brazalete electrónico, pero no a Pichi.

Alias Pichi es considerado uno de los capos más peligrosos en Santander, con un historial delictivo que incluye tráfico de estupefacientes, concierto para delinquir, homicidio agravado y desaparición forzada. A pesar de su notoriedad, había logrado que se le concediera el beneficio de casa por cárcel mientras cumplía una condena de 90 meses en la cárcel La Paz de Itagüí, desde enero de 2021. Este beneficio fue otorgado en julio de 2024, tras una decisión de la Juez de Ejecución de Penas de Medellín.

La situación se volvió aún más complicada a mediados de septiembre, cuando se difundieron rumores erróneos de que Pichi había sido liberado por su supuesta participación en la iniciativa de paz total del gobierno. Sin embargo, el Ejecutivo aclaró que Pichi no ha sido designado como gestor de paz ni tiene relación con los procesos de diálogo.

Las investigaciones han revelado que Pichi controlaba aproximadamente el 98% del microtráfico en el norte de Bucaramanga, manejando operaciones criminales valoradas en 14.000 millones de pesos anuales. Su influencia en el crimen organizado es tan extensa que, a pesar de estar bajo vigilancia electrónica, ha sido vinculado a varios homicidios en la región, relacionados con disputas por el control del microtráfico.

Además, Pichi mantiene una feroz rivalidad con alias Poporro, líder de la banda 'Los del Sur', lo que ha intensificado la violencia en la región. La fuga de Pichi representa un desafío significativo para las autoridades, que ahora se enfrentan a la tarea de no solo recapturarlo, sino también de contener las implicaciones que su regreso a las calles podría tener en la seguridad pública.

 

 

 

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