EDITORIAL
¿Autonomía en venta?
La imagen protocolaria muestra a los mandatarios de
Colombia y China estrechando la mano tras la firma del acuerdo. La
consigna oficial proclamó que Colombia ahora se relacionará “con el
mundo entero en pie de igualdad y libertad”, aunque una mirada
crítica nota los peligros detrás de ese optimismo.
Los supuestos beneficios económicos se presentan como una autopista
a la prosperidad, pero el camino viene cargado de letra pequeña poco
transparente. La Iniciativa es calificada de “expansiva y
cuestionada”, lo cual invita a cuestionar sus promesas.
El escenario económico evidencia la desigualdad en
ciernes. Colombia presenta un abrumador déficit comercial con China:
en 2024 exportó US$2.377 millones e importó US$14.768 millones. En
el papel, el plan oficial promete mayor acceso a mercados y
proyectos de alta tecnología (energía, agroindustria, inteligencia
artificial), pero el documento real no ha sido divulgado
públicamente.
Esa falta de transparencia genera recelo. La ausencia de detalles
deja el control al proveedor del crédito. Además, la experiencia
regional sugiere que la inyección de capital chino suele traer
oleadas de importaciones que desplazan la producción local y
subordinan industrias nacionales clave. Se ha alertado sobre la
llamada “trampa de la deuda”: enormes préstamos chinos podrían
terminar otorgando a China el control de proyectos estratégicos
cuando los deudores no pueden afrontar los pagos.
Los riesgos geopolíticos tampoco son desdeñables. Sectores diversos
advierten que esta jugada puede tensar las relaciones con aliados
tradicionales de la región, empezando por un socio histórico
norteamericano. Un diplomático de esa influencia externa comentó que
se está “tomando nota” de los acercamientos con países que “no son
democráticos” como China.
Además, la presencia ampliada de China influye en tecnología y
seguridad: la letra pequeña de la Franja sugiere evitar que las
inversiones chinas se conviertan en monopolios de sectores críticos.
Finalmente, la disparidad de valores es notoria: expertos señalan
que los aliados tradicionales comparten “valores de democracia,
transparencia y derechos humanos” que China no comparte, lo que
podría marcar distancias de fondo.
La adhesión se presenta con tono entusiasta pero encierra
ambigüedades. Frente a los supuestos “vientos favorables” de capital
extranjero, muchos recuerdan que Colombia “ya tiene una relación
bilateral activa con China que no requiere la firma de esta
adhesión”. Gremios empresariales advierten que el país podría
“comprometer la soberanía y el tejido productivo” con un acuerdo que
carece de garantías de reciprocidad.
En la práctica, esta diversificación supuesta podría restringir la
libertad de maniobra en política exterior. Paradójicamente, la
estrategia se vende como un gesto de soberanía, pero podría terminar
significando una dependencia encubierta. Al final, la narrativa
oficial celebra la Ruta de la Seda como un triunfo económico, pero
el costo real de esta adhesión podría resultar mucho mayor de lo que
indican los discursos públicos.
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El origen del
crimen social

Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
El ser humano es simplemente un proceso de una
causalidad universal. Es el ordenamiento de elementos naturales que
biológicamente se va integrando hasta convertirse en lo que somos y
permanecemos con conciencia y raciocinio hasta que todo regresa a su
estado original.
Lo que existe en el ser humano es una variedad de actitudes que lo
representan y lo hacen actuar según sus emociones. Según ese
conjunto de emociones hace que otros convivan dentro de ese núcleo y
compartan entre sí con otros manteniendo sus distancias dentro del
mundo sociable.
Hoy somos naciones diversas con idiosincrasias
diferentes que compartimos la naturaleza bajo una misma atmósfera
terrestre, pero con una variedad de personajes que se han hecho
dueños de todos los espacios que el planeta tiene y obligando a los
habitantes del planeta a seguir sus leyes para ellos sentirse que
son los poseedores de lo que existe.
Toda esa fantasía existencial tiene un límite en razón de la
existencia del personaje y así vemos una sucesión de individuos que
brillan por sus acciones en la historia del planeta.
