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A pocos días de las elecciones al Congreso y semana después a las de
Presidente, aún escuchamos vociferando por las calles a todo pulmón y en
entrevistas a candidatos que están atornillados a las sillas y que siguen
prometiendo ir tras la corrupción. ¿Pero qué tan difícil es luchar contra
todo los problemas del país? ¿Cuántos años más se debe pasar sentado en un
curul para logar algo? La gerencia no es fácil pero tampoco es algo imposible,
la voluntad política es lo único que saca adelante a un país, no obstante
esta más que demostrado que no la hay. Debe venir quienes de verdad deseando
un cambio radical de la situación, cultural, política, educacional, el
mejoramiento de los establecimientos de salud. De este modo crear un motor
de deseo de igualdad social y crear expectativas de seguir adelante como
sociedad cambiante en positivo.
Todo lo anteriormente expuesto es importante como condicionante del éxito
gerencial, pero el factor determinante es la inteligencia emocional, la cual
si es baja, afecta a todos los otros factores, ya que con esta se vinculan
la capacidad de auto evaluación, autocrítica para identificar fortalezas y
debilidades, autocontrol, auto desarrollo, relación social e interpersonal,
tolerancia, resiliencia, adaptabilidad, respeto, paciencia, constancia,
empatía, vinculación social e interpersonal, habilidad para detectar
oportunidades y amenazas, para aprovecharlas y minimizarlas respectivamente,
curiosidad, creatividad para lograr una actitud innovadora, manejo adecuado
de situaciones de conflicto, logro de acuerdos y alianzas, convivencia
armónica, capacidad de simplificar lo complejo, buenas relaciones
interpersonales, búsqueda de la excelencia individual y grupal, capacidad de
desarrollar credibilidad y sobre esta base, promover un clima de confianza y
de búsqueda de la excelencia grupal e individual.
De todo esto depende desatarnos de las promesas pasadas, de las falsas
expectativas de un mecanismo viciado que sólo hace promesas desde los años
90 y siguen sentados en los curules, lo único que se nota son los enrroques
de talentos fallidos. estos políticos solo salen a las calles las dos o
tres últimas semanas de las elecciones a reírse del pueblo, no con el
pueblo, el comportamiento hacia una sociedad hastiada de errores y falsos
profetas cae en miseria.
Cuando existe un equilibrio armónico entre lo racional y lo emocional del
ciudadano, se produce un comportamiento asertivo, producto de decisiones
adecuadas a las circunstancias establecidas. Cuando el ciudadano identifica
y entiende sus propias emociones, así como también interpreta adecuadamente
las emociones de los demás, lo cual facilita la interrelación personal, en
el marco de un adecuado nivel de inteligencia emocional, tiene más
probabilidades de ser exitoso y lograr las metas propuestas. Se ha
demostrado que el coeficiente del éxito tiene más relación con la
inteligencia emocional que con el coeficiente intelectual.
es por ello que se debe luchar por un equilibrio social real, que permita a
todos poder tener una seguridad social estable y que genere tranquilidad
colectiva, que todo esto traiga consigo una Paz real y un incremento en la
productividad económica, con ello conseguir parte de la igualdad que tanto
proclaman los políticos desde hace dos décadas.
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¡Buenos días familia!
La miseria en la que viven los envejecientes
Zahur Klemath Zapata
Esta es la edición 12.892-472 de El Imparcial de hoy Sábado 05 de
Marzo de
2022.
Mis ancestros murieron en edades muy jóvenes y los que sobrevivieron a los
ochenta los puedo contar en media mano. Eran otros tiempos, no los de
Matusalén. Pero los cambios de alimentación, bienestar y la medicina fueron
cambiando la longevidad de las personas a casi eternizarlas. Ya las nuevas
generaciones se mueren de viejos en otros países y sostenidos por el Estado.
No solo con una calidad de vida sino con el cuidado que todo ser necesita
dentro de su equidad.
Colombia está lleno de ancianos por un fenómeno que apenas lo están
entendiendo los que miden la población y del cual hablé y escribí en 2011
sobre la pérdida de población a nivel mundial de 680 millones de habitantes
por año. Pero que nadie paró bolas en esos momentos y hoy pontifican en
universidades y los genios que lo saben todo.
