EDITORIAL
Certeza
Hay mucho
en común entre la voluntad del suicidio y el sentimiento de la muerte. El drama
del yo es la muerte, y esta es una larga espera que desespera, es el destino de
la vida. Todo el tiempo de existencia del cosmos es un despojo y en la esencia
de los seres vivos yace el ser despojo mortal. Se nace con la lápida pegada a la
sangre, los huesos y la carne. Morir es el acto absoluto, la finalidad de
quienes observan y gozan de la existencia hasta el día en que expira el tiempo
de vivir.
Suicidarse
y morir son hechos naturales de la naturaleza existencial en el ciclo continuo
en el que se representa la vida y la muerte. Lo único seguro que tiene la vida
es la muerte sin misterio alguno, la muerte es una realidad que transcurre en un
instante y concluye con el decorado que se le otorga con el rito de la honra
fúnebre que acompaña el duelo social por la ausencia definitiva de los seres
amados que dejan esa huella de tristeza y melancolía en los instantes efímeros
en los que se recuerda su alegre compañía.
La muerte es un merecimiento y sucede en el momento oportuno, bien sea en lo
máximo del esplendor existencial o en la pesadumbre de la desazón. La muerte es
imprevista, en ocasiones ni se siente, pero en tanto que no es, está presente y
su presencia matiza la existencia de la vida colmándola de apegos placenteros y
dolorosos. Saberse un destino mortal es una pulsión vital del cuerpo y de la
mente que tiemblan de pánico ante el acontecimiento de la desintegración
orgánica, porque la vida viene de un polvo y en polvo se convierte.
La cultura enajenada en la inmortalidad intenta evadir el principio y fin del
camino de la vida con destino a la sepultura, aunque la certeza de la mortalidad
haya establecido solapadamente la cultura del menosprecio por la vida, con los
viejos trucos que rinden culto a los héroes y mártires de la humanidad y de la
patria, motivos por los cuales muchos ponen en riesgo su vida por una causa que
les asegure sus 15 minutos de fama.
Todos aquellos que de manera consciente y continua ponen en peligro su vida,
sabiendo que lo que hacen acelera el fin de su existencia, sea porque se alistan
en un ejercito para ir a la guerra o porque practican un deporte extremo, o
levantan su voz en la tribuna a favor de las causas sociales que perturban la
vida de sus comunidades, son suicidas que excitan la hormona de la adrenalina
para enfrentar la hormona de la cadaverina que ronda en el ambiente.
En todo caso, la vida se debe vivir artísticamente. Ello consiste en saber
armonizar el principio del placer con el principio de realidad, sabiendo
renunciar a un placer momentáneo, de consecuencias inciertas, pero tan sólo para
alcanzar, por un nuevo camino, un placer ulterior y seguro. Así pues, el mejor
medio para ello habrá de ser la ciencia, que ofrece también placer intelectual
durante el trabajo y una ventaja práctica final. Sin la necesidad de suicidas
heroicos o mártires.
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SOBRE AUTONOMÍA SOCIAL

Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
No nos podemos quejar de la democracia; la democracia es: Cuando se
eligen a individuos para que gobiernen a los electores a su saber y
antojo sin que los electores puedan reclamar por los actos de los
elegidos.
La democracia es el gobierno de los elegidos por la sociedad. La
sociedad en una democracia está sometida a las leyes y reglamentos
que ésta imponga. La forma de sobrevivir de una democracia es a
través de impuestos, manejo del poder y la corrupción que ella
establece para crear la criminalidad. La democracia no permite que
la sociedad intervenga en sus asuntos y allí es donde se establece
la represión contra los que protestan o reclaman una equidad,
autonomía o libertad social.
Estamos viviendo en una democracia y eso es lo que hemos elegido
establecer.
En verdad en eso es lo que tú quieres vivir.
El comunismo, el socialismo, la dictadura y la monarquía tienen los
mismos principios y el mismo fin, gobernar a la sociedad a través de
impuestos a toda costa.
La democracia va en contravía a la autonomía, porque la democracia
es una institución administrada y dependiente de los políticos y
estos son mantenidos a través del voto de unos pocos. Los políticos
manipulan el concepto democracia como una ramera que vive de los
impuestos producto del trabajo de los ciudadanos.
