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La Corte y el glifosato, la presión de este gobierno.
¿Cuál es
realmente el objetivo final del fallo emitido por la Corte
Constitucional frente a la sentencia T-236 emitida en 2017 y la
prohibición de uso acaecida en el 2015, sobre la utilización de
glifosato en la fumigación a partir de la aspersión aérea en el
País?
De las pocas luces que arroja la declaración de la presidenta de
este alto tribunal, es que deja la puerta abierta para que desde el
Concejo Nacional de Estupefacientes se consideren los requisitos
para reanudar la utilización del herbicida. La secretaría técnica en
este Concejo la ejerce el Ministerio de Justicia de donde se
desprende que el gobierno sería arte y parte en esta decisión.
El glifosato es un herbicida de amplio espectro, altamente tóxico
que se ha prohibido en la mayoría de los países por su comprobado
efecto nocivo en la salud humana y la deforestación que causa sin
distingos en donde es utilizado en la aspersión aérea. Su mayor
utilización en Colombia se llevó a cabo durante el plan Colombia,
plan patrocinado con recursos norteamericanos, y especialmente a
partir del año 2003, durante los dos gobiernos del Ex presidente
Uribe para combatir los cultivos ilícitos especialmente en el sur
del país. Está comprobado su alto poder de toxicidad en plantas,
animales y seres humanos, además se documentó en Estados Unidos que
el glifosato, contamina las aguas subterráneas por la absorción que
del químico realizan los suelos.
Este herbicida comenzó a usarse en Colombia en la década de los
setenta en la fumigación terrestre en la sierra nevada de Santa
Marta por el auge de los cultivos de marihuana en lo que se conoció
como la bonanza marimbera, muy poco tiempo después de ser
introducido al mercado por MONSANTO con su marca Roundup. Tiempo
después y con la intervención norteamericana bajo la bandera del
plan Colombia se multiplicó exponencialmente su utilización, un
negocio redondo soportado por los millones de dólares “donados” que
finalmente iban de regreso al norte, al pagar el glifosato y también
las armas. Claro ejemplo de quienes y de donde aprendieron los
políticos colombianos sus marrullerías.
No se puede olvidar que MONSANTO creó una serie de transgénicos
resistentes al glifosato, de allí el afán de acabar con la selección
de semillas que hacen los campesinos para sus cultivos y buscar así
controlar el mal y su cura. MONSANTO fue comprado por BAYER hace
unos años.
Hace unos meses se llevó a cabo un debate serio y de muy alto nivel
en el que participaron defensores y contradictores de la aspersión
aérea con este agente químico en el país, aún retumban las
imprecisiones y balbuceos del ministro de defensa y de los miembros
del gobierno que fueron interrogados por los magistrados. También
hay detalles de la posición de representantes de la sociedad civil,
la academia y la política nacional, que esgrimieron poderosos
argumentos sobre la inconveniencia de volver al pasado con la
aspersión de este herbicida. Las comunidades que habitan en estas
áreas han sido las más perjudicadas, como también, las reservas
naturales de la nación, la deforestación y contaminación química han
sido comprobadas. No es claro entonces porque esta institución cede
a la presión que ejerce el ejecutivo sobre esta decisión y no tenga
todos los argumentos para ser clara al respecto. Aquí se evidencia
simplemente una actuación cantinflesca, que deja la puerta abierta
para que un organismo del gobierno sea el que tenga la última
palabra; “El Consejo Nacional de Estupefacientes debe considerar y
ponderar toda la evidencia científica y técnica disponible en lo que
se refiere a la minimización de los riesgos para la salud y el
medioambiente”. Debemos tener en cuenta que en el fallo del 2017 se
entendía que se debía demostrar que el uso no implica ningún riesgo,
con el de ahora la evidencia que se debe tener en cuenta es la que
indica cómo se deben minimizar riesgos, algo completamente distinto.
La construcción de una Paz estable y duradera tambalea, se cangrejea
sobre un tema de vital importancia para la salud y el medio ambiente
del país, la aspersión aérea con un agente altamente contaminante y
destructivo. La Corte Constitucional pasa de agache, los colombianos
tienen la palabra.
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Protección a
indígenas, un asunto de todos
Por: Rubén Darío Varela
A lo largo de nuestra historia para nadie es un secreto que en
Colombia las etnias indígenas no viven en las mejores condiciones y
por supuesto Risaralda no ha sido la excepción, ya son varios los
años que líderes comunitarios del asentamiento de Suratena en
Marsella y de otras etnias ubicadas en otros municipios del
departamento han denunciado esta problemática sin que tenga solución
alguna.
Lo único cierto es que condiciones vitales para la supervivencia del
ser humano como el acceso al agua potable, es en la actualidad un
privilegio que muchos indígenas en el departamento de Risaralda no
se pueden dar el lujo de tener, situación que sumadas a otras
carencias dificultan una óptima calidad de vida para nuestras
poblaciones ancestrales.
