Fundado el 9 julio de 1948 -

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur Klemath Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

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EDITORIAL

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.501-1081

Fecha: Jueves 29-05-2025

 

EDITORIAL

 

La bonita voluntad


La buena voluntad es en sí la virtud de la contemporaneidad. Todas nuestras acciones caen bajo el rigor de la confianza, en unos casos, podemos decidir confiar o no, en otras ocasiones la decisión se ve constreñida por las pocas posibilidades, es decir, se nos ofrecen posibilidades determinadas de las cuales debemos confiar, en otras palabras, se nos obliga a confiar en las posibilidades que nos dan ¿Es esto confianza o solo conformismo?

Nos es necesario conformarnos con lo que hay, se nos vende la idea de que no podemos hacer mucho más, sin embargo, Husserl, el principal exponente de la fenomenología expresaba en uno de sus muchos tratados “aún bajo el filo del verdugo existe una tercera elección” en efecto, la confianza es un acto auténtico y propio de cada sujeto que piensa, por consecuencia, existirán casos en los que no podrá confiar en ninguna de las posibilidades que se les da. No obstante, en muchas ocasiones la tercera posibilidad; aquella que entrega autenticidad y con ello libertad, se transforma en un fenómeno quimérico que pocos eligieran.

La tercera posibilidad supera el bien y el mal, la izquierda o la derecha, la vida o la muerte, la tercera posibilidad es el sujeto en su propia singularidad que quiere expresarse en su propio mundo. Pero, al ser un acto auténtico siempre será malentendido, tomado de mala manera, castigado por el bondadoso sentido común. Más, no es acaso el lenguaje la base de los malentendidos y el sentido común un sentido inefable, entonces ´porque temer a ser acusado de no poseerlo.

¿Cómo podríamos confiar en algo que no se muestra nunca como es, siempre referenciando al porque sí, enfocándose en la exigencia de una confianza que nunca fue ganada, siempre ha sido donada por la historia? ¿Por qué no abolir la buena voluntad y el sentido común? ¿Por qué no desconfiar incluso de nuestra sombra? después de todo la luz que guía nuestros pensamientos, formando sombras nunca se ha mostrado de una manera total. ¿Cómo suponer de antemano que sólo existe un sentido y no otro? ¿Porque no atrevernos a recorrer siempre la tercera elección aquello que se nos es imposible representar, dejándonos sólo en el presente, exigiendo que nos movamos constantemente, exigiéndonos esforzarnos en cada movimiento, cada pensamiento tendrá que ser agudo, nunca dejándose caer en una confianza que no hemos concebido? Alejarse de la obligación y acercarse a la decisión nos llevará a dejar de existir en la frustración, en la constante caída de ídolos que no pudieron hacerle frente a nuestra confianza.

Cuando el sujeto elige y no sólo se conforma, el mundo se comienza a mover a su ritmo, las formas comienzan a obtener profundidad y la profundidad comienza a dar respuestas y, estas respuestas comenzarán a dar movimientos hacia las profundidades más recónditas del hombre.

En conclusión, abandonar la creencia en la buena voluntad nos obligará a movernos, y el movimiento dará libertad y la libertad siempre se expresará de forma particular, siempre cambiante e imposible de delimitar, por lo tanto, podrá tener una relación un poco más estrecha con el mundo.

 

 

 

 

 

 

Negocios de alto riesgo en una economía de pobretones

Por: Zahur Klemath Zapata

zapatazahurk@gmail.com  

 

El mundo económico contemporáneo se mueve bajo valores morales y productivos que en el pasado no se consideraban con valor económico y social. Muchos de los productos que circulaban en el mercado eran libres y nadie le ponía trabas para su venta y consumo, eran bienes libres y naturales. No existía ese doble sentido al que la moral religiosa y social comenzaron a establecer y satanizar para crearles un valor subterráneo y así moverlos en el mercado con valores que solo esos bienes por la demanda y su restricción elevaban sus precios. Así nació Coca-Cola y mucha de la medicina que hoy se consume.

 

Con el auge de la gran industria, la economía cambió, y ahora con el desarrollo de nuevas tecnologías que nadie se imaginaba que iban a desarrollarse, nos encontramos en una era donde hay más leyes y tratados de los que existieron al comienzo de la civilización.

