Estos son los lujos y “fiestas mágicas” de alias
Toro

En una escena que parecía sacada de una película, agentes de la Policía
Antinarcóticos sorprendieron a José Nelson Toro Marín, alias ‘Toro’ o ‘El Paisa’,
mientras descansaba junto a la piscina de una majestuosa mansión en una
exclusiva zona de Pereira. La operación puso fin a una larga búsqueda contra
quien, según las autoridades, lideraba una red de narcotráfico con tentáculos en
Perú y Europa.
Con una circular roja de Interpol sobre su cabeza, Toro Marín vivía bajo una
fachada de empresario automotriz respetado. Propietario del centro de
mantenimiento Todoautos, en Dosquebradas, se codeaba con empresarios locales
prestando servicios a vehículos de alta gama. Pero tras los vidrios polarizados
de sus lujosas camionetas —Ford F-150, Toyota Fortuner, Mazda CX-5 y una BMW— se
escondía, presuntamente, uno de los hombres clave en el envío de cocaína hacia
el extranjero.
Una fuente vinculada a la investigación contó que desde hace dos años “Toro” se
movía con sigilo por el Eje Cafetero, consolidando su imagen como ganadero y
empresario. No obstante, las autoridades ya le seguían los pasos. Fue su círculo
cercano, en particular su esposa Alba Lucía Giraldo Cardona, quien sin estar
implicada directamente en el proceso judicial, permitió a los investigadores
unir las piezas del rompecabezas.
Ella figura como dueña del negocio “Fiestas Mágicas”, una firma que se dedica a
organizar eventos de alto perfil en la región. Aunque la empresa no está bajo
investigación, su vínculo con un predio adquirido por la pareja en 2011 por 285
millones de pesos fue una pista clave para ubicar al sospechoso.
La lujosa mansión donde fue capturado también está a nombre de Toro Marín. Desde
allí, se habría mantenido activo, mientras lograba desviar la atención con una
vida aparentemente tranquila y exitosa.
El hombre permanece ahora a disposición de la Fiscalía General de la Nación
mientras se formaliza su proceso de extradición a Perú, país desde donde se
coordinaban varias de las rutas de narcotráfico por las que se le acusa. Su
historia deja al descubierto cómo el crimen organizado se disfraza de éxito
empresarial, y cómo, a pesar de las apariencias, las autoridades logran abrirse
paso en las sombras del lujo.
Corte Suprema avala extradición de
alemán señalado por operar mercado ilegal en la dark web

Patrick Schmitz, un ciudadano alemán que durante años vivió en el anonimato
virtual bajo los alias “William Gibson” y “PapaLegba”,
está a un paso de ser extraditado a Estados Unidos. La Corte Suprema de Justicia
de Colombia avaló su entrega al gobierno norteamericano, tras analizar las
pruebas que lo señalan como el creador y operador de uno de los mercados
ilegales más activos en la dark web: The Versus Project.
Durante al menos tres años, Schmitz habría administrado esta plataforma que
permitió la realización de más de 300.000 transacciones ilícitas, incluyendo la
venta de drogas como heroína, documentos falsificados y hasta
pornografía infantil. Todo ello, camuflado bajo sofisticadas
capas de seguridad digital que dificultaban la detección de sus usuarios y
operadores.
El sitio, conocido simplemente como Versus, se convirtió en un referente dentro
del mundo clandestino de la internet
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oscura. Su caída,
según las autoridades, significó un golpe estratégico para las redes criminales
que utilizan el ciberespacio como su principal canal de operación.
La acusación formal fue presentada por la Corte del Distrito de Nueva Jersey en
abril de 2024, donde se señala a Schmitz como pieza clave de esta red. Su
extradición fue solicitada vía diplomática a través de la embajada de Estados
Unidos en Colombia, y tras ser evaluada, recibió luz verde por parte de la Sala
de Casación Penal.
“La Corte Suprema de Justicia emite concepto favorable a la solicitud de
extradición del ciudadano alemán Patrick Schmitz”, indicó el alto tribunal en su
pronunciamiento oficial, el cual ya fue notificado a su defensa y a la Fiscalía
General.
Por ahora, el alemán permanece bajo custodia en Colombia, a la espera de que el
Gobierno Nacional haga oficial su entrega a las autoridades estadounidenses. Su
caso pone sobre la mesa la complejidad de perseguir delitos digitales a escala
global, y evidencia cómo el cibercrimen se oculta tras pantallas, pero no
siempre logra burlar a la justicia.
Capturan en Tolima a alias 'Fabián', uno de los
principales cabecillas del Estado Mayor Central

