Fundado el 9 julio de 1948 -

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur Klemath Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

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EDITORIAL

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.469-1049

Fecha: Martes 22-04-2025

 

EDITORIAL

 

 ¿Qué será la paz?


La muerte del Papa deja demasiados interrogantes, frente a sus últimas palabras. “La paz es posible” afirmó el Papa en una de sus últimas apariciones, ¿qué tipo de paz estamos hablando? es una de las preguntas que podrían surgir, obviamente podríamos referirnos a la paz espiritual, pero esta puede llegar a parecer un imposible en un contexto tan caótico como el que vive nuestra sociedad en la actualidad.

La aceptación y el desapego a los males que se nos son proporcionados puede llegar a ser una manera, pero, cómo podría alguien ver con calma a aquel que produjo un mal enorme, tal cual sucede cuando una madre ve al asesino de su hijo, pasar tranquilamente por la esquina de su casa ahora después de haber pagado tal crimen. ¿De qué manera alguien podría llegar a tener paz? El Papa podría referirse a esta problemática con sus últimos escritos, mismos en donde afirma:

"Renovemos nuestra esperanza y nuestra confianza en los demás, incluso en quienes son diferentes a nosotros o vienen de tierras lejanas, trayendo costumbres, formas de vida e ideas desconocidas. Porque todos somos hijos de Dios".

Todos somos los hijos de Dios, pero si sostenemos tal afirmación en pro de crear un principio lógico, esto mismo no implica que todos tengamos igualdad de condiciones, el mundo y la desigualdad nos lo impide: ¿cómo regresar la confianza en una sociedad tan herida como Colombia? o acaso para llegar al perdón debemos ocultar nuestro dolor, temor o infinidad de pensamientos que nos dañan cuando se nos comete un acto injusto, ¿colocar la otra mejilla? y es que la paz que el Papa Francisco se refiere es por mucho algo que sólo funcionaria en un mundo ideal es donde nadie ha sentido el temor, el horror de ser dañado, y ocultar todos estos sentimientos, es psicológicamente un acto negligente contra nosotros mismos… Podemos “permitir la libertad religiosa, libertad de pensamiento, libertad de expresión y respeto a las opiniones de los demás” como leyó el clérigo encargado bajo la atenta mirada de Francisco. Pero ¿qué hacemos con nuestra historia?

Día a día encontramos más odio en nuestro mundo, y esa constante transgresión frustra y esta misma nos lleva a agotarnos de querer alcanzar la paz. Sin embargo, podríamos cambiar el orden lógico de las premisas del Papa, En otras palabras, si dejamos de verlo como una orden general y universal, y lo vemos como una forma, de no seguir construyendo guerra y adentrarnos en un futuro un poco menos belico, tal vez y solo tal vez podríamos entender la paz de la cual habló el Papa. Es decir tomar estas palabras, para cambiar nuestra dirección, una en donde el otro, también está en este mundo alocado, por lo tanto, también sufre, por lo tanto intentar que nosotros no seamos uno mas de sus dolores de cabeza.
 

 

 

Los carroñeros que olvidaron sus raíces


Por: Zahur Klemath Zapata

zapatazahurk@gmail.com


Cuando crecía e iba a la escuela, muchas veces escuche al maestro decir que los indios no tenían alma y que los perros eran más valiosos que esos animales. Estaba en tercero de primaria y ya me perfilaba en lo que hoy soy. Lo escuche decir esas palabras y eso me hizo afinar el sentido de la razonabilidad.

Ese maestro hoy debe de estar enterrado bajo la misma tierra de sus antepasados aborígenes en el más completo olvido.

La tierra nunca ha sido de nadie, el que la reclame como propia, sobre ella vivirá sólo para labrarla y morir esclavo de ella.

Los primeros humanos y descendientes han vivido como parte de ella y han convivido en paz. Pero unos sicópatas de los primeros siglos cuando la Mesopotamia y la Grecia eran colmenas todas funcionaban bien. Esto duró hasta que un arrogante guerrero macedonio conquistó parte del mundo y cambio el orden de la tenencia de la tierra.

Los españoles por azar apoyando a Colón llegaron a estas tierras donde antes habían llegado otros navegantes y se regresaron dejando todo intacto como lo encontraron.

Castilla y León, un mísero territorio se lanzó a la devastación de un extenso continente y lo que era de todos los que lo habitaban lo hizo propio blandiendo una cruz y una espada asesinando millones de sus habitantes.

