Fundado el 9 julio de 1948 -

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur Klemath Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

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EDITORIAL

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.359-939

Fecha: Domingo 03-11-2024

 

EDITORIAL

 Libertad y libertinaje social


Nietzsche afirma con ímpetu el distanciamiento que existe entre un sujeto y otro. El distanciamiento que existe entre cada uno de los seres humanos se da en la imposibilidad de conocer el porque los otros hacen o dicen, en su totalidad. En otras palabras, cada palabra o acción siempre carece de una expresión total al momento de su predicación, en este orden de ideas, cualquiera podría afirmar que no existe ningún lazo entre los sujetos, pero es aquí que las relaciones humanas cobran su momento místico, aún en el desconocimiento del motor que generan palabras o acciones, existe un respeto a ese sujeto, este respeto nos hace intentan descifrar aquello que sus labios suelen producir.

Este lazo, crece conforme al respeto; es directamente proporcionar. Entre más fuerte es el lazo mayor respeto y por ende la responsabilidad que tenemos por los otros, aquellos que funcionamos como receptores intentan resolver las entrecruzadas palabras o acciones que el otro expresa, esa es la nuestra responsabilidad del receptor, mientras cuando funcionamos como locutores es intentar decir de la manera más clara aquello que queremos mostrar.

En el orden de ideas anterior es donde nace la forma más clara de ser libre. Es decir, cuando el respeto y la responsabilidad se mueven por alguien, entendemos de que todas nuestras acciones repercuten en esta otra personas, en otras palabras, no se es libre a la hora de tomar decisiones, se es libre en cuanto a decidir a quien le entregó esa responsabilidad.


La relación interpersonal es una habilidad social que se ha dejado de lado. Es decir, acumulamos relaciones pero nunca nos damos cuenta la responsabilidad que acogemos cuando nos relacionamos con otros, simplemente se supone en la actualidad que el otro va a entenderme y por ende se va a enajenar de cualquier tipo de responsabilidad sobre algún otro. El pensamiento ególatra y libertino de los seres humanos los ha llevado a olvidar que sus acciones recaen sobre todo el grupo con el cual a creado una relación y pasar por alto las intensidades que se comparten, muestra la inmadurez de nuestra sociedad, una sociedad de sujetos caídos en el libertinaje, libertinaje que ha llevado a nuestra sociedad a ya no generar un distanciamiento, sino un enajenamiento del otro, dando como resultado una sociedad reducida a la utilidad, sociedad que ha olvidado su naturaleza y la importancia de crear relaciones reales.

 

 

 

Si el campo no es rentable es que el estado está en las manos equivocadas

 

 

Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com


África ha vivido las hambrunas más crueles en la historia de la humanidad. En Biafra murieron más de un millón de habitantes entre 1967 y 1970 de hambre. Este fenómeno ha perseguido a muchos países por guerras y descontrol de la agricultura. A pesar que existen organizaciones que proveen de comida a países cuando ésta escasea, no es suficiente.

Las personas que han vivido con lo básico y otras veces simplemente subsistiendo saben que es estar en hambruna. Hoy hay millones de colombianos que viven bajo esa colcha y que no pueden hacer nada porque el sistema carece de esa habilidad para mantener su sociedad libre de este flagelo.

No todo tiene la habilidad de poder moverse sobre arenas movedizas y salir adelante cuando la corrupción devora hasta el papel higiénico de los inodoros.

Cada día sale el sol y a todos ilumina, pero la luz solar es buena pero también mata. De igual manera funcionan los empleados públicos si entienden sus deberes y obligaciones. Pero los que están arriba filtran la luz dejando al resto en manos a que sobrevivan con lo que pueden utilizar.

Colombia ha sido un país de campesinos desde sus principios porque quienes comandaban así manejaron el país. Carlos Lleras Restrepo siempre dijo que los colombianos eran del campo aunque él quería hacer de la nación un Japón tropical.

Aisladamente muchos personajes han querido sacar al país adelante con su ingenio tecnológico y han tenido que emigrar porque quienes manejan la cosa pública son incapaces de acercarse y por lo menos merodear y empaparse de esa magia que encierra la ciencia y la tecnología. El dinero fácil es el que más se acerca a ellos, pero al final no es como lo pintan y es más peligroso que una cámara de gas.