En una operación conjunta entre la Policía Nacional y el Ejército, desarrollada
en zona rural del municipio de Icononzo, Tolima, fue capturado alias “Fabián”,
señalado como el máximo jefe de la estructura criminal Joaquín González,
perteneciente al Bloque Jorge Suárez Briceño del Estado Mayor Central (EMC),
disidencia liderada por alias “Calarcá”.
Junto a él fueron detenidas otras tres personas y se incautaron dos pistolas, un
revólver, dinero en efectivo y documentos usados para extorsionar a
comerciantes, conocidos como “citaciones extorsivas”. Con más de nueve años de
historial delictivo, alias Fabián era considerado una pieza clave en la
expansión de esta estructura ilegal, especialmente en el sur del Tolima y
algunas zonas del suroccidente de Cundinamarca.
Las autoridades aseguran que
lideraba un grupo armado compuesto por cerca de 40 hombres y era el encargado de
coordinar acciones de presión y cobro extorsivo en municipios como Roncesvalles,
San Antonio, Rovira, Ibagué y Chaparral. Además, mantenía una estrecha relación
con alias “Cancharino”, otro de los jefes de esa estructura, quien fue abatido
por las autoridades en febrero pasado.
Esta captura ocurre en medio de un panorama tenso dentro del EMC. Documentos
reservados y fuentes de inteligencia revelan que las divisiones internas entre
comandantes son cada vez más profundas, especialmente entre quienes siguen a
Iván Mordisco y los grupos bajo el mando de Calarcá. La disputa no solo gira en
torno a desacuerdos ideológicos, sino también a la forma en que se distribuyen
los recursos del narcotráfico.
Algunos comandantes de frentes
ubicados en el suroriente del país habrían expresado su inconformidad por
sentirse relegados, mientras Iván Mordisco destina la mayoría de los fondos a su
disputa directa con alias Calarcá. Esto ha generado tensiones que, según
inteligencia militar, estarían llevando a varios mandos medios a considerar
salidas negociadas, similares al proceso de sometimiento que han explorado otras
organizaciones armadas.
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La caída de alias Fabián representa un golpe importante para la estructura
criminal que buscaba consolidarse en el centro del país, y al mismo tiempo pone
en evidencia la creciente fragilidad interna del EMC, en un momento clave para
las decisiones de seguridad y paz territorial.
El millonario soborno y la infiltración del
director de la Polfa en la red de ‘Papá Pitufo’

Una operación encubierta sin precedentes sacudió este año a las entrañas del
contrabando en Colombia. El protagonista, aunque en silencio, fue el actual
director de la Policía Fiscal y Aduanera (Polfa), coronel Yorguin Malagón, quien
antes de asumir su cargo de manera oficial, ya estaba infiltrado en la
estructura criminal liderada por Diego Marín Buitrago, alias Papá Pitufo,
señalado como el gran zar del contrabando y actualmente detenido en Portugal, a
la espera de su extradición a Colombia.
Los detalles que revela el expediente en poder de la Fiscalía y conocidos por
medios de comunicación nacionales permiten reconstruir los movimientos que hizo
Malagón para ganar la confianza de los emisarios de la red, todo bajo la figura
de agente encubierto, en una investigación liderada por la Fiscalía Quinta
Delegada contra la Corrupción.
El 13 de enero de 2024, días antes de asumir en propiedad la dirección de la
Polfa, Malagón se reunió con el coronel retirado Alexander Galeano Ardila. Fue
dentro de una camioneta en Bogotá donde, bajo felicitaciones por su nuevo cargo,
le ofrecieron una remuneración millonaria para “favorecer a la organización”. La
oferta no fue directa: llegaría desde Cali, por medio de Galeano como
intermediario.
El 27 de enero, ya como director, Malagón tuvo una nueva cita con Galeano en una
discoteca del norte de Bogotá. Allí, se concretó el primer ofrecimiento: 300
millones de pesos y una camioneta Toyota a cambio de facilitar un contacto con
el teniente coronel Víctor Leal Carreño, entonces jefe de la división de control
operativo de Buenaventura. En los baños del lugar, según el expediente, Galeano
le entregó a Malagón 30 millones de pesos, en varios fajos. Era el primer pago
dentro de la operación encubierta.
El operativo avanzó con encuentros estratégicos. El 9 de febrero, en el Hotel
Las Américas de Cartagena, se formalizó el acuerdo por los 300 millones de
pesos, esta vez como “remuneración mensual” por colaborar con la red de
contrabando. El pago, según los documentos, fue recogido por otro agente
infiltrado, el mayor Peter Nocua, y entregado a Malagón el 22 de febrero en
Bogotá. Una caja repleta de billetes que representaba no solo la confianza
ganada ante la red, sino una jugada de alto riesgo para desmantelarla desde
adentro.
Mientras tanto, la red también avanzaba. El coronel Leal, también en calidad de
infiltrado, fue contactado por alias El Bendecido, socio de Papá Pitufo, y
recibió una camioneta Toyota Prado, además de un pago de 200 millones de pesos
en billetes de $100 mil.
Aunque sectores políticos, como el representante José Jaime Uscátegui, han
exigido claridad sobre el verdadero rol de Malagón, los documentos judiciales y
fuentes cercanas a la operación confirman que todo se dio bajo autorización
legal, como parte de una infiltración para llegar al corazón de una de las redes
más sofisticadas del contrabando en Colombia.
Desde la Polfa, han optado por el silencio. Malagón no ha dado declaraciones y
se mantiene al margen, mientras su nombre aparece en medio de una de las
operaciones anticorrupción más delicadas de los últimos años. Lo cierto es que,
si bien los pagos se hicieron y los contactos se concretaron, todo ocurrió bajo
la lupa de la justicia, y con el objetivo de derribar a una red criminal que
logró infiltrar los puertos más estratégicos del país.
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