Pereira, Colombia - Edición: 13.497-1077

Desesperada búsqueda de joven pereirana desaparecida en Cali desde hace seis meses

Una familia pereirana vive una angustia que no cesa. Desde hace más de seis meses, no saben nada de Marisol Montoya Ortiz, una joven de 18 años que se fue a vivir a Cali y que, desde entonces, perdió todo contacto con sus seres queridos.

Marisol, según su hermana Laura Ortiz, había enfrentado duras circunstancias, entre ellas problemas de drogadicción. La última vez que supieron de ella fue el 7 de diciembre del año pasado, cuando, según relata Laura, el ICBF le retiró la custodia de su hija por encontrarse en condiciones muy precarias.

“Desde ese momento no volvimos a saber nada de ella. Le pedimos que regresara a casa, pero no respondió más”, dice con voz entrecortada Laura. La situación se ha vuelto aún más dolorosa porque hace un mes falleció su madre, y Marisol no lo sabe.

Con la esperanza de que escuche su llamado, Laura envió un mensaje a través de los medios locales: “La amamos y no la vamos a juzgar. Solo queremos que vuelva. Que sepa que su hija está bien y estamos en el proceso para tenerla con nosotros”.

Según la familia, Marisol se habría trasladado a Cali con un hombre, y estarían viviendo en la calle. Laura pide a las autoridades de Pereira que gestionen apoyo con la Policía y la Fiscalía en Cali para iniciar su búsqueda formalmente.

El dolor de la ausencia, sumado a la incertidumbre, mantiene a esta familia en vilo. Mientras tanto, su único anhelo es que Marisol escuche ese llamado cargado de amor y decida regresar. La puerta de su casa, aseguran, siempre estará abierta para ella.

Alarma en Dosquebradas: escasez de vacuna contra la fiebre amarilla deja a niños sin inmunizar

En el municipio de Dosquebradas, Risaralda, crece la preocupación entre padres de familia y profesionales de la salud por la falta de vacunas contra la fiebre amarilla, un biológico clave en el esquema de vacunación infantil. Desde hace varias semanas, los puestos de salud no cuentan con dosis disponibles, lo que ha impedido a cientos de niños recibir la vacuna que debe aplicarse a los 18 meses de edad.

La situación fue confirmada por la secretaria de Salud del municipio, Nini Lorena Acevedo, quien explicó que la última entrega, un lote de 5.000 dosis recibido el pasado 24 de abril, se agotó rápidamente. La demanda fue desbordada por personas adultas que requieren el biológico para viajar o trabajar, lo cual dejó a los más pequeños sin acceso al servicio prioritario.

“Ya no contamos con vacunas. La fiebre amarilla es una exigencia para ciertas actividades laborales y viajes, por eso muchas personas acudieron por ella. Lo grave es que los niños se están quedando sin esta vacuna vital en su esquema”, lamentó Acevedo.

Aunque Risaralda no ha reportado casos recientes de fiebre amarilla, la preocupación aumenta porque el virus sigue presente en varias zonas del país, y su prevención

depende de una alta cobertura de vacunación. La Organización Mundial de la Salud advierte que, si esa cobertura cae por debajo del 80%, se corre el riesgo de brotes incluso en áreas sin antecedentes recientes.

El Ministerio de Salud ha reiterado la importancia de priorizar la inmunización infantil, pero también enfrenta una alta presión por la demanda nacional. Departamentos con brotes activos están recibiendo prioridad, lo que ha relegado a regiones como Risaralda.

Mientras se espera la llegada de nuevas dosis, la Secretaría de Salud de Dosquebradas ha hecho un llamado urgente a las autoridades departamentales y nacionales para que se restablezca el suministro. “La vacuna contra la fiebre amarilla no puede ser un lujo ni un trámite. Es una necesidad urgente, especialmente para nuestros niños”, enfatizó Acevedo.

En medio de la incertidumbre, los padres siguen acudiendo a los centros de salud con la esperanza de completar los esquemas de sus hijos. Pero la respuesta es la misma: no hay vacunas disponibles. La angustia es palpable y el reloj corre en contra de la prevención.

