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aislamientogenético de estas pequeñas
comunidades neandertales con su eventual extinción. Los investigadores sugieren
que la falta de interacción con otras poblaciones fue una desventaja
significativa, ya que limitaba la variación genética y reducía la capacidad de
adaptarse a cambios ambientales, como el clima o la aparición de nuevos
patógenos.
Tharsika Vimala explica: "Cuando una
población está aislada durante tanto tiempo, pierde la capacidad de adaptarse a
los cambios. La falta de diversidad genética puede hacer que una población sea
más vulnerable a enfermedades, a la vez que limita el intercambio de
conocimientos y tecnologías".
Además, este aislamiento no solo afectó a las capacidades genéticas y de
adaptación, sino que también redujo las posibilidades de evolución cultural y
social. Al no interactuar con otras comunidades, los neandertales de la
población de Thorin no pudieron beneficiarse de avances tecnológicos o
culturales que pudieron haber surgido en otras partes de Europa.
El último neandertal: un enigma que sigue abierto
El estudio ha generado gran interés en la comunidad científica internacional, y
se ha discutido ampliamente en publicaciones académicas de todo el mundo. Su
relevancia ha sido destacada por la coherencia con el trabajo de Ludovic Slimak,
quien recientemente publicó un libro titulado El último neandertal. En esta
obra, Slimak explora los últimos años de existencia de esta especie y propone
nuevas teorías sobre las razones detrás de su desaparición. La conexión entre
las investigaciones genéticas y los hallazgos arqueológicos permite una
comprensión más completa de este enigma prehistórico.
El descubrimiento de Thorin ofrece una nueva perspectiva sobre la vida de los
neandertales y los desafíos que enfrentaron. Aunque todavía quedan muchas
preguntas por resolver, el análisis de este neandertal aislado nos brinda una
visión única sobre cómo la genética, el clima y las interacciones sociales
pudieron haber influido en la extinción de una especie que, de no haber
desaparecido, podría haber compartido el planeta con los humanos modernos.
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Thorin es el nombre otorgado a un neandertal que vivió en
condiciones que podrían considerarse extremadamente aisladas. Su
comunidad se mantuvo genéticamente desconectada de otras poblaciones
de neandertales durante más de 50,000 años, lo que ha despertado un
interés notable en la comunidad científica. Este descubrimiento fue
realizado por investigadores de la Universidad de Copenhague,
quienes analizaron su ADN y revelaron detalles sorprendentes sobre
su estilo de vida, evolución genética y el entorno en el que habitó.
El estudio, publicado en Cell Genomics, proporciona pistas que
podrían ayudar a comprender las razones detrás de la desaparición de
los neandertales como especie.
Aislamiento genético de 50.000 años
Thorin fue descubierto en el sistema Grotte Mandrin, ubicado en
Francia, en el año 2015. Los análisis genéticos revelaron que Thorin
formaba parte de un linaje que se separó de otros neandertales hace
aproximadamente 100,000 años y que su comunidad se mantuvo aislada
por más de cincuenta milenios. Esto representa un hallazgo
significativo, ya que previamente se pensaba que los neandertales en
sus últimos años constituían una población genéticamente homogénea.
La investigadora principal, Tharsika Vimala, comentó al respecto:
"Hasta ahora, se creía que los neandertales en el momento de su
extinción formaban una sola población homogénea. Ahora sabemos que
al menos dos grupos coexistían, con diferencias genéticas notables".
El aislamiento de Thorin y su comunidad se explica en parte por la
distancia que los separaba de otras poblaciones. Según Ludovic
Slimak, coautor del estudio, "estas comunidades vivían a apenas unos
10 días a pie entre sí, pero durante 50.000 años no hubo intercambio
genético entre ellas". Esto implica que,
aunque geográficamente cercanas, las poblaciones mantuvieron una
separación casi completa, sin interacción alguna.
Un linaje antiguo
La comunidad de Thorin no solo
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estuvo aislada, sino que también
mantenía características genéticas más antiguas que otros neandertales. A través
del análisis del ADN extraído de los dientes y la mandíbula de Thorin, los
investigadores pudieron determinar que sus genes eran más parecidos a los de
neandertales que habitaron hace más de 100.000 años, lo que lo convierte en un
espécimen muy valioso para los estudios de genética evolutiva.
Los arqueólogos estimaron que Thorin vivió hace entre 40.000 y 45.000 años, lo
que lo posiciona como uno de los últimos neandertales en la región. Sin embargo,
su genoma indica una conexión más fuerte con ancestros mucho más antiguos. Esto
plantea interrogantes sobre cómo estas comunidades aisladas pudieron mantener
características genéticas ancestrales durante tanto tiempo sin que se produjera
una mezcla con otras poblaciones cercanas.
Condiciones de vida y el clima extremo
Otro aspecto relevante del estudio es la relación de Thorin y su comunidad con
el entorno climático en el que vivieron. Utilizando isótopos de los huesos y
dientes, los investigadores pudieron deducir que esta población vivió en
condiciones de frío extremo, similares a las que enfrentaron otros grupos
neandertales en sus últimos días. Este clima severo podría haber jugado un papel
importante en su aislamiento y su eventual desaparición. El arqueólogo Martin
Sikora, uno de los autores del estudio, mencionó: "El genoma de Thorin es un
vestigio de algunas de las primeras poblaciones neandertales de Europa, lo que
nos permite entender mejor su adaptación al frío extremo".
El aislamiento como factor clave en la extinción
Uno de los aspectos más intrigantes del estudio es la
teoría que vincula el
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