Fundado el 9 julio de 1948 -

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur Klemath Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

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EDITORIAL

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.475-1055

Fecha: Martes 29-04-2025

 

EDITORIAL

 

Conversar

 

Hay consenso respecto a que el deporte nacional consiste en el permanente ejercicio de mover la lengua y conversar y que los conversatorios suscitan debates en los que las personas argumentan, hacen críticas constructivas y manifiestan respeto y buen trato con los interlocutores De tal manera que al terminar una conversación los participantes y el auditorio, porque, en ocasiones algunas personas que no toman la palabra, mantienen conversación y dialogo íntimo, que les permite sacar sus propias conclusiones respecto de lo que oyen. Esto mismo sucede con todos aquellos que parlaron, porque al final de toda buena conversación, siempre hay consensos y disensos, entre las personas pues la unanimidad no tiene consenso entre singulares.

Un tema de conversación entre las multitudes ciudadanías libres son las preguntas de la consulta popular que el Gobierno de Gustavo Petro ha puesto a consideración de los electores, para que voten por el si o por el no. Un apostolario de doce preguntas, algunas de ellas que ya fueron planteadas en el siglo diecinueve y que se aceptaron por consenso de la internacional proletaria, entre ellas, que las veinticuatro horas del día fueran divididas en una trinidad de 8 horas de trabajo, 8 de sueño y ocho de descanso o de tiempo libre.

La posición geográfica de Colombia hace que la luz del sol normalmente despliegue su claridad a las seis de la mañana y que a las seis de la tarde se oculte en el ocaso y empiece la oscuridad. A esas doce horas hace referencia la primera pregunta de la consulta popular. Entonces la jornada productiva del día laboral de 8 horas remuneradas mediante salario tendrá que realizarse durante el transcurso de esas doce horas.

Normalmente la jornada laboral en las ciudades y municipios de Colombia empieza a las ocho de la mañana y concluye a las cinco de la tarde. De ese horario se desprende que a luz del día, a las personas asalariadas les quedan cuatro horas de libertad para la recreación del libre desarrollo de su personalidad y de reposición de energía correspondientes a su alimentación, descanso entre las rutinas de trabajo y tiempos de desplazamiento y movilidad para ir de la casa al trabajo y retornar del trabajo a la casa.

En la realidad, esas cuatro horas más de movilidad confortable y de nutrición y recreación, lo que son a la hora del desayuno, del transporte y del almuerzo son los tiempos del afán, la congestión y el ruido de los noticieros de televisión, acompasados por el rastrillo de los cubiertos sobre los platos en el que se sirven dos clases de almuerzos para personas corrientes y para ejecutivos. Los primeros, los del “corrientazo”, tienen una hora para su almuerzo a toda mecha. Los ejecutivos tienen dos horas, salen a las doce y regresan a las dos.

Ahora bien, los trabajos burocráticos o de escritorio pueden evacuarse durante la jornada laboral del día, pero en las fabricas se trabaja las veinticuatro horas del día y allí las jornadas laborales para algunos trabajadores se hace móvil ya que realizan turnos de trabajo durante la jornada laboral de las doce horas que transcurren entre las seis de la noche y las seis de la mañana, tiempo del trabajo que se reconoce como la jornada laboral nocturna. Entonces, ¿a qué horas debe empezar la jornada laboral nocturna?

 

 

 

Un gobierno folclórico en un mundo de estadistas

Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com

 

Las cosas se parecen a quién le pertenece y esto hace que las personas distingan a su dueño. Cada marca es un sello particular y esto abre mercado en cualquier sitio donde ponga el producto. Con este derrotero podemos ver y distinguir miles de marcas y millones de consumidores e imitadores.

En el mundo político ocurre el mismo fenómeno y esto ha hecho que personajes a través de la historia hayan marcado su momento histórico por lo que hicieron. Hoy los estudiamos y nos sirven como luz para no cometer sus errores, porque cada uno tiene su propia historia que no se repite.

El ser humano ha creado imágenes de seres sin iguales que veneran para así apartar esos malos momentos de la vida y dejar un espacio de esperanza y no permanecer aislado e incrédulo a los nuevos avatares que se van a suceder con la llegada de nuevas generación de seres humanos.

 

Colombia no ha sido una sociedad compacta y está muy lejos de serla porque no la han dejado madurar por la falta de maestros con tal disciplina. Ha estado en manos de amateurs y quienes dirigen el Estado no tienen conocimiento de cómo dirigir un Estado para que sea próspero y cimentado hacia una nación con visión del presente y el futuro.