Prisión para hombre acusado de abusar sexualmente de tres menores en Pereira

La justicia actuó con firmeza en un caso que ha remecido a la capital risaraldense. Un hombre de 40 años fue enviado a la cárcel tras ser imputado por presunto abuso sexual contra dos de sus sobrinos y agresión física contra un tercero, todos menores de edad. Los hechos, que habrían ocurrido hace dos décadas, finalmente llegaron ante los estrados judiciales gracias a la valentía de las víctimas y sus familias.

El juez de control de garantías de Pereira no dudó en imponer medida privativa de la libertad en centro carcelario al procesado, luego de evaluar el material probatorio presentado por la Fiscalía General de la Nación. Las víctimas, que en el momento de los hechos tenían 12, 10 y 6 años respectivamente, vivieron un calvario que ahora busca ser reparado por la justicia.

Los actos delictivos habrían tenido lugar en octubre de 2004, en una vivienda del barrio Esperanza Galicia, donde residían los menores. Según la investigación, el acusado aprovechaba los momentos en que la familia le confiaba el cuidado de los niños para cometer estos crímenes. Las autoridades establecieron que estas conductas se presentaron en al menos cuatro ocasiones, lo que evidencia un patrón sistemático de abuso.

El modus operandi del agresor resulta particularmente perturbador. Mientras sometía a vejámenes sexuales a los niños de 10 y 12 años, el menor de 6 años era golpeado y amenazado con un arma cortopunzante para garantizar su silencio. Esta estrategia de terror mantuvo ocultos los crímenes durante años, hasta que las víctimas lograron romper el silencio.

La Fiscalía, a través del Centro de Atención Integral a Víctimas de Abuso Sexual de la Seccional Risaralda, imputó al investigado por acceso carnal violento, acto sexual violento y violencia intrafamiliar, todos en modalidad agravada. A pesar de que el acusado se negó a aceptar los cargos, la solidez de las pruebas convenció al juez de la necesidad de mantenerlo tras las rejas mientras avanza el proceso.

Este caso pone nuevamente sobre la mesa la cruda realidad del abuso infantil en Colombia, donde muchas veces los agresores son personas cercanas al núcleo familiar. La confianza que los padres depositaron en el tío de los menores se convirtió en el arma que este utilizó para perpetrar sus crímenes.

La decisión judicial de enviar a prisión al acusado no solo busca garantizar que comparezca durante todo el proceso, sino que envía un mensaje claro a la sociedad: los delitos contra la infancia no quedarán impunes, sin importar cuánto tiempo haya transcurrido desde su comisión.
 

Intentó matar a su hermano y agredió a su familia: violento episodio sacude a Pereira

Un hecho de extrema violencia intrafamiliar alteró la tranquilidad del barrio 2500 Lotes, en Pereira, el pasado 16 de mayo. En una escena que los vecinos aún no logran olvidar, Jeison Stiven Ledesma Pérez protagonizó un ataque brutal contra su propio núcleo familiar, dejando heridas a dos personas y a una mascota maltratada.

Según las autoridades, Ledesma Pérez irrumpió en la vivienda de sus hermanos sin previo aviso y, visiblemente alterado, comenzó agrediendo al perro de la familia. El llanto del animal alertó a su hermana, quien intentó detenerlo, pero fue golpeada violentamente. La situación escaló aún más cuando el hermano mayor intervino para intentar calmar al agresor. Fue entonces cuando Ledesma, sin mediar palabra, sacó un cuchillo y lo atacó directamente, causándole heridas de consideración.

El caso ha generado un fuerte rechazo en Pereira. Los vecinos del sector y organizaciones de defensa de los derechos humanos y animales han manifestado su preocupación por el creciente número de casos de violencia doméstica. También han exigido acciones concretas para prevenir estos hechos, que con demasiada frecuencia quedan ocultos tras las paredes del hogar.

Este violento episodio evidencia una vez más la necesidad urgente de fortalecer los programas de salud mental, atención psicosocial y prevención de la violencia. Las autoridades reiteran que la denuncia oportuna y la solidaridad entre vecinos son claves para actuar a tiempo y evitar que el drama familiar termine en tragedia.