Fundado el 9 julio de 1948 -

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur Klemath Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

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EDITORIAL

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.366-946

Fecha: Sábado 16-11-2024

 

EDITORIAL

 

La trampa de la supervivencia en Colombia

 

En Colombia, la supervivencia se ha convertido en un juego de astucia y resistencia. Los ricos encuentran formas de acumular más poder y recursos a expensas de los más vulnerables, mientras que entre los pobres, la competencia por subsistir se convierte en una lucha constante, casi caníbal. Esta realidad, aunque cruda, ilustra el ciclo de autodestrucción que perpetúa la desigualdad y limita el desarrollo del país.

Cuando se habla de cómo los ricos usurpan y explotan a los menos favorecidos, la imagen que se pinta es a menudo de un saqueo elegante y metódico. Los mecanismos son tan sofisticados que el colombiano promedio apenas nota el momento exacto en que sus recursos son absorbidos por estructuras económicas que benefician solo a una élite. Impuestos regresivos, políticas que favorecen a grandes conglomerados y un sistema financiero que prioriza la acumulación de capital sobre el bienestar común son solo algunas de las formas en que la riqueza se concentra. Pero, paradójicamente, no es esto lo que causa más estragos en la vida diaria del ciudadano de a pie.

El verdadero drama se encuentra en el robo cotidiano entre quienes tienen menos. La competencia feroz entre pequeños comerciantes y la proliferación de individuos dispuestos a arrebatar lo poco que tienen otros reflejan un sistema roto en su base. Pequeños empresarios se ven obligados a protegerse no solo de un Estado que les impone trabas, sino también de sus pares, que en ocasiones recurren a acciones desleales para obtener una ventaja mínima. Esta situación fomenta un ambiente donde el crecimiento es sofocado desde su inicio y el sueño de prosperar se vuelve una hazaña casi imposible.

El miedo se convierte en la sombra de cada acción: si creces demasiado, atraes la atención de quienes te verán como presa; si sigues las reglas, es probable que pierdas frente a quienes no lo hacen; y si alcanzas el éxito, la carga tributaria amenaza con devorar tus logros. Esto da lugar a un comportamiento generalizado de conformismo, donde muchos prefieren una estabilidad precaria a arriesgarse a la inseguridad que implica intentar sobresalir.

Este ciclo de “todos contra todos” no solo perpetúa la pobreza, sino que también alimenta la corrupción y fortalece las dinámicas que han mantenido al país en un estancamiento crónico. Los que logran salir adelante, muchas veces lo hacen participando en un juego que favorece la trampa y la avaricia, cimentando así un sistema en el que la economía informal y el ingenio deshonesto se vuelven la norma. Para romper este ciclo, es fundamental que se promuevan reformas que no solo beneficien a los poderosos, sino que también generen un entorno donde las oportunidades sean reales y equitativas para todos.

El reto, entonces, es claro: dejar de lado la ley de la selva para construir un sistema basado en la confianza, la equidad y el respeto por el trabajo honesto.

 

 

 

 

Alianza de los dueños de la miseria social

Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com

 

Puedo hablar porque he vivido lo suficiente como para distinguir entre el bien y el mal. Además, tengo la capacidad de la razonabilidad que me permite separar las cosas comunes de las cosas del intelecto. Cosa no común en el ser humano. Porque el ser humano es empírico y su intuición la tiene relegada a la magia y las cosas religiosas.

 

La mayoría de los textos son historias fantásticas que han entretenido a generaciones de adultos con mente de niños y que los hace vivir en ese mundo mitológico. Esa es una verdad que no se puede rebatir porque está incrustada en la genética de millones de seres humanos, es removible porque si se quita desencaja a la humanidad. Y dejaríamos de ser esa comunidad humana multifacética.

 

En toda esta composición de elementos humanos hay tres corrientes que rigen el planeta y que es muy difícil de escapar de las manos de ellas. La religión, los políticos y los ladrones. Es como si fuera una alianza que gobierna lo existente y que es imposible eliminar porque está presente como la vida misma.

Colombia es un país inmaduro que no ha podido añejar intelectualmente y que cada día es como si nada hubiera cambiado. Cualquiera persona mayor de 70 años puede hablar mejor que yo y hacer un recorrido en su vida para encontrarse que la ruleta de su existencia ha pasado por los mismos caminos una y otra vez y que sus vecinos no han comprendido que aún siguen en lo mismo.

