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Bienvenido el cambio de opinión
Luís Enrique Arango
Aunque todavía no hay solución al desencuentro, para llamarlo de
manera benigna, que tuvieron Ingrid Betancourt y Alejandro
Gaviria en el ultimo debate de candidatos promovido por Semana,
me voy a atrever a decir algunas cosas, así se me juzgue de
impertinente; al fin y al cabo, solo honro mi forma de ser y
pensar .
Quiero empezar diciendo que discrepo radicalmente de aquellos
que no perdonan y se creen con el derecho de juzgar a los demás
de manera implacable. La vida no es tan simple para tener únicas
verdades, el cambio es lo único constante. Para no dejar este
postulado que parece apenas natural, y que podría ser aceptado
en lo genérico, voy a aterrizarlo en el campo de la política
electoral de una manera igual de simple pero compleja a la vez .
Bienvenidos los que cambian de opinión y resuelven abandonar a
quienes antes habían respaldado. Las elecciones lo que buscan es
eso precisamente. Todos los votos cuentan igual a la hora del
escrutinio. Las elecciones no buscan perpetuar las filiaciones,
los afectos o las decisiones de las elecciones anteriores, sino
por el contrario, sobretodo en el caso de los opositores.
Dicho esto y a manera de ejemplo, pues aplica en general , que
pasa si los antiguos electores del presidente Iván Duque, ¿hoy
deciden votar por alguno de los candidatos de la coalición de la
esperanza? Lo primero que hay que decir es que están en todo su
derecho, no se puede evitar que pidan el tarjetón de la
coalición centro esperanza al jurado de votación el día de las
elecciones. Pueden votar como quieran, y nadie puede impedirlo.
En segundo lugar, excelente que ello ocurra. Es mas, lo
estratégico es traer los que no estaban, los que siempre votan
de cierto lado y no se mueven, son muy importantes, pero ahí
están.
Ahora, otra cosa es el precio de lograr ese cambio de opinión
¿Los convenció o los engañó? ¿Los presionó indebidamente o los
persuadió de manera honesta ?
Aquí el problema cambia de foco pasando de los electores a los
candidatos.
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Si no hay confianza entre los miembros de la coalición , y se
llega a pensar qué hay operaciones encubiertas para imponerse en
la consulta con respaldos comprados o con transacciones de
cualquier orden no hay nada que hacer . Se confía o no se confía
y punto.
No hay nada que pueda evitarlo, si hubiera personas deshonestas
y tramposas dentro de la competencia . Si no las hay como yo
creo a ojo cerrado, entonces es por lo menos una necedad vetar
electores.
Me van a replicar que no son electores que son líderes
poseedores de maquinarias acostumbradas al clientelismo.
Tienen razón , pero pregunto ¿todos los electores de esas
maquinarias son activistas de la politiquería e imponen al
elegido sus intereses?
Y si el político cree que le conviene apoyar una opción y los
empuja a votar ¿Cuál es la culpa del candidato? ¿Debe declarar
que esa votación es maldita por sí misma sin atenuantes?
¿Aquel político es infalible?
Mirando retrospectivamente ¿los culpables no seremos todos por
elegir los gobiernos que hemos tenido? Y que me dice de los
abstencionistas.
De otro lado tampoco es dejar la duda . Para evitar engaños, se
advertir, que no hay pactos de por medio; que son adhesiones
libres y voluntarias. Pero hasta ahí, más allá es excederse.
No se puede declarar a la gente indigna o infiltrada si decide
respaldar un candidato. Lo otro seria dar como una verdad
absoluta que todo respaldo político proviene de negociaciones y
pactos siniestros .
Lo que sí sería una verdadera mezquindad de cualquier
precandidato de la CDLE es cerrar la puerta para que lleguen
aquellos que no votan por el .
Ojalá se encuentre una pronta solución a los desacuerdos entre
los candidatos de la CDLE, el tiempo apremia .