 

El gobierno de Colombia es folclórico y se ajusta a su gran mayoría de ciudadanos porque ven en ellos que los representan y han sido parte de esa rumba alegre que la gran mayoría lleva por dentro. Colombia no es un país flemático ni disciplinado, es una nación donde todo se hace por esa intuición que creen traer porque se le ha dicho que colombiano no se vara y es un verraco para hacerlo todo.

Cuando analizamos a la gente desde otra perspectiva la encontramos muy inmadura, con poco entrenamiento profesional, con intereses fuera de la labor que está desempeñando. Está en el rebusque continuo para poder alcanzar un estándar económico porque no tiene seguridad laboral, porque el Estado maneja un código laboral que afecta tanto al empleador como al empleado. Y no le puede dar las garantías que realmente el ciudadano necesita.

Bajo esta dinámica es muy difícil que un presidente pueda administrar un país y elevar su condición de vida actual.

Incumplir a las citas hace parte de ese folclor porque ya están acostumbrados a vivir la vida loca de Mark Anthony y todos dan como un hecho porque eso es lo normal. Pero no en un mundo donde la disciplina política es puntual frente a otros

 

 

 

mandatarios. Aquí tiene que haber respeto hacia los demás y no presumir que con solo hablar demagógicamente se va a congraciarse con todo el mundo.

 

LAS CABEZAS CORTADAS DE TULUÁ
Crónica #1102

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal

 

Audio: https://www.youtube.com/watch?v=yzUidkhWADw

 

En Tuluá el pasado jueves encontraron en el barrio Avenida Cali, en la zona boscosa que separa el río de la prolongación de la Calle 28, la cabeza de un joven que no alcanzaba los 18 años, cuya desaparición había sido denunciada por sus familiares residentes en el barrio de callejones de Aguaclara.

Hasta ayer no había aparecido su cuerpo, el menor tenía tres anotaciones en los registros policiales por contravenciones adolescentes, a su lado, macheteramente hecho, tenía un letrero: "¡por rata!".

En los noticieros y en la prensa caleña aprecio un boletín de la Policía que hablaba del descubrimiento de restos humanos, les dió culillo aceptar que en Tuluá, municipio bajo su jurisdicción y vigilancia, habían vuelto a encontrar cabezas cortadas.

 

Al día siguiente, viernes, en frente del barrio La Playita, también a orillas del río Tuluá, se encontró el tronco de otro descabezado.

Aún así y todo, las autoridades que volvieron a ser incapaces de registrar como tal la segunda cabeza cortada en menos de 24 horas en sus boletines, hicieron correr el rumor de que el cuerpo sin cabeza es de un habitante de la calle, de los que en el sector de La Galería llaman chirretes.

Al mismo tiempo el semanario El Tabloide que está cumpliendo 50 años de salir cumplidamente los sábados, registra en la semana anterior nueve muertos a bala en el casco urbano y tres más en la zona rural.

 

Pienso que algo mucho más peligroso que lo narrado por mí en el libro Las Guerras de Tuluá debe estar sucediendo en el terruño.

Interés en averiguar más profundamente no hay por parte de ninguna autoridad, ONG, o entidad investigativa.

Si a la Policía le da culillo registrar en sus boletines las cabezas cortadas, por algo debe ser. Si a las autoridades civiles, judiciales y gubernativas esta oleada no les arruga el alma, el asunto debe ser peor.

Eso sí, a quienes sobrevivimos en Tuluá nos ahorca saber que nadie parece conmoverse y que quienes lo denunciamos corremos muchísimo riesgo haciéndolo.

El Porce, abril 29 de 2025

 

 

Director
Zahur Klemath Zapata

Gerente
Laurie Agront

Gerente Operativo
Alba Lucia Arenas V.


Editor

Felipe Castro

 

Diagramación
María  Molina

 

   

Fotografía
Orlando Cardona Rodríguez

 

Soporte Tecnológico
Aurooj Ali Khan

Nadeem Khan

Jawaad Malik

 

Colaboradores

Jotamario Arbeláez
Gustavo Álvarez Gardeazábal

Rubén Darío Varela Hurtado

Edgar Cabezas

Gongpa Rabsel Rinpoché

 

 

 
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Iván Pulido

Teresa Pardo

Agustin Perozo

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