Fundado el 9 julio de 1948 -

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur Klemath Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

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EDITORIAL

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.479-1059

Fecha: Sábado 03-05-2025

 

EDITORIAL

 

Apague y vamonos

 

No fue un ciberataque, ni un sabotaje deliberado. Tampoco una tormenta solar ni una conspiración cinematográfica. Fue un apagón. Repentino, masivo y desconcertante. Bastaron segundos para que dos países se paralizaran, para que los semáforos quedaran mudos, los ascensores se detuvieran, las pantallas se oscurecieran y, sobre todo, para que el miedo colectivo se encendiera como una chispa incontrolable. No importó la causa técnica exacta. Importó el efecto: la conciencia brutal de nuestra dependencia total.

Vivimos en un mundo que late al ritmo invisible de la electricidad. No es solo luz o calefacción. Es conectividad, economía, salud, seguridad, transporte, comunicación. Todo. El sistema nervioso de nuestra civilización es una maraña de cables y subestaciones, interconectado y frágil. Tan solo una disrupción —a veces mínima— puede provocar un colapso de confianza. Porque no tememos tanto el apagón en sí, como su repetición. Como lo que revela de nuestra vulnerabilidad colectiva.

Durante el reciente apagón en la península ibérica, se habló de causas diversas: energías renovables, fallos de sincronización, fenómenos atmosféricos, incluso desinformación. Pero al final, lo que quedó fue una certeza inquietante: nuestra infraestructura crítica está diseñada para la eficiencia, no para la resiliencia. Apostamos todo a una red que no puede fallar, sin tener claro qué hacer cuando lo hace.

 

El verdadero problema no es si la energía proviene del sol, del gas o del viento. Es que no sabemos vivir sin ella. La intermitencia, esa palabra que tanto se menciona en debates energéticos, no solo define a la energía renovable, sino también a nuestra preparación. Intermitente es también nuestra previsión, nuestra capacidad de respuesta y nuestro discurso. Queremos energía limpia, abundante, barata… y constante. Pero no existe sistema perfecto, y cuando uno de ellos falla, el efecto dominó puede no tener fronteras.

¿Estamos preparados para vivir aunque sea una hora sin electricidad? No como individuos, sino como sociedad. ¿Tenemos protocolos ciudadanos, o solo protocolos técnicos? ¿Cuántos de nosotros sabríamos actuar en medio del colapso digital total?

El apagón fue breve, pero su sombra es larga. Nos recordó que la modernidad, con todo su brillo, depende de algo tan etéreo como un flujo constante de electrones. Y que el verdadero corte no es el de la luz, sino el de nuestra desconexión con la fragilidad del mundo que hemos construido.

 

 

 

El deber de cada uno es protegernos y proteger nuestro entorno

Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com

 

Somos sociedades de eslabones en la cadena evolutiva de la especie humana. Esto nos hace más interesantes como conjunto humano por la variedad intelectual que mueve el mundo.

Sin esta variedad seríamos piezas biológicas que funcionarían como el mecanismo de un reloj. Y el universo no existiría porque él de por sí es un organismo que funciona bajo leyes astrofísicas que todavía no hemos descifrado en nuestro intelecto.

Nuestra existencia como entidad biológica en la actualidad nos proporciona una intelectualidad que nos permite discernir bajo razonamiento empírico las cosas existentes que nos rodean y entenderlas por sus beneficios que nos aportan para nuestra sobrevivencia diaria.

Gracias a esa capacidad que hemos alcanzado estamos en el pináculo de la evolución humana. Pero no todos están en la cumbre del desarrollo por esa variedad biológica en la que nos encontramos en este proceso evolutivo.

Ahora bien, si entendemos estos planteamientos podemos avanzar y abrir las puertas para que todos podamos convivir bajo el libre albedrío que nuestra naturaleza nos brinda. Sin hacer daño a quienes comparten con nosotros este espacio en el planeta y el universo.

Cada ser humano se reconoce así mismo hasta cierto punto y reconoce su entorno y a quienes lo habitan, sin el equilibrio emocional e intelectual no podría vivir en sociedad. Cuando hay un reconocimiento de igualdad en quienes hacen parte de la sociedad, estos están en el deber de proteger a quienes carecen de la razonabilidad para manejar o entender la parafernalia del establecimiento público.

