Fundado el 9 julio de 1948 -

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur Klemath Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

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EDITORIAL

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.417-997

Fecha: Sábado 15-02-2025

 

EDITORIAL

 

Cadenas del pasado

 

Colombia ha sido, desde tiempos coloniales, una nación marcada por la explotación de sus recursos naturales. La minería, la ganadería y la agroindustria han sido los ejes centrales de un modelo económico que ha priorizado la extracción sobre la conservación. Esta lógica, heredada del eurocentrismo, ha consolidado una mentalidad extractivista que sigue vigente en la actualidad y que, lejos de propiciar un desarrollo equitativo, profundiza desigualdades y deteriora el medio ambiente.

El modelo extractivista ha sido justificado en nombre del progreso, pero en realidad ha generado una economía dependiente de la renta minera. La distribución de las regalías, aunque concebida como un beneficio colectivo, se traduce en una administración ineficiente y en una escasa inversión en infraestructura básica. Acueductos y alcantarillados deficientes son la norma en muchas regiones ricas en recursos, lo que evidencia una contradicción fundamental: los territorios que más aportan al crecimiento económico del país son, a menudo, los más rezagados en términos de calidad de vida.

A esto se suma una crisis climática que nos obliga a replantear nuestras prioridades. La sobreexplotación de los recursos naturales ha afectado el equilibrio ambiental, generando sequías, inundaciones y deslizamientos. En un país donde el agua es un bien estratégico, su manejo irresponsable compromete la sostenibilidad y el bienestar de millones de personas. Urge una transición hacia un modelo que valore el agua y la biodiversidad como activos fundamentales para el futuro.

La ganadería y la agricultura industrial refuerzan esta mentalidad de explotación. La lógica de "criar y sacrificar" se replica tanto en el manejo de los animales como en el uso del suelo, donde la producción intensiva se impone sin considerar los daños ecológicos. La deforestación, la contaminación de fuentes hídricas y la pérdida de biodiversidad son consecuencias directas de esta visión que, en lugar de armonizarse con la naturaleza, la somete y la degrada.

Descolonizar la mentalidad extractivista no significa abandonar la explotación de recursos, sino transformarla en un modelo que priorice el equilibrio ambiental y el bienestar social. Requiere una nueva ética económica y política que valore la sostenibilidad y la justicia social como pilares del desarrollo. En lugar de seguir perpetuando un modelo colonial que enriquece a pocos y empobrece a muchos, debemos avanzar hacia una economía regenerativa, donde la conservación del territorio sea un compromiso colectivo y no una preocupación secundaria.

Colombia es un país de inmensa riqueza natural y humana. Sin embargo, esa riqueza solo tendrá verdadero valor si se gestiona con una visión de largo plazo, que integre el bienestar de las comunidades y la protección del medio ambiente. La verdadera independencia no se logra con discursos, sino con acciones que desmonten los paradigmas de explotación y construyan un futuro basado en la equidad y la sostenibilidad. Ese es el desafío que debemos asumir si queremos un país realmente soberano y justo.

 

 

 

 

El poder lo ejerce la sociedad unida y no un líder

Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com

 

Por siglos el poder siempre lo han ejercido los líderes porque son los que comandan la manada. Esto es muy difícil de superar porque existe un concepto de ese poder arraigado en el pensamiento de los seres humanos. Según ellos, los líderes son los que mueven los gobiernos y se comunican entre sí para determinar el orden del mundo actual.

 

Va a ser muy difícil que de la noche a la mañana cambie esa naturaleza del individuo sobre una realidad que existe de sus entrañas. Ellos van a estar ahí paulatinamente hasta que los cambios genéticos y el intelecto los desalojen de la naturaleza del individuo. Pero a medida que avanza ese cambio tenemos que estar conscientes de que como individuos en evolución tenemos que actuar frente al panorama presente con habilidad para no dejar que esos líderes nos hagan daños por ser serviles a sus causas.