Al aparecer la llamada democracia y los políticos de carrera cualquier negocio que aparezca y sea de alta demanda y rentabilidad, de inmediato va aparecer los intereses del establecimiento que lo manejan los políticos y la moral religiosa y vienen los gravámenes que hacen que nazca a su alrededor una corrupción que no se puede detener. El llamado contrabando y evasión de impuestos, más todo el crimen que se genera por que no se puede ir a los estrados judiciales a negociar las deudas y compromisos.

 

Toda esta negociación de alto riesgo se viene presentando por los últimos 120 años y ahora la tragedia es mayor porque en el comienzo no se tenía la capacidad de proyección al futuro porque éste no existía ni existe en el intelecto de quienes manejan la cosa pública.

 

Los países más desarrollados han logrado manejar estos asuntos y les ha permitido prosperar económica y socialmente porque han racionalizado el manejo de esa economía de alto riesgo haciendo que se maneje como la medicina, que la hay de alto riesgo, que cuando sale al mercado ya viene con su explicación para que sirve y cuáles son los riesgos que se tienen al usarla y estas a su vez indemnizan a sus pacientes por los daños que ellas causen. Todo esto se mueve dentro del mundo de la legalidad.

 

Las farmacéuticas son las empresas más lucrativas del mundo y están reguladas por el Estado y éstas también generan dependencia y un alto consumo. Las otras drogas y productos no están reguladas y generan la misma dependencia más el crimen organizado. Esta parte jamás se ha analizado a profundidad y simplemente lo

han dejado como si fuera una pelea callejera.

 

Por eso los países sub-desarrollados no avanzan económicamente porque crean una dependencia emocional con los que presumen de potencias económicas

 

 

 y en la realidad es el temor que se tiene a enfrentarse con estos al igual que cuando en la escuela matonean a los estudiantes con cara de buenos e inocentes.

 

36 CANDIDATOS A PRESIDENTE
Crónica 1134


Gustavo Alvarez Gardeazábal


Audio: https://youtu.be/UI0x7Uh_3fI

En la sección Graffiti del diario Occidente han aparecido los nombres, y las fotografías, de los 36 colombianos que han manifestado de alguna forma que aspiran a ser candidatos presidenciales.

La lista es a más de variopinta una fotografía de la realidad nacional. Como los partidos políticos ya no existen. Como fueron reemplazados por cooperativas de contratistas, pero las leyes vigentes siguen hablando de candidatos de partido, de avales partidistas a quienes aspiren y de reglamentaciones obligantes pero en desuso para poder llegar a ser elegido, no hay forma de saber quien lidera qué o hacia dónde se dirigen las turbulentas aguas de la Colombia contratista.

Que existan 36 ciudadanos que buscan la candidatura presidencial o al menos el aval de alguno de los 37 partidos registrados y reconocidos por la organización electoral, indica muy a las claras que el bororó que tienen armado en el país no va a tener arreglo.

Decantar esas 36 candidaturas solo lo pueden hacer los contratistas. Sin sus aportes o financiación, no hay candidatura que valga. Y si es la plata de los contratistas, no serán los votos que se daban por los partidos políticos los que decidirán, sino los que se compren.

No se ve entonces claro quién vaya a coordinar al maremágnum de contratistas buscando imponer sus candidatos. Y como a la larga es el patrocinador quien decide, el país está verdaderamente jodido.


No habrá ideas valiosas ni propuestas de desarrollo. Todo se gastará en palabras para disfrazar las ambiciones de los contratistas y como hasta la ordeñada de las arcas del Estado se la perratearon, nadie prometerá obras de progreso reales y baratas sino las que permitan sacarle jugosas tajadas para repartir debajo de la mesa.

Como vemos, Colombia tal vez no necesite un presidente sino un nuevo orden constitucional… y un berraco que l.o imponga.

El Porce, mayo 29 del 2025
 

 

Director
Zahur Klemath Zapata

Gerente
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Gerente Operativo
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Editor

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Diagramación
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Colaboradores

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Gustavo Álvarez Gardeazábal

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