El Cafetín, un viaje nostálgico al pasado

Por: Rubén Darío Varela

Fotos: Federico Franco Torres

Una vieja y singular caja registradora, quizás de los años 50, adornada encima con una pequeña réplica del Simón Bolívar desnudo y posada en medio de la figura de dos burros con carga de café, antigua, un poco ya oxidada y atravesada con una delgada bandera de Colombia, es una de las diversas valiosas reliquias que hacen del Cafetín, ubicado en la calle 21 7-64 de Pereira, un lugar único en la ciudad.

Y es que el ingresar a este lugar, no solo implica disfrutar de un ambiente agradable para tomarse un café, es tal como lo han afirmado periodistas, extranjeros y personalidades que han visitado este sitio, sentir una extraña sensación; inexplicable, bohemia, poética, literaria, como si se tratase de un mismísimo rito de devolverse en el tiempo.

Un olor a café colombiano inconfundible, un trasfondo antiguo con una repisa de madera colmada con más de dos mil discos, bien acomodados y con un color más bien “amarillento” por su antigüedad, brinda la sensación de estar en una época antigua, esa misma que se percibe al detallar las sillas de cantina antiguas de los años 60 y los más de cien cuadros de artistas memorables colgados como adorno en las paredes del Cafetín.

Los Cuadros

Retratos, en su mayoría en sepia de cantantes que dejaron huella en la historia como Garzón y Collazos, Camilo Sesto, Sandro, Raphael, Rocío Dúrcal, entre muchísimos otros, invitan a los visitantes a dejarse deleitar, no solo por sentir aquella sensación nostálgica e inalienable de recordar el pasado, sino más bien de revivirlo.

El tocadiscos

Y cómo no debería de ser así, si pese al imperdonable y nefasto transcurso del tiempo, aún sobreviven dos viejos toca discos de los años 60, los cuales, desde las horas de la mañana empiezan a funcionar para revivir la memorable época de Gardel, de los tangos argentinos de los años 70, los mismos que reviven la nostalgia de una época dorada, aquella que quizás día a día estremecen los sentimientos y recovecos del alma de aquellas personas principalmente mayores que se transportan en el tiempo.

La greca


 

Sin lugar a dudas, no solo se trata de un lugar propicio para escuchar tangos, baladas y boleros, más bien este lugar adornado con un toque “mágico- bohémico” y paradójicamente famoso por quedarse atrasado en el tiempo, es un referente cultural para la ciudad de Pereira que le hace honor a su nombre el Cafetín, como lo denominan en Argentina, cuyo nombre se le debe a su fundador Alberto Gómez.

Además, detrás del Cafetín se esconde la fascinante historia de un fidedigno testimonio de

preservación histórica de la memoria, de la idiosincrasia de la Pereira antigua retratada en un cuadro antiguo en la entrada del lugar con la imagen de la estación del ferrocarril en el Parque Olaya Herrera, de aquella ciudad de arrieros de la época, repleta de cantinas a diestra y siniestra en la que se escuchaban tangos a doquier en una ciudad bohemia que bien le mereció el apodo de `Morena, querendona y trasnochadora:.

El tinto

No en vano aunque parezca increíble de creer, Carlos Alberto Gómez Colorado, actual propietario e hijo del fundador del Cafetín Alberto Gómez, después de más de 20 años aun trabaja con las deterioradas agendas de la lista de la música que eran propiedad de su padre, porque según él, el objetivo es conservar cada detalle antiguo de este lugar novedoso por quedarse atrapado en el paso del tiempo.

La agenda

Gracias a la inspiración y en un homenaje de amor a su padre, tanto Carlos Alberto como William, Roberto Restrepo y las otras personas que trabajan en el Cafetín, seguirán siendo los artífices de garantizar un verdadero “viaje nostálgico al pasado”.