EDITORIAL
Opiniones,
adoctrinamiento y una montaña rusa
Opiniones
y más opiniones, unas tras otra siempre afirmando una superioridad moral
histórica etc. Este es el día a día colombiano, un día a día en el que se la
pasan diciendo a la sociedad que debemos hacer y pensar. Sin embargo ¿Sirve de
algo este modo de actuar? En efecto sería lógico que una sociedad con una
estructura clara y bien educada podría diariamente crecer a partir del compartir
de pensamientos, pero en Colombia claramente no es el caso.
Colombia no es un país ideal, eso lo sabemos y lo tenemos claro desde las clases
de sociales del colegio básico, Colombia siempre ha estado sumido en el intento
de adoctrinación constante, siempre alguien cree tener la razón, nunca se ha
pretendido darle la razón a la sociedad, y nuestros líderes actuales no son muy
diferente, en la medida que llevan acciones que idealmente serían las más
evidentes, pero al igual que nuestra cultura, el deber ser; fluctúa según la
locación geográfica, las ideas generales no funcionan para un sólo lugar siempre
tienen que ser divididas y poner la justa medida para cada locación o cultura,
ya que de no ser así se corre el peligro de separar muchísimo más lo ya separado
llamado Colombia.
En este juego de adoctrinar, generalizar, separar, Colombia se encuentra en un
lugar en donde no necesita un líder que le diga que tiene que hacer, sino que le
de potencia a su voz, a sus necesidades y claramente, a sus soluciones. Pero el
temor es tanto que quien ya tiene el poder no permite que el pueblo hable, de
hecho, sólo lo permite si es otro el que les ha dicho que decir, dado que se
debe participar de este juego de adoctrinación para tener voz.
Este último caso le sucedió a Petro, que gracias a los estallidos sociales de
hace ya unos años ganó gran poder, para luego de lograr sus lograr se desligó
por completo de la voz y empezó a mostrar lo que él creía que tenía que ser
Colombia, sin importar cuánto daño cause esto, reafirmado de esta manera que el
título de presidente, se representa para cumplir los sueños de los candidatos y
no para mejorar el país, somos la montaña rusa que sube al pedestal a los
presidentes para luego al igual que está volver al lugar de inicio, mostrar que
sólo nos movimos circularmente sobre el mismo eje.
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Sociedades en
extinción

Por: Zahur K. Zapata
zapatazahurk@gmail.com
Las sociedades son
cuerpos orgánicos que existen igual que un organismo vital, que
viven dependiendo el tratamiento que se den a sí mismas o a su
condición genética.
Todo es circunstancial en razón de sí, pero en relación a una
sociedad todo está relacionado a su manejo intrínseco, o la conducta
de quienes están al frente de ellas.
Colombia es un territorio
que podría decirse es el paraíso que todos buscaban en la
antigüedad, y que hoy esta colonizado por barbaros invasores. Estos
no entienden de nada, y se creen los dueños de todo, sin pensar cómo
vivir a la altura de lo que hay, ni hacer daño a la misma
naturaleza.
Colombia sigue siendo de colones mediocres que creen que quitándole
al otro lo que tiene, envidiando la prosperidad del otro, no dejando
por ultimo no dejando que los demás prosperen, van a logar alcanzar
lo que nunca tuvieron.
Esa ignorancia y falta de razonabilidad mantiene al margen a todos y
viviendo como miserables en medio de la riqueza. Esto deja muchas
circunstancias indeseadas que hace que la gente huya de esos
territorios en busca de mejores oportunidades. Y todo esto es dado
por el mal manejo de quienes asumen las riendas de los Estados,
elegidos por sociedades sin experiencia en la elección que terminan
eligiendo a estos farsantes.
Estas situaciones de mal manejo de la cosa pública o el Estado son
como una verruga que aparece en el cuerpo y poco a poco se va
creciendo, y se convierte en un cáncer que tarde o temprano hace
metástasis. Por eso se ha visto en Europa como han nacido y
desaparecido países, y América Latina no ha estado exenta de ese
síndrome social.
Colombia necesita sacudirse o tener buenos médicos que le
diagnostiquen la enfermedad que tiene, la hospitalicen para hacerle
el tratamiento que le impida una muerte segura, y que pueda
restablecerse de la quimioterapia y demás tratamientos que le
pongan.
Posiblemente esto que se está diciendo sea confuso para muchos por
la inexperiencia en el manejo de la política o la economía de un
país. Pero, aquellos que pasaron por las universidades más
prestigiosas saben de qué se está hablando y que es lo que hay que
hacer.
Colombia tiene gente muy preparada en todos los niveles que pueden
administrar y dirigir el país. Pero para eso se necesita
organización social y ganas de hacer las
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cosas bien. De lo contrario seguirán
viviendo como criminales que son, tal cual el Estado colombiano los ha colocado.
Porque él es el mayor creador del crimen organizado.
Cada ciudadano es un criminal, un estafador, un delincuente o un infractor bajo
las leyes que existen en el país.
EL HAMBRE COMO ARMA DE GUERRA
Crónica 1130

Gustavo Alvarez Gardeazábal
Audio: https://youtu.be/zGDgZa2xw_k
El paso de los siglos había civilizado hasta las guerras en el mundo. Desde
aquellos sitios asfixiantes a las ciudades amuralladas para no dejarles entrar
comida hasta cuando los alemanes persiguieron y mataron a los judíos en
espantosos campos de concentración, el mundo fue estableciendo unas normas de
cumplimiento universal y, como tal, establecido que aunque en las guerras todo
se permite, hay unos excesos que deben ser catalogados como crímenes de guerra.
Los ganadores de la segunda guerra juzgaron y condenaron a esos asesinos de
guerra alemanes, los llevaron a la horca o los hicieron podrir en las cárceles.
Desde entonces, hace 80 años, el mundo había sido capaz de ver como hasta las
guerras las reglamentaban. Pero desde cuando llegó el apocalíptico Netanyahu al
gobierno de Israel esos límites volvieron a perderse.
La masacre de los palestinos día tras día durante los últimos 18 meses para
dizque rescatar un centenar de rehenes hechos estúpidamente por los terroristas
de Hamás, ha repetido las masacres de niños y mujeres que el mundo creía haber
prohibido.
Pero durante los últimos dos meses, esa bestia apocalíptica y su gabinete de
guerra ordenaron volver a usar el hambre como herramienta de la interminable
batalla genocida y no les han dejado entrar ni la comida que repartían la ONU y
los países árabes.
La vida se encargará de cobrarle al primer ministro judío lo que está haciendo.
Pero, ¿no se habrán dado cuenta los israelíes que su reputación al negativo es
absoluto, que el mundo ha perdido el respeto por un país y por el pueblo judío
que permite que hagan tamaña barbaridad y que el prestigio de inteligencia,
sabiduría y respeto que se ganaron por encima de las persecuciones y del horror
del holocausto, lo han despilfarrado de manera miserable y hoy se acercan
peligrosamente al repudio del mundo entero?
El Porce, mayo 23 del 2025
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