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COLUMNISTA

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.363-943

Fecha: Domingo 10-11-2024

 

DE AQUÍ Y DE ALLÁ

 

 

Por: Otoniel Parra Arias

 

EL QUE GANA ES EL QUE RÍE AL FINAL

 

“El modo de dar una vez en el clavo es dar cien veces en la herradura”, esta frase de don Miguel de Unamuno creo que puede adjudicársele a Donal Trump al filo de su triunfo rumbo a su segundo acceso a la presidencia, luego de enfrentar muchas dificultades que incluyeron su desafío al poderoso sistema de justicia de Estados Unidos.

Y en verdad que es un adalid de la persistencia y la fortaleza en sus convicciones, equivocadas o no, para enfrentarse a los más destacados representantes del poder, así como a la opinión ciudadana ofendida pero leal, debido a eventos de su mandato anterior, obligando así a tirios y troyanos a reconocer su triunfo y lo mejor, a aplaudirlo a rabiar para no quedar fuera de la foto de la victoria.

Este triunfo electoral con todas las de la ley, hay que reconocerlo de todas maneras, no justifica sus acciones anteriores como los desplantes a la justicia defendiéndose de las acusaciones de una mujer, el intento de toma del Congreso abduciendo desde la clandestinidad a miles de personas para atacar los símbolos más sagrados de la democracia, ni a la lucha en los estrados judiciales día tras día para responder por acusaciones que teóricamente lo llevarían como a cualquier hijo de vecino tras las rejas, mucho antes de terminar la contienda electoral.

Pero ha ocurrido lo contrario e incluso ya se habla de un comité de sabios en lo jurídico que buscan la manera de “limpiar” todo este historial sucio que no tiene razón de ser contra un presidente de los Estados Unidos.

 

El triunfo de todas maneras está patentizado en los resultados estadísticos que en ese país merecen toda la credibilidad y ahora toca mirar hacia el futuro. Atrás queda la pelea contra la vicepresidenta Kamala Harris, quien honestamente trató de superar la diferencia que ya tenía con Trump y sus triquiñuelas,
 

 

 

pero a quien le dieron muy poco tiempo para responder por ese gigantesco reto y prácticamente todavía tratando domar el brioso corcel de su campaña desde la salida tenía serios problemas que a la postre no pudo superar.

Dificultades nacidas del mismo presidente renunciado Joe Biden, quien lo hizo demasiado tarde cuando ya las críticas sobre su insolvencia mental y física para aspirar a un nuevo mandato eran vox populi.

Lo otro que hace parte de la falta de tiempo aunque esto no es excusa para toda una vicepresidenta que se supone con la problemática de su país en el cerebro fue la mala escogencia de los temas para enfrentar al malicioso Trump que prácticamente la esperó sentado para desarmarle sus importantes definiciones sobre el aborto y el problema de la inmigración.

Aunado a esta decisión equivocada la falta de preparación para enfrentar la enrevesada temática internacional que tiene como punta de lanza lo que está ocurriendo entre Rusia y Ucrania así como la acción desalmada de Israel contra la franja de Gaza.

En estos temas se dejó pillar el secreto como los magos principiantes ante un público adusto que otorga poca credibilidad a los trucos, como ocurrió al final de la campaña cuando supuestamente descubrieron los reporteros que Kamala tenía una respuesta favorable para Israel cuando estaba en un auditorio de mayoría judía y a favor de los palestinos cuando lo hacía en otro foro favorable a los enemigos de Israel.

 

 

Mejor dicho faltó tiempo, creemos nosotros 

 

 

 

para cimentar argumentos contundentes que son los que mueven al mundo mientras en la orilla de Trump simplemente se acogieron lo que tantas veces se ha repetido en casi todas las campañas: “es la economía estúpido”, que se refiere al principal motivo electoral de la gente del común, respecto a seguir la senda del que mire a sus problemas familiares y hable de cosas tan prosaicas pero tan dramáticamente necesarias como la comida, los arriendos, la seguridad y el empleo, más allá de las grandes debates internacionales y las posiciones ante problemas que impliquen posiciones morales complejas respecto a la libertad individual.

 

"La habitación de al lado"
 


Leonel Perez Barrio


Tenía que ser Almodóvar, Pedro Almodóvar, el genio español que llegó al cine para volverlo más grande, entrañable y añorado. Esta, su más reciente película, es una de las imperdibles.

Una mujer al borde de la muerte por un cáncer irreversible, logra que una amiga la acompañe en su último mes de vida. Alquilan una confortable casa en un suburbio de Boston, para recibir allí el último suspiro. En sus conversaciones afloran las referencias a mi Joyce, Hemingway y Faulkner, así como la nostalgia del cine mudo.

En el fondo esta Boston, de viejos y elegantes edificios. Una oscura nube ensombrece sin piedad las olas del rio Charles. En su derredor una nevada de abundante nieve rosada, cae eterna sobre los vivos y los muertos. Florece el jardin donde los pájaros no paran de cantar. Transcurren las pocas semanas de convivencia permitiendo que resuciten los amores compartidos y las intensidades del sexo del ayer.

Los caballeros prudentes no cuentan el final, solo que el público muy consciente de su suerte, elogia con silencio de tristeza la culminación de una obra maestra. Toca verla.

 

 

 

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