Siempre en una sociedad existen personajes que quieren atropellar a otros que carecen del conocimiento de las cosas del bienestar social y así ellos usufructuar los beneficios que le pertenecen a la sociedad.

Actuar por el bienestar social es actuar por el bien personal, porque si la sociedad en la que uno vive ella prospera, todos quienes viven en ella pueden disfrutar de lo que ella produce porque esos productos representan el esfuerzo de todos. Y esto ya está demostrado a través de la historia.

Si la sociedad está entronizada en el poder y dirige sus administradores para el buen manejo de la cosa pública ella puede disfrutar de esos avances que ella alcanza. Por eso la autonomía de los municipios y los Estados es importante para que se den estos resultados. Por lo general esto produce envidia en personajes que
gobiernan otros Estados por la imposibilidad de ellos en manejar bajo la libertad y autonomía su gobierno.

 

 

 

Hay personajes en la sociedad que toman la iniciativa de organizarse como autonomías regionales y establecer rutas de manejo y administración de la cosa pública y así alcanzar el bienestar que todos desean y desean vivir.

Nunca serán los políticos o líderes quienes van a conducir a la sociedad por el buen camino, ellos solo piensan en el bienestar personal y el de su partido.

 

LA BRONCA CONTRA ÉDER
Crónica #1116

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal

 

Audio: https://www.youtube.com/watch?v=I7aWjmOanjo

 

El catastrófico resultado de la encuesta Invamer sobre la favorabilidad del alcalde de Cali, donde apenas obtiene un 31 % de apoyo contra un 57 % de desaprobación, no se puede explicar con la frase, que tantas veces he usado en otras ocasiones, la de que Éder va de culos y no hay talanquera que lo pare.

Aceptando que el alcalde caleño no entiende a sus gobernados y no ve, ni oye, ni escucha, ni corrige, es necesario buscar otros elementos que pueden haber incidido para ese desplome.

 

El primero es la disparidad de esta encuesta con la realizada la semana anterior por Guarumo. Obviamente la seriedad y experiencia de Invamer sepulta las cifras de Guarumo, la empresa donde tiene sus manos el nunca olvidado Victor Muñoz, el hábil y dominante contratista del gobierno Duque.

 

Segundo, no puede pasarse un detalle a averiguar más profundamente. Invamer es una empresa de origen paisa y como en ese linaje antioqueño se dan unos odios eternos, habría que preguntar si el hecho del alcalde Éder ser nieto de un Echavarría Olózaga, los del grupo Corona, puede haberlos aupado para evitar a la larga que el joven caleño llegue a ser candidato presidencial y meta a esa estirpe en terrenos políticos que los aristócratas paisas han vetado.

 

Y tercero, no puede despreciarse la otra hipótesis, la de que Cali rechaza, como se vio con la Primera Línea, la oligarquía feudal que ha manejado al Valle por siglos.

Y es evidente que el alcalde conjuga tales castas pues en él se unen el crecido patrimonio de los Éder, grupo Manuelita, con los tradicionales Garcés del Grupo Meléndez, inversionistas tradicionales y mayoritarios en las tierras que rodeaban a Cali.

Todas esas posibilidades hacen un cóctel de rechazo que ojalá no vuelva a estallar públicamente, pero que revienta en las encuestas y en demasiadas gentes que parecen haber perdido la esperanza porque a Cali no le aciertan en su conducción y muchos menos en la interpretación de sus sentimientos.

El Porce, mayo 3 del 2025

 

 

Director
Zahur Klemath Zapata

Gerente
Laurie Agront

Gerente Operativo
Alba Lucia Arenas V.


Editor

Felipe Castro

 

   

Diagramación
María  Molina

 

Soporte Tecnológico
Aurooj Ali Khan

Nadeem Khan

Jawaad Malik

 

Colaboradores

Jotamario Arbeláez
Gustavo Álvarez Gardeazábal

Rubén Darío Varela Hurtado

 

 
Edgar Cabezas

Gongpa Rabsel Rinpoché

Guillermo Navarrete Hernández
Iván Pulido

Teresa Pardo

Agustin Perozo

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