Nuestro libre albedrío nos permite actuar y agruparnos como una sociedad determinante dentro de la misma sociedad para que se dé el equilibrio que se necesita para poder vivir equitativamente, libre, independiente y autónoma de ese liderazgo que ciertos individuos ejercen sobre parte de la manada humana.

Los conflictos presentados en la sociedad se dan porque ciertos líderes quieren apoderarse de los bienes de otros y en ese apoderamiento influyen en esa parte social la cual está subyuga y sigue el pensamiento del personaje sin dilucidar el daño que va a hacer al enemigo y a la población que lo sigue y la que no.

En la actualidad en la sociedad debe haber un equilibrio que no permitir que una parte inconsciente sea llevada a apoyar decisiones que van a destruir lo bueno que ya se ha construido.

Hemos logrado avanzar intelectualmente a unos estados privilegiados donde el conocimiento del porqué de las cosas lo tenemos presente y el desarrollo tecnológico nos ha puesto a comunicarnos en todos los quehaceres del día alejados del oscurantismo en que vivieron nuestros ancestros.

Si dejamos que otros tomen decisiones por nosotros y nos obliguen a tributar para que ellos vivan en óptimas condiciones, seguiremos como esclavos rechazando las llaves que abren las puertas de nuestra autonomía y libertad.

Podemos equilibrar nuestra vida frente a ese poder existente exigiendo que exista un manejo de la cosa pública como si fuera la empresa pública de los ciudadanos que tributan y reciben las regalías para el bienestar social de todos los contribuyentes.

 

 

 

QUE ME INUNDEN DE FLORES
Crónica #1056

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal

 

Audio: https://youtu.be/TOC6u_WHkJI

 

Este San Valentin que se festeja hoy y en especial en suelo norteamericano, pudo haber sido un imposible para los miles de floricultores.

Hace 12 días el presidente Petro resolvió frentear al presidente Trump por la manera como el régimen imperial de Washington devolvía colombianos que habían emigrado a USA.

Pocos saben las horas de angustia que pasaron los miles de compatriotas relacionados con el cultivo y exportación de flores a los Estados Unidos. Si los hilos no se hubiesen movido para calmar la furia jupiteriana del emperador, el arancel del 25% conque amenazó a todos los productos colombianos, les mataba la cosecha a los floricultores que desde el 1 de febrero estaban alistando los miles de toneladas de rosas, claveles y pompones que se venden hoy, dia de San Valentín en los Estados Unidos.

 

Afortunadamente no sucedió, pero el evento debería servir para que los dos grandes bloques de exportadores colombianos de productos agrícolas, café y flores, piensen en construir un colchón de seguridad para el futuro.

Deberían provocar campañas mayúsculas dentro del país para que volvamos a la vieja costumbre de las abuelas de adornar nuestras viviendas con al menos un florero repleto de la multicolores variedades que abundan en Colombia.

Los cafeteros tendrían que hacer lo mismo. Impulsando que todo coterráneo se tome, por lo menos, una taza de café al día les ayudaría a levantar ese otro colchón.

Estoy convencido que con flores y café hemos construido la cultura perdurable que nos hace sentir colombianos.

Yo, anciano en declive y monitoreado por prohibiciones médicas, no he dejado de tomarme todas las mañanas a primera hora mi taza de café ni de poner un florero en alguna parte de mi casa.

 

Quizás por ello he pedido a unos y otros que el día que me lleven a enterrar al Cementerio Museo de San Pedro en Medellín, me inunden de flores y que lo último que tome antes de apagarme sea una taza de café de altura de la Heredad Correa.

El Porce, febrero 15 del 2025

 

 

Director
Zahur Klemath Zapata

Gerente
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Gerente Operativo
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Editor

Felipe Castro

 

   

Diagramación
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Soporte Tecnológico
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Colaboradores

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Gustavo Álvarez Gardeazábal

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Teresa Pardo

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