Hoy siglos después, los bastardos descendientes que no pudieron regresar reclaman las tierras que no son de nadie y que las han habitado los aborígenes en ella.

En Colombia el Estado carroñero los desplaza y les asigna territorios como si esas tierras no fueran de ellos. Y lo más interesante es que bandidos de todas las calañas reclaman como propio lo que nunca ha tenido dueño. Y por eso se creen que son dueños y demarcan territorios para sentirse dueños de una tierra que siempre estará ahí.

El aborigen no tiene el sentido de la propiedad porque no hace parte de su información genética, todo es de todos y por eso toman lo que encuentran si les es útil para comer o fabricar sus cosas básicas.

El descendiente del macedonio todo lo ve como un tesoro y quiere apropiarse de lo que encuentra a su alrededor. Lo marca, lo titula y lo convierte en un negocio para oprimir al otro. Mientras que el nativo ve las cosas como parte del todo y para todos. Por eso es que nace el crimen, por esa sed de poseerlo todo y sentirse dueños de todo. Así nace el mercado de las cosas. No el canje, yo tengo y tú tienes e intercambiamos elementos según nuestras necesidades.

Las leyes exitosas son aquellas donde la participación de todos se combinan entre unas cosas y otras y se llenan los vacios 

 

 

con la aportación de todos.

La democracia obliga a elegir a unos individuos por una minoría que al final son

ellos lo que esclavicen a sus electores obligándolos a pagar impuestos para que ellos construyan un establecimiento que permite crear la corrupción más monumental.

Este continente evolucionaba lentamente y todos vivían al ritmo de su quehacer cotidiano al igual que los que habitan la amazonia o las selvas profundas de este continente.

Solo cuando llega el invasor blandiendo su espada y sus leyes, la tierra se convierte en una cloaca de su humanidad.

 

ADMIRACIÓN Y GRATITUD
Crónica #1097

Gustavo Álvarez Gardeazábal

Audio: https://youtu.be/JLs90ysv8D8


La semana anterior, cuando se supo de la muerte a los 89 años de Mario Vargas Llosa, explotó mi volcán de admiración por su obra y corrieron, y seguirán corriendo, ríos inacabables de gratitud con quien no vaciló en apoyarme con su presencia, y la de sus ya famosos amigos del boom, en agosto de 1974 cuando realicé el Congreso de la Narrativa Hispanoamericana en Cali.

Sobre la magnitud de su obra literaria se han escrito por estos días piezas magníficas que coinciden con la admiración que siempre le tuve desde La Ciudad y los Perros, hasta la última, de hace apenas 18 meses: Le dedico mi silencio.

Pero pocos saben del apoyo que me brindó para que yo, un imberbe profesor de 29 años, reuniera una pléyade de escritores magníficos en la Universidad del Valle y el Museo La Tertulia y se enfrentará tras bambalinas a la campaña que García Márquez desde las sombras mamertas procubanas libraba contra el certamen.

Su sola presencia fue fulminante para volverles papel con que limpiarse el culo a la carta que los intelectuales marxistas caleños, casi todos muertos hoy día, hicieron pública acusándome de estar financiado por la CIA cuando hasta del bolsillo de mi padre y de mis ahorros tuve que poner para llenar el hueco que el patrocinio de la Licorera del Valle, la Univalle y La Tertulia no alcanzaba a llenar.

Vargas Llosa todavía no le había pegado el puño a García Márquez ni había trasteado del comunismo juvenil a la derecha burguesa, donde murió sin dejar de ser el gran genio literario ni en ese salto ni en su línea narrativa. Pero en aquel momento era rutilante y avasalladora su presencia de escritor de izquierda, junto con la de Clarice Linspector, Agustín Yañez, Jorge Edwards y 78 escritores latinoamericanos más.

Todavía oigo el gagueo de Valverde y Andrés Caicedo retumbando vanamente ante la grandeza de ese certamen irrepetible. Mis lectores y oyentes entienden entonces mi gratitud y admiración con el peruano.

El Porce, abril 22 del 2025
 

 

Director
Zahur Klemath Zapata

Gerente
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Gerente Operativo
Alba Lucia Arenas V.


Editor

Felipe Castro

 

   

Diagramación
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Soporte Tecnológico
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Nadeem Khan

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Colaboradores

Jotamario Arbeláez
Gustavo Álvarez Gardeazábal

 

 
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Gongpa Rabsel Rinpoché

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Iván Pulido

Teresa Pardo

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