El Imparcial-Pagina 5

 

Pereira, Colombia -   Edición:  12.589-169 - Fecha: 08-03-2020                                                                                                                                

CULTURA LATINOAMERICANA                                                                           Pgs. 1-19

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NO HAY «LAMENTO BOLIVIANO»
 

   

Los Bolivianos que en su diáspora se han instalado ya en países europeos, y en todos los rincones de América, retornan a su país a cumplir esta cita con sus familias, alrededor de la amplia gama de tradiciones culinarias, el fogón familiar se convierte en centro de la fiesta. Allí se disfrutan sabores predilectos como la sopa de maní, el agua de jankaquipa, las galletas de chuño o el charque.

 

Las familias invierten sus recursos en esta celebración que se lleva a cabo con toda la pompa, haciendo majestuosos disfraces, cargados de color y de luces. Esos disfraces y vestuarios se confeccionan para cada carnaval con esmero, para ello se utilizan materiales diversos y en muchos de los grupos que desfilan se utilizan tejidos tradicionales.

 

En ese contexto familiar y de gran espíritu religioso, aparece La Diablada, una especie de performancia acerca de los iconos que representan el bien y el mal, entre los representativos montajes que presenta esta danza tradicional, aparece visible la Tradicional Autentica Diablada de Oruro, la Diablada Ferroviaria y la Diablada URUS que se caracteriza por el uso de la pólvora y el fuego.

 

De la tradición negra o afroyungueña, se desprende el espíritu de los Caporales, estas coreografías evocan el poder de los negros que en otras regiones se conocieron como capataces, son unas danzas que se caracterizan por saltos el uso de látigos y golpes en el piso, que muestran el poder y la fuerza de los hombres.


Otros grupos que a veces sobrepasan los 100 participantes son los de los Tobas, danzarines que se especializan en hacer saltos agiles y enérgicos que impresionan a la multitud, pues el desfile de Carnaval supera los 3 kilómetros, uno de los mas visibles grupos de tobas es el de Uru-Uru.

 

La danza de los Incas, majestuosos vestuarios que evocan el imperio incaico o también la hermosa Llamerada, que muestra el trabajo arduo de los pastores de llamas.

 


OTros grupos representativos que son muchos, son La Cullagada que representan los hilanderos, la Morenada Evocación de la danza ritual de la pisa de la Uva, ritual acompañado de hermosas canciones y poemas de amor, el Tinku danza del hombre del altiplano, el ahuatiris sobre los pastores del campo, o la alegre danza de llokallas y lasIimillas que rememoran el arreo de animales por los pastores. La Danza del enamoramiento del Valle o el Inti Llajta, el Suri Sicuri, o la imitación del paso del avestruz, Los negritos, la danza del Pijillay o el maravilloso desfile de los zampoñeros. El waca wacas de la vaquería, la tarqueada o el Challawayas, Los potolos y los Kantus.


La fiesta empieza con el martes dedicado a los compadres y comadres y termina el martes siguiente con la Challa, una celebración nacional que es tan importante como la acción de gracias americana o la navidad. Un infinito derroche de representaciones de la cultura popular Boliviana, declarado por la UNESCO, como obra maestra del patrimonio oral intangible de la humanidad.

 

Especial para:


El Diario de New York y El Imparcial

 

Rafael Urrea

Por las escarpadas montañas, en ciudades pobladas de una gran comunidad de mayoría indígena, se agita el corazón de una país de gente orgullosa y valiente.


Al llegar a Santa Cruz, pasar por Cochabamba y vivir de cerca el Carnaval de Oruro, me conmueve el saber que aunque hay una sombra y un miedo, se escuchan aún ecos y que en medio de tantos sin sabores y violencias recientes, el pueblo retoma su camino, más allá de la desestabilización y la vergüenza internacional que supone el espectáculo creado para unos pocos y al que asiste la mayoría informada de nuestras naciones.


En Cochabamba, la marca inmensa de un Cristo de la Concordia, que traza en el camino un sendero que podría servir de ejemplo a muchos países que se consideran risiblemente desarrollados, no es sólo en los grandes monumentos en los servicios públicos, en el bajo costo del precio de la gasolina, en el cambio frente al dólar que hace ver al Boliviano fuerte ante un poder adquisitivo medianamente satisfactorio, o al menos variablemente convincente.


Asistimos así a una Bolivia amable, donde la pobreza de los países en desarrollo también es visible, pero la sonrisa y convicción de un país maravilloso habita en cada lugar, es la Bolivia que no conocemos la que asiste al Carnaval de Oruro con una mano en el corazón, donde se cantan himnos y poemas, mujeres hermosas que en la morenada, se muestran convencidas de su voz que reclama memoria y poesía, donde los músicos danzan mientras tocan sus platillos y bombos, donde el Tinku, nos demuestra la fiereza, la fuerza la convicción, el coraje, donde las jóvenes mujeres dicen danzar incansables para pagar una promesa a la Virgen del Socavón, la patrona de los mineros que sacan de las entrañas de la tierra sus riquezas.


Es un país tan precioso que uno se conmueve, al pensar que en la otra Latinoamérica no se le da el estatus real, que no se le reconoce su orden, su poderoso crecimiento, su infraestructura pública, sus grandes ofertas educativas que aprovechan mejor los jóvenes que emigran de Brasil, a estudiar y a recibir la capacitación que en su país les vale oro.

 

 

 

En New york fuimos testigos de la severa revuelta de Noviembre y que conmovió a América Latina, al darnos cuenta que un país qua ya ha ganado cierta estabilidad política, entraba nuevamente en el movimiento telúrico de la inestabilidad y la osadía de las fake news que hacen campaña en nuestros países latinoamericanos.

 

Un país que mira al futuro, donde te maravillas con sus vías, amplias carreteras, y detalles del servicio publico que le hacen ver como un país muy organizado. Al llegar a Oruro su terminal terrestre me hizo recordar el terminal de Greyhound al llegar a Toronto, sus pisos perfectos y su silletería metálica que pareciera diseñado por los Canadienses, me preguntaba, ¿por qué nuestras obras son inacabadas y no se les da la importancia que los Bolivianos sí le dan a las suyas? es Latinoamérica, la misma Latinoamérica, el mismo mapa, un idioma que nos une y que nos diferencia nada más en la manipulación de la noticia, en el centralismo caribeño, que no ve más allá de su nariz.

 

Durante los desfiles del Carnaval de Oruro, te sorprendes de esa pureza, de esa ternura, de esa incansable danza que reclama su identidad, 200 años de tradición, haciendo esa simbiosis de lo católico con lo pagano representado en el Tío de la Mina. El Carnaval de Oruro te lleva de cerca más allá de sus límites, con sus coreografías, sus danzas, las canciones emblemáticas del sur que resuenan en todos los rincones, su música sus trajes luminosos y coloridos y esas danzas misteriosas e inéditas, que te rompen esa visión que tenías de tu Latinoamérica acartonada y solitaria ante el mundo.

 


En un pueblo libre, que más allá de los canones establecidos, de las renombradas formas que lo dominan, camina a prisa, a saltos, a ritmos de ancestros que se conservan por el amor a la memoria, por el sendero de una libertad que habita en el pecho y se canta con sus himnos magníficos.

   

 

 

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