Cuántos crímenes se han cometido en los más de doscientos años de existencia del país de personas que han querido ayudar a que el país avance para bien. Y seguirán muriendo y todo quedará como un muerto más en la interminable lista. Porque morir asesinado es parte del estándar de muerte en el país.

La alianza tácita de la muerte, “como una muerte anunciada”, permanece como parte de la naturaleza colombiana. Es una palabra que escuchamos en todas las formas como si su significado fuera no tuviera el valor terrorífico que ella expresa y se siente en otras latitudes.

Por eso hay esa alianza de miseria entre los políticos, los ladrones y los reducidores, porque es la forma de mantener a los ciudadanos entretenidos mientras unos roban, otros compran lo robado y los políticos reponen lo robado para ganar los tres de esa jugada magistral. ¿Y quién paga? Ya todos sabemos de dónde sale el dinero.

 

Lo más interesante de todo esto es que los ciudadanos que son los dueños del poder, apoyan a los mismos que mantienen la cadena de calamidades votando por ellos y

 

 

 

no ejerciendo el voto en blanco que es el que les da el poder para rechazar todo ese desorden que se ha establecido por décadas de malos gobiernos o administradores públicos.

Si uno se detiene un momento a racionalizar todo lo que está pasando y decide decir basta a todos estos atropellos las cosas irán cambiando para que las nuevas generaciones puedan vivir en paz y agradecernos por lo que hicimos por ellos.

 

COMAN DE SU COCINADO
Crónica #1006

Por: Gustavo Alvarez Gardeazábal

 

Audio: https://youtu.be/2mUndG6UktY

 

Desde el día que ganó Trump nos están repitiendo que su triunfo fue logrado en gran parte por apoyo mayoritario de los hispanos. También sabemos, por cifras que se publican cada seis meses, que esos hispanos envían mensualmente a sus familias en los países de origen las remesas con las cuales levantan a sus gentes en lejanía y que esa suma alcanza a ser de miles de millones de dólares.

 

En Colombia, de los 11 mil millones de dólares que cada año le transfieren a sus familias los integrantes de la diáspora regados por todo el mundo, se dice que por lo menos 6 mil millones de tales remesas provienen de los Estados Unidos.

 

Pero como también se sabe que el retrechero de Trump ha dicho y vuelto a decir que va a atajar la inmigración hacia Norteamérica y que apenas se posesione el 20 de enero va a despachar en aviones fletados a miles, quizás millones de inmigrantes sin papeles que trabajan en USA, y como él no se para en pelitos, ahora acaba de anunciar que va a decretar un impuesto del 10% de todos los giros y remesas que los hablantes latinos envíen a sus familias en los países de origen porque aspira (eso dice él) a desestimular la presencia de tanto inmigrante de Latinoamérica que se ha colado allende sus fronteras.

En otras palabras que los fervorosos hispanos que creían que con Trump alcanzarían la tranquilidad y más opciones de trabajar y de ganar mejor sueldo, van a pagar, de su bolsillo, y con su sudor, un impuesto del 10 % de todo que le vuelvan remesa a sus países.

Por supuesto ya los banqueros de Wall Street deben estar pensando en cómo solventar el bajón en los giros mensuales por los que cobran comisiones y, muy seguramente, los hispanos de barriada, quizás colombianos ingeniosos, estarán montando alguna trampa para hacerle pistola a las ambiciones de Trump y no pagar el impuesto.

Mientras tanto hemos de repetir como la abuela: “coman de su cocinado” ustedes eligieron a ese retrechero.

El Porce, noviembre 16 del 2024

 

 

Director
Zahur Klemath Zapata

Gerente
Laurie Agront

Gerente Operativo
Alba Lucia Arenas V.


Editor

Felipe Castro

 

   

Diagramación
María  Molina

 

Soporte Tecnológico
Aurooj Ali Khan

Nadeem Khan

Jawaad Malik

 

Colaboradores

Jotamario Arbeláez
Gustavo Álvarez Gardeazábal

 

 
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Gongpa Rabsel Rinpoché

Guillermo Navarrete Hernández
Iván Pulido

Teresa Pardo

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