¿Entonces por qué apoyar el concepto de democracia?
La autonomía no es posible si existe la democracia o sistemas
políticos afianzados en estos principios. Autonomía es la capacidad
que tiene cada individuo de poder decidir por sí y organizarse como
él considere adecuado en una sociedad que entre todos han
construido. Todo esto basado en la autonomía de los individuos que
son los que representan la nación, el Estado y las instituciones.
Cuando se pueda entender este concepto, podemos considerarnos seres
libres y autónomos. De lo contrario seremos esclavos de quienes
representan la democracia.
Quienes gobiernan las naciones manipulan el intelecto social para
fines personales y establecen su propio ejército como medida de
represión a quienes no apoyan sus leyes y mandatos.
Los impuestos, la vacuna, la extorsión o cualquier medida que se
aplique para recolectar dineros para sostener el sistema
democrático, es imposición de quienes están al frente, porque ellos
son los que al final van a usufructuar de esos impuestos y no la
sociedad que los paga. Las medidas que todo sistema democrático
impone están basadas en el dominio de una sociedad que acepta esa
imposición sin racionalizar el verdadero origen de esa imposición.
La sociedad ha logrado evolucionar paulatinamente a través de
experiencias
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obtenidas en el manejo del Estado
donde el individuo es conducido como borrego por los políticos de turno. Este
manejo lo ha llevado a los más horribles holocaustos donde no ha habido
escapatoria paraninguna
persona que viva en ese dominio.
Ya hemos llegado al primer eslabón del comienzo de una nueva era donde el
ser humano reconoce su individualidad social y como parte de esa unidad que es
la sociedad.
Por eso este reconocimiento de sí lo hace apartarse del político y de aquellos
que pretenden gobernar a una sociedad que está alerta de los movimientos de
quienes se lucran del esfuerzo social y que al final son los políticos y los
banqueros.
La
democracia es la mayor generadora de crimen y corrupción, es solo mirar las
estadísticas desde que se conoce como tal. Y allí encontrará la respuesta a
todas las desgracias que la humanidad vive.
EL FATUO ORGULLO DE LA VISA
Crónica 1100

Gustavo Alvarez Gardeazábal
https://youtu.be/DpBhTOrSTlA
Poder entrar a Roma en las épocas cuando el imperio latino llegaba desde
Britania hasta el mundo de los partos, en el antiguo reino de los asirios,
obligaba a quienes no siendo ciudadanos romanos pretendían llegar a la entonces
capital del mundo, conseguir un permiso del pretor de su territorio.
Desde cuando los Estados Unidos se fueron convirtiendo en la primera potencia
del mundo y, en especial cuando reemplazaron a Inglaterra en su poder imperial,
volvieron la visa una herramienta indispensable para entrar a su país.
Como tal le fueron imponiendo condiciones a quien pretendía recibirla y
delegando el poder primero en los consulados y luego en las embajadas,
convirtieron la visa desde instrumento diplomático hasta en un bien muy
apreciado por quien la tuviese.
En Colombia, donde colocaron tantas trabas para otorgar a los ciudadanos que la
solicitaban, la visa gringa dio estatus social y sirvió de filtro a los
caprichos clasistas de nuestra anacrónica estructura social.
Tener o no la visa fue motivo para muchos de fatuo orgullo y para otros de
distinción o juicio clasificatorio anticipado. Por eso, quizás, la ambigua
declaración del vocero del Departamento de Estado ni afirmando ni negando que el
gobierno de Washington le hubiera quitado la visa al presidente Petro, llega a
ser motivo de controversia y de apoyo a la polarización entre quienes quieren o
no al presidente.
Como el señor Petro hizo una declaración igual de ambigua y no preguntó por las
vías oficiales si le han quitado o no la visa, el tema no adquiere importancia
cuando mucha es la que tiene. Y,curiosamente, no se vuelve un problema
diplomático, como debería ser, aunque tenemos 6 bases militares norteamericanas
en nuestro territorio.
El Porce, abril 25 del 2026
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