Ahora bien, ante la última noticia que se originó esta semana acerca
de la pandemia que causó la infección de leishmaniasis a 53
indígenas de la comunidad Emberá del corregimiento de San Antonio
del Chamí, además de otros 12 que resultaron infectados con malaria,
se prendieron las alarmas en los medios de comunicación y en las
instituciones como alcaldías y gobernaciones.
Y la verdad es demasiado triste que haya que acontecer una situación
como una pandemia de enfermedades en los indígenas para que ahora si
los medios de comunicación y las instituciones públicas que les
corresponde velar por esta población, ahora si salgan a decir que
los indígenas nos necesitan.
La realidad es demasiado cruel, pero hay que afirmarla, desde hace
mucho tiempo los indígenas necesitan mucho atención, y no solo ahora
con esta pandemia, precisamente porque esta actual situación no es
más que la consecuencia de la falta de prevención y atención en
salud que se le debe de prestar de una manera mucho más recurrente a
nuestros indígenas.
Hago claridad…
No obstante, sería también muy irresponsable mencionar que los
indígenas se encuentran en total abandono, pues en realidad desde la
Gobernación de Risaralda se ejecutan interesantes programas de
bienestar dirigidos a indígenas, pero la triste realidad es que hace
mucha más falta la inversión de recursos desde el Gobierno Nacional
para garantizar más calidad de vida a los indígenas.
Sin embargo, otra de las tristes realidades es que sigue siendo una
constante, no solo en Risaralda, sino en otros departamentos del
país, especialmente en la costa en donde aflora la corrupción de
líderes indígenas que prefieren echarse al bolsillo el dinero de los
recursos para su pueblo antes de evitar que niños indígenas como los
Wayú en La Guajira sigan muriendo por desnutrición.
En conclusión, mientras no se solucione ninguno de estos dos
inconvenientes mencionados, seguirá siendo una constante en Colombia
y en Risaralda los problemas de salud y carente calidad de vida de
nuestros indígenas. Muy triste.
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Las 3 del tintero de
Gardeazábal
Gustavo
Álvarez Gardeazábal
Julio 21 2019
ENMUDECIERON LOS PAISAS ANTE EL DIAGNOSTICO DE INVIABILIDAD DE
HIDROITUANGO
El
informe que presentó en previas esta semana la Contraloría General
de la República sobre los costos irrecuperables de Hidroituango, (4
billones de pesos hasta ahora sin tener en cuenta lo que costará la
reconstrucción), dejó mudos a los antioqueños y en especial a los
furibundos paisas de las redes sociales que condenaban con oprobios
a quienes nos atrevíamos a cuestionar la magnitud de la equivocación
cometida con esa hidroeléctrica. El asunto ahora no es buscar
culpables sino tener entereza para saber tomar la determinación de
seguir o no seguir con un proyecto que según la Contraloría es
inviable financieramente.
NANCY PATRICIA Y LA VICEJUANITA DIRECTAS RESPONSABLES DEL FRACASO DE
LA LEY OBJETADA
El país
no sale de su asombro, pero los medios prefieren callar por no tener
que repetir una vez más que estamos en manos de un gobierno inepto.
Haber encubado durante meses en el despacho de la ministra Nancy
Patricia Gutiérrez y de la vice Juanita López el proyecto de ley
mediante el cual se anulaban unas diez mil normas de distinto tipo y
no haberse puesto en la tarea de comprobar, con una simple doble
columna, las consecuencias mínimas de la anulación de las leyes o
decretos, es una contundente demostración de la duquedesidia que se
apoderó de todas las instancias del gobierno. Tener que objetar el
mismo presidente la ley que presentó y aupó (y que los congresistas
menos que valoraron en su magnitud), es peor aún porque nos recuerda
a los colombianos que este gobierno no le pega a nada.
¿Y EL DECRETO DEL DECOMISO DE LA DOSIS MÍNIMA CUANDO LO TUMBAN?
En medio
del furor anti-marihuanero de los uribistas y sobre todo para, de
manera populista, aparecer como salvadores de la juventud y
conseguir el apoyo de los cada vez más desautorizados padres de
familia que no controlan ni educan a sus hijos, el gobierno dictó un
decreto reinterpretando un artículo de la ley que estableció el
Código de Policía. La Corte Constitucional acaba de anular ese
artículo, o que deja sin validez el decreto que autorizó decomisar
la dosis mínima y sancionar a quien la porte en parques o calles del
país. Pero como este es un país de santanderistas, y el fallo no
dice expresamente que se cayó también (por extracción de materia) el
decreto de marras que adicionaba el artículo, él sigue vigente y los
policías continúan gastando tiempo en perseguir fumadores de
marihuana.
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