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personas desde el
espacio mientras que una IA puede interpretar el movimiento de unos labios. Sin
embargo, como de momento no existe tecnología para ver a través de las paredes
con tanta resolución, la mejor estrategia contra espionaje en el cónclave es
cerrar puertas y ventanas.
Durante las reuniones y en los dormitorios, los votantes no pueden asomarse al
exterior. Además, antes de su llegada, el personal del Vaticano coloca películas
opacas sobre ventanas para que ningún periodista, satélite o dron pueda tomar
fotos del interior.

Vaticano hipervigilado

El Vaticano solo abarca 0.44 kilómetros cuadrados de extensión. Es la nación más
pequeña del mundo. Hasta el 2018, contaba con 650 cámaras vigilando sus calles,
bajo un centro de mando subterráneo. Además, dentro del territorio se encuentra
el Cuerpo de Gendarmería de la Ciudad del Vaticano, que funciona como la policía
convencional, y la Guardia Suiza Pontificia que funge como un ejército. Si bien
en las fotografías lucen como elementos con trajes antiguos y alabardas, esta
última corporación cuenta con personal altamente capacitado con armamento
pesado, como ametralladoras, fusiles y explosivos.
Se estima que alrededor de 200,000 personas estarán presentes en la pequeña
ciudad-Estado, una vez que el cónclave haya determinado el nombre de quién será
el sucesor del papa Francisco.
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En 2005, por primera vez en la historia, los teléfonos celulares
fueron prohibidos durante el cónclave, el proceso mediante el cual
la Iglesia católica elige a su nuevo papa. 20 años después, tras la
muerte del papa Francisco, el mecanismo de elección se pone en
marcha de nuevo. Las autoridades tienen dos prioridades: preservar
la integridad de los asistentes de la reunión y que esta se
desarrolle en estricto secretismo (bajo penas de excomunión y
prisión) hasta la decisión final.
Para 2025, el cuerpo de gendarmería que resguarda a la Ciudad del
Vaticano se enfrenta a desafíos tecnológicos sin precedentes en
comparación con otros cónclaves. De todos, destacan los sistemas de
inteligencia artificial, drones, satélites militares, micrófonos
microscópicos, estrategias de infodemia y un mundo permanentemente
conectado e informado a través de redes sociales.
El cónclave debe realizarse aproximadamente 20 días después de la
muerte del papa. El Vaticano y la Santa Sede se preparan para el
arribo de los cardenales que votarán por el próximo líder de la fe
católica. Los cuerpos de emergencia y control también están
trabajando en ello con tecnología de última generación. Hasta el
momento, no han compartido detalles sobre su dispositivo de
seguridad, pero no carecen de experiencia en la tarea de resguardar
la integridad de las figuras de alto perfil frente a los riesgos
tecnológicos actuales.
La propia elección en 2013 de Jorge Mario Bergoglio —verdadero
nombre del papa
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Francisco— como sumo pontífice,
advierte sobre las rigurosas estrategias de seguridad que se presentarán en el
siguiente cónclave.Revisiones a personal e inhibidores de señal.

El Vaticano cuenta con acceso a internet, pero dentro de las zonas donde
residirán los cardenales y votarán por el nuevo papa habrá inhibidores de señal.
La tecnología impide que dos dispositivos se comuniquen entre sí a través
de interferencia con radiofrecuencias. La sede se vuelve un búnker electrónico.
Así, si alguien lograra introducir un micrófono, teléfono o computadora, no
podría transmitir información. No obstante, la posibilidad de que el personal
administrativo o los propios cardenales introduzcan tecnología es remota. Las
autoridades inspeccionan el edificio durante días en busca de micrófonos o
cámaras no autorizadas, revisan a cada asistente permitido y registran dos veces
a los participantes.
La mejor forma de evadir cámaras: colocar películas en las ventanas
Los satélites contemporáneos son capaces de tomar fotografías a los rostros de
las
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