El crimen no es solo el asesinato, el robo, el engaño, la extorción
y toda esa cadena de delitos que van en contra del bienestar del ser
humano sino el que crea el mismo Estado con sus habitantes. El
Estado al dictar ciertas leyes, establece a través de ellas el
origen del crimen social. Pues ellas obligan al ciudadano a
delinquir para poder sobrevivir y no vivir estrangulado por ellas.
Todos los ciudadanos son criminales frente al Estado o sospechosos
de algún delito. Evadir impuestos es el crimen más común. No importa
en qué posición esté, este delito es el más común en la sociedad.
Hasta los que administran el Estado delinquen para proteger el
Estado.
No hay un Estado perfecto, hay Estados poderosos porque son los más
delictivos y con mayor experiencia en el manejo de la cosa pública.
Esto les permite navegar en el concierto mundial como organizaciones
correctas dentro de la incorrección.
Un Estado no puede sobrevivir sin delinquir, porque sería un rebaño
de ovejas que pastan en la pradera. Por eso la gran mayoría de los
animales viven libres dependiendo solamente de la naturaleza. Y eso
los hace vulnerables a los avatares del ambiente.
Colombia está pasando por un estado de cambio en sus estructuras.
Cosa que no se va a resolver en un cuatrienio porque hay profundas
grietas en su estructura, que no solo están oxidadas sino corroídas
por las malas administraciones que ha tenido.
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Los enemigos del orden y bienestar están al acecho como hienas
pensando que entre más acorralen la administración actual, pronto triunfarán.
Cosa que no va a pasar, porque el país es único en demasiadas formas. Y los del
Norte que vigilan todo lo que se mueve en el mundo no ven que el país se está
descarrilando.
El crimen social cambiará bajo otros intereses y pasarán cosas
que no estaban previstas. Esto me hace acordar a lo que pasó con Mujica del
Uruguay a pesar de que son distintos personajes.
LOS PELIGROS DE LLAMARSE LEÓN
Crónica #1024

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal
Audio:
https://youtu.be/JzsrhFI1v_c
A raíz de la elección del nuevo Papa se han podido construir toda clase de
interpretaciones, acertadas muchas de ellas, exageradas otras, aunque han
comenzado a aparecer en el youtube los primeros asomos de las pataletas de los
derrotados por su designación.
Tantas que puede uno creer que por haber madrugado a ponerle puyas, es el
fantasma de cisma el que sigue latente. Por su parte muchos eruditos en la
historia del papado han ajustado sus conocimientos y maneras de pensar para
dizque entender las razones que pudo haber tenido el cardenal Prevost de haber
escogido como nombre oficial el de León XIV.
Nadie empero, ni aquí ni allá, ha tropezado con la verdad histórica de puño que
puede poner a más de un católico rezando fervientemente por lo que se vendría.
Resulta que en tres oportunidades de la historia han sido papas llamados
León los actores, cuando no los testigos de episodios fundamentales de la
evolución del mundo. Cuando era papa León IX en 1054, la Iglesia Oriental se
separó de la Iglesia de Roma en un cisma que aún subsiste.
En 1517 cuando Lutero pegó su protesta en las puertas de la catedral
alemana y dividió de un tajo a la Iglesia entre católicos y protestantes, el
papa causante del cisma era León X. Como si fuera poco, cuando entre 1823 y 1829
América Latina, el más vasto territorio donde España y la Iglesia cogobernaban,
se independizó del régimen de Madrid, el papa que presenció tamaña circunstancia
fue León XII.
Que el papa Prevost sea mirado con recelo por los blancos americanos por
su ya detallados orígenes mulatos de su segundo apellido Martínez en la isla
dominicana y en la barriada negra de New Orleans, podría acicalar la ola contra
su papado mucho antes de que verdaderamente actúe y deje la cautela simbólica
con que lo está haciendo por estos días.
La verdad es solo una: se llama León igual que los papas que presidieron
los grandes cismas de la historia eclesiástica.
El Porce, mayo 15 del 2025
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