El
Consejo Nacional Electoral anticipó una semana el cierre de
inscripciones para los candidatos de las consultas, será el
próximo viernes 4 febrero. Una vez cerradas, no hay nada que
hacer; así nos fuimos .
El cambio es imparable
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“La
historia la escriben los vencedores”
(George Orwell, 1944)
Guillermo Navarrete
El apostolado, desde el punto de vista bíblico, tiene como
propósito divulgar o dar a conocer la doctrina, la fe y, en ese
mismo contexto, la vida y obra de Jesucristo. Este término en
tiempos recientes se asimila a la prestación de un servicio a
favor de los demás, pero también de conservar hechos
significativos para la sociedad, lo que conlleva a una
investigación rigurosa y a un vasto conocimiento de estos,
acompañados de una difusión sin sesgos a fin de que se comprenda
de forma transparente la verdad. En tanto se trata de
confrontaciones entre naciones o intra-nacionales, es
fundamental la existencia de instancias que permitan conocer la
verdad independiente del interés de sus actores, precisamente
para evitar que como lo afirma George Orwell, la historia la
sigan escribiendo los vencedores en detrimento de los vencidos o
de las minorías, que para el caso, serán siempre víctimas.
La memoria, por su parte, se define como la capacidad de retener
y de recordar o, de olvidar, determinados acontecimientos que
son importantes en el devenir de un individuo o una sociedad. En
conflictos internos prolongados y dolorosos, la memoria es un
recurso narrativo, no sólo para dar a conocer, sino para
denunciar e, incluso, tratar de evitar que la perpetración de
violaciones sistemáticas de derechos humanos o del olvido
estatal hacía comunidades vulnerables, se eternicen con
reiteradas y múltiples victimizaciones.
Según Gonzalo Sánchez Gómez (2019), en Colombia la memoria es un
paradigma simbólico social, “a partir del cual se piensa la
confrontación armada y sus impactos”, que en su evolución
histórica, se constituye en un marco de “relaciones cambiantes
entre sociedad, estado e insurgencia”, en la que a esta última
con el tiempo también se le hicieron exigibles compromisos
frente al respeto de los Derechos Humanos y el Derecho
Internacional Humanitario (pp. 11-19). Sin embargo, los
diferentes actores en su proceso de ideologización incitaron la
creación de narrativas propias que se convirtieron en la excusa
para acometer execrables acciones en contra de los que
consideraron sus contendores.
En contraste con lo anteriormente señalado, la memoria como
recurso, también contribuyó a reconocer la necesidad de que la
negociación es el camino para la solución de una confrontación
de las características y matices como la colombiana, debido a
que organizaciones defensoras de derechos humanos, medios de
comunicación, organismos internacionales y entidades del Estado
registraban hechos de violencia que menoscababan la dignidad de
comunidades y etnias.
La memoria,
como necesidad de verdad, se constituyó entonces en institución
con la creación del Centro Nacional de Memoria Histórica y de la
Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y
la No Repetición como parte del modelo de Justicia Transicional
adoptado con motivo de los acuerdos suscritos entre el Estado y
las Farc.
Lo realizado por la Comisión de la Verdad, no deja sorprender.
Los encuentros entre víctimas y victimarios; las entrevistas con
actores del conflicto armado y con expresidentes de la
república; las publicaciones; las narrativas con el uso de
expresiones culturales propias de las comunidades víctimas, son
entre otras, las razones por las que debe destacarse el
liderazgo del Padre Francisco de Roux, quien en entrevista con
María Jimena Duzán -la que invito a escuchar-, dejó marcada la
huella del camino que debemos recorrer los colombianos al
invitar a confiar, a demostrar que con la verdad podremos
superar la situación de violencia prolongada y frente a la cual
no podemos callar, que si “esta realidad está ahí hay que
decirla”. Es sin duda un apostolado por la memoria y la
posibilidad de aceptarnos todos dentro de la diferencia.
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