Saber combinar el campo con la tecnología se verían los provechos, es simplemente colocar a las personas adecuadas para elaborar esquemas y proyectos que llenen los requisitos que el mundo demanda.

El nuevo gobierno busca crear impuestos, pero no piensa en regalías sobre la producción que sale al exterior y la transformación de la materia prima en bienes de consumo que se pueden exportar para crear una economía fuerte sin desangrar al ciudadano.

 

Colombia tiene tanta tierra, y solo piensan en expropiar. Pero no piensan en
 

 

 

una macro industria agrícola que reúna a todos los finqueros y los vaya ubicando en sus quehaceres propios y así cada producto pueda manejarse por agrupaciones, asociaciones, cooperativas o entidades de socios que ellos mismos las administran con autonomía. Si ellos no pueden administrar sus bienes, ya que son los mayores interesados para que las cosas funcionen bien, todo será un fracaso.

El finquero necesita oxigenarse para que 
sus productos alcancen todos los sitios en  el mercado nacional e internacional.

 

QUÉ LEE GARDEAZÁBAL

Por: Gustavo Alvarez Gardeazábal
Vale la pena pensarlo
De Carlos Raúl Yepes
Editado por Aguilar
Audio
https://www.spreaker.com/episode/que-lee-gardeazabal-vale-la-pena-pensarlo-de-carlos-raul-yepes--62585889


Por estos días, cuando el otrora Sindicato Antioqueño, el poderoso GEA, tuvo entierro de pobre y ni misa de rechupete le cantaron en la catedral Metropolitana de Medellín, el libro que ha publicado Carlos Raúl Yepes, cobra singular pero no atractiva importancia.

El hecho de que su autor hubiese tenido los cojones de interrumpir su carrera hacia la gloria renunciando en pleno ascenso a la presidencia de Bancolombia y hubiese dejado al mundo financiero con la boca abierta, sería suficiente motivo para leerlo.

Pero como no es fácil digerir el acumulado de aforismos que va repletando sin ilusión concreta página tras página, creo que muy pocos lectores, salvo mi admirado profesor Waserman, que escribe el prólogo, y afirma lo contrario, puede decir que luego de su lectura colegimos por qué Yepes dejó al país colgado de la brocha abriéndose del parche intempestivamente.

Y el libro no lo es porque resulta tan magno como la catedral de Colonia pero tan prosaico como las teorías que pretenden explicar lo imposible.

Como está redactado a modo de tabla de aprendizaje, su lenguaje es accequible, pero su batalla por la ética lo vuelve una obsesión por descrestar calentanos citando a tantas ideas ajenas que se viste de superfluo sin razón.

Por supuesto quienes buscan triunfar aprendiendo de las observaciones cotidianas de un derrotado, hasta encontrarán los valores que los ancianos ya dejamos de ver en las curvas de nuestras largas vidas.

Por eso quizás, la humilde actitud de hacer creer que en la existencia humana todo vale la pena pensarlo termina siendo apenas un catálogo de aprendizaje para quienes han seguido viviendo, como ganadores o como derrotados, pero sin tener la generosidad pretenciosa que aparenta este libro.

Leerlo, pues, no es mirarse al espejo. Mucho menos una garantía para encontrar la senda del triunfo que nuestra civilización occidental nos impuso religiosamente entre miedos y prohibiciones a tal punto que finalmente no supe si valía la pena haber leído este libro.

El Porce, noviembre 3 del 2024

 

 

Director
Zahur Klemath Zapata

Gerente
Laurie Agront

Gerente Operativo
Alba Lucia Arenas V.


Editor

Felipe Castro

 

   

Diagramación
María  Molina

 

Soporte Tecnológico
Aurooj Ali Khan

Nadeem Khan

Jawaad Malik

 

Colaboradores

Jotamario Arbeláez
Gustavo Álvarez Gardeazábal

 

 
Edgar Cabezas

Gongpa Rabsel Rinpoché

Guillermo Navarrete Hernández
Iván Pulido

Teresa Pardo

Agustin Perozo
CONTACTO
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