Los ancianos en Colombia se ven por todas partes y los niños son artículo de
lujo para una familia que apenas sobrevive sin la ayuda del establecimiento.
Nadie se da por enterado a este flagelo social de ver a ancianos sentados en
los andenes vendiendo caramelos y baratijas para sobrevivir en medio de la
avalancha arrolladora de quienes manejan la cosa pública y no ven como muere
seres que antes fueron los que sirvieron a la patria en todas las formas.
El Estado, o disque los que se llaman gobernantes, nunca gobernaron con
equidad y organizaron el seguro social y establecieron lo que a futuro la
nación iba a necesitar para cobijar aquellos envejecientes. Hoy esa falta de
visión los señala y les está cobrando esa desidia por haber abandonado el
futuro de millones de personas que sobreviven en la miseria sin el menor
consuelo del establecimiento y mucho menos de quien pretenden ser los
futuros gobernantes del país.
Colombia no es un país pobre ni miserable, es un país carente de mentes
centradas en que la nación sea un paraíso para todos porque tiene los
elementos y la grandeza de su naturaleza y la riqueza humana pero no los
dirigentes.
Cuando camines por las calles de nuestras ciudades cuenta cuantos ancianos
hay mendigando y no sientas lastima por él, ni te incomodes, ni lo
desprecies porque cada uno de ellos es tu sangre que jamás has reconocido y
que está ahí porque nunca elegiste a la gentes correcta para los cargos
públicos. Y hoy puedes reclamar que haya un orden donde todos podamos vivir
como lo manda la ley de Dios y lo explica el clero.
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CRÓNICA DE GARDEAZÁBAL # 366
Al del
INPEC si pero al de la DIAN no
Gustavo Álvarez Gardeazábal
Audio:
https://www.spreaker.com/user/8676384/2022-03-04-05-53-36-computer-record
La noticia fue sorpresiva pero muy bien acogida por quienes detestan al
antipático señor Mattos. El presidente de la nación, en uso de unas facultades
que muy pocas veces ha usado destituyó fulminantemente al Director del Inpec,
el general de la Policía Mariano Botero y al Director de La Picota, el
coronel Wilmer Valencia Ladrón de Guevara. La razón fue un informe de
Noticias Caracol que demostraba, con imágenes y documentos, como el señor
Mattos pudo salir de la cárcel donde esperaba a la culminación de su juicio
gracias a un permiso para cita médica y, de paso o por añadidura, arrimar a
su oficina donde le esperaba por lo menos el prestigioso jurisconsulto que
le acompaña en la defensa de su caso.
En ningún momento el señor Mattos
pretendió fugarse ni mucho menos repetir la hazaña de la senadora Merlano
cuando se fugó espectacularmente mientras asistía a una cita
odontológica. Pero como el presidente Duque había sido picado en su orgullo y
había pretendido vana y equivocadamente acusar a la Corte Suprema de
permitir la fuga de una reclusa puesta a ordenes del Inpec, la reacción en el
caso de Mattos fue inmediata y contundente. Se desconoce si al general
Botero o al coronel Valencia los llamarán a calificar servicios. Pero como
lo que en verdad pudo haber pasado para que se generara una laxitud en el
manejo del permiso al detenido, no se puede decir porque no hay como
comprobarlo, la furia jupiterina presidencial puede terminar igual que la
destitución del coronel Bayona en la Escuela de Policía de Tuluá, desmoronada
por una tutela.
Tal situación, empero, sirve para comparar lo que no ha
sucedido con el doctor Junco, el Director de la DIAN, a quien se le demostró
que si había abierto en el exterior una o más cuentas para capar impuestos y
que la empresa familiar de la cual era socio hasta el 3 de enero participó
en la licitación milmillonaria del Runt, antes de que él se retirara de la
compañía en mención. En el caso del general Botero pueden achacarle hasta
alguna muy discutible prevaricación por omisión, pero en el caso del doctor
Junco ante los ojos del país, no del presidente de la nación, es mucho más
grave y raya con lo delictuoso o por lo menos con la ética del funcionario
público de un gobierno que pregona la honestidad como su brújula. A Botero
lo destituyeron por lo que hizo un subalterno.
A Junco lo reforzaron en su
puesto por lo que él mismo ha hecho y que en la ciudadanía causa estupor.
El Porce,
Marzo 02 2022
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