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Recuerdos falsos
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lo que almacenó. En consecuencia, somos más susceptibles a experimentar
recuerdos falsos si la mayoría los considera reales.
Sin embargo, los especialistas recomiendan que no se “juegue” con el uso de
estás técnicas, ya que pueden afectar “accidentalmente” el proceso natural
de la memoria, e impulsar el desarrollo de graves patologías neurológicas,
como por ejemplo, el síndrome del falso recuerdo.
Una condición que si bien no se considera un trastorno psicológico, suele
aparecer como un efecto secundario en muchos casos de abuso infantil y
síndrome post traumático. De allí que las personas afectadas por estos
traumas experimenten recuerdos confusos durante esa etapa de su vida.
Un exceso de recuerdos sembrados sin explicación puede llegar a ser
peligroso, ya que consigue afectar incluso la identidad de la persona o sus
relaciones con otros, haciéndole creer al afectado que su pareja lo ha
engañado, o que sus amigos le están ocultando algo, cuando realmente no es
así”.
¿Cómo evitar tener recuerdos falsos?
Si bien no podemos evitar en su totalidad la presencia de recuerdos
sembrados sin explicación, si podemos implementar ciertas prácticas para
evitar que nuestra memoria se contamine de hechos imaginarios o eventos
ajenos, según explica Elizabeth Lofthus. Para ello es necesario:
.-Evitar las interrupciones constantes en las conversaciones, ya que estas
hacen que el cerebro “pierda el hilo” del evento y fragmente la información.
.-Mantener la atención en el evento. La mayor parte del día el cerebro se
encuentra en “piloto automático” para ahorrar energía, lo que genera un
procesamiento mucho más lento de la información; e incluso puede impulsar la
omisión de detalles importantes. En este sentido, los recuerdos sembrados
tienen su explicación y su razón de ser en los problemas de atención, por lo
que debe atacarse este problema directamente con tratamientos para el
déficit de atención.
.-Eludir las especulaciones para evitar interpretaciones erróneas. La
especulación es en sí misma parte del proceso cognitivo de la memoria, ya
que busca activar la imaginación para desarrollar una posible explicación
ante un fenómeno. Por tanto, es casi como rogarle a la memoria que nos
engañe.
En resumen, la memoria humana es algo más complejo que un simple proceso
mental, que si bien nos ofrece una gran cantidad de virtudes para poder
sobrellevar nuestro día a día, también nos hace pasar malos ratos.
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Cuando decimos “recuerdos falsos” nos estamos refiriendo a esas memorias que
percibimos como ajenas; ya sea porque nunca ocurrieron o porque nuestro cerebro
distorsionó tanto ese recuerdo que terminó creando un evento imaginario.
Los expertos determinaron que este fenómeno peculiar de la memoria es causado
por la predisposición del cerebro a “darle sentido” a los recuerdos que
almacena.
Nuestra memoria es una “fábrica de recuerdos” que relaciona los impulsos que
recibe con los que genera en su cabeza. Así, puede almacenar grandes cantidades
de contenido de manera eficiente y recuperar esa información en el momento que
lo necesite”.
A esto se le conoce como “memoria asociativa” y ha sido ampliamente estudiada a
lo largo de los años, a través de diversos estudios. Uno de los más resaltantes,
fue el de Roediger y McDermott, en el que se pedía a los participantes que
recordaran una lista de palabras que no tenían relación aparente entre sí; y
como resultado, estos comenzaron a responder palabras aleatorias que no estaban
en la lista, pero si se vinculaban con las que pedían.
En este sentido, se determinó que nuestros recuerdos son en su mayoría
“sembrados” por el cerebro, pues si bien somos capaces de percibir los hechos
objetivamente con nuestros sentidos, no somos capaces de procesarlos de la misma
manera.
¿Cómo afectan a nuestro cerebro?
De acuerdo a la doctora Elizabeth Lofthus, los falsos recuerdos son construidos
en nuestro hipocampo durante el procesamiento de los estímulos. Sin embargo,
esta no es la única estructura involucrada en el proceso.
El hipocampo está conectado a una gran cantidad de estructuras cerebrales para
poder manejar las tareas relacionadas con los recuerdos y la imaginación; siendo
las más destacadas: la zona polar frontal y los lóbulos temporales del cerebro.
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En este sentido, un recuerdo falso, en nuestra mente, puede alterar los
pensamientos a futuro o recuerdos del pasado, e ir cambiando las ideas y
experiencias que nos han hecho quienes somos.
Nuestra memoria no es solo el mecanismo cognitivo que usamos para
desarrollar recuerdos, también es nuestro único enlace con ellos. En otras
palabras, es lo que nos permite repetir ciertas conductas, tomar decisiones,
ubicarnos e incluso reconocernos a nosotros mismos frente al resto de
personas”. Elizabeth Lofthus
Dicho de otra manera, una implantación de recuerdos falsos puede afectar
tres aspectos fundamentales dentro de nuestro cerebro: la información del
pasado, la cultura o los conocimientos generales y los estímulos sociales
recibidos.
Los recuerdos se pueden sembrar “desde afuera”
Aunque pueda sonar paranoico, los recuerdos falsos pueden crearse a voluntad
y sembrarse en nosotros sin aparente explicación. El mayor ejemplo histórico
de esto fue la campaña antisemita creada por Adolf Hitler, que logró en un
par de meses modificar las creencias de los jóvenes alemanes entre 1933 y
1945 y convertirlos en soldados asesinos de sus conciudadanos.
Actualmente existen métodos comprobados que pueden inducir falsos recuerdos
en una persona. Estos son:
.-La repetición de un evento. El aprendizaje está fundamentado en la
repetición de una misma idea continuamente. Es algo que tenemos condicionado
desde pequeños y que genera en el cerebro un pensamiento inconsciente: “esto
es información importante y debe guardarse”.
.-La corroboración de un evento. Cuando una persona afirma haber visto lo
opuesto a nosotros, hace dudar a nuestra memoria sobre
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