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El pacto
Edgar Cabezas
Para llegar a los acuerdos de reconciliación entre enemigos
políticos a muerte, la historia política de Colombia ha sido la
historia de los pactos que entrañan concesiones mutuas en puntos de
divergencia respecto de los delitos que cometieron los bandos en la
guerra y de las penas que han de pagar por violaciones a los
derechos humanos o de las amnistías que el Estado concede a las
partes. Sin embargo, la ciudadanía de Colombia aún espera el gran
pacto político enunciado en el preámbulo de la Constitución política
que propone asegurar la vida, la convivencia, el trabajo, la
justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz.
El Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 elaborado por el gobierno
nacional, con la participación del Consejo Superior de la Judicatura
y del Consejo Nacional de Planeación, ha sido construido desde los
territorios con las modificaciones realizadas en el trámite
legislativo y se llamó: “Pacto por Colombia Pacto por la Equidad”.
Este tenía por objetivo, entre otros, sentar las bases de la
legalidad, emprendimiento y equidad con el fin de lograr la igualdad
de oportunidades para todos los colombianos en concordancia con el
proyecto de largo plazo con el que Colombia podrá alcanzar los
objetivos de desarrollo sostenible a 2030. Pactos todos ellos que al
finalizar el actual gobierno no cumplió, según los indicadores
económicos, sociales y ambientales.
Fiel a la tradición política colombiana, la oposición decidió
conformar el Pacto Histórico como un acuerdo de política interior
más o menos permanente, entre varios partidos, con enlaces en
movimientos sociales, sindicales y religiosos para facilitarse
mutuamente el acceso al poder. Mediante esta relación, cada una de
las organizaciones hace mutuas concesiones en las que las partes
pactantes conservan la esencia e integridad de su doctrina
programática.
El Pacto Histórico se presenta unido a la elección de presidente y
vicepresidente para el periodo de gobierno 2022-2026 y, que en caso
de alcanzar la presidencia se mantendría en una duración mayor como
coalición de gobierno, o, de considerarse definitivo, se hablaría de
fusión en cuyo caso se verifican correcciones de tipo absoluto en la
doctrina, ya que los pactantes pueden construir un partido político
mayor y tener exclusividad en el gobierno. Entre los grupos
políticos hay quienes hablan de traición y de oportunismo, pero las
críticas mayores vienen de los partidos políticos que no hacen parte
del Pacto Histórico ya que por su manera corrupta de actuar se
sienten amenazados por la integridad de su propuesta de gobierno.
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El Pacto Histórico hace parte de un esfuerzo internacional por
superar el neo liberalismo que privatizó los derechos fundamentales,
sociales, económicos, culturales, colectivos y del ambiente al
entregárselos para su satisfacción a las empresas privadas para que
estas los monetarizaran bajo la modalidad de servicios públicos,
negando el acceso a quienes no puedan pagarlos y entregando un
servicio de regular calidad a quienes los pagan.
Un objetivo del programa de gobierno es hacer del Estado Social de
Derecho un poderoso inversor con cinco grandes pactos para el
cambio: pacto para recuperar el trabajo y la productividad con
sustentabilidad ambiental: pacto por la vida digna, garantías y
oportunidades sociales; pacto por la naturaleza para enfrentar la
crisis climática; pacto por la vida la paz y la democracia; pacto
por el reconocimiento de la diversidad étnica y cultural.
Racismo estructural
Guillermo Navarrete Hernández
Según la Real Academia Española [RAE], la palabra estructura
significa la “disposición o modo de estar relacionadas las distintas
partes de un conjunto”, lo que por antonomasia pone de presente la
necesidad de integración e interrelación de las partes que conforman
un todo para que este funcione armónicamente. En ingeniería tiene
que ver con aquellos elementos constructivos que al entrelazarlos
permiten que una edificación funcione para los fines que se diseñó y
erigió. El vocablo en cuestión podría ser objeto de definición
conforme a la disciplina en la que se quiera aplicar, sin embargo,
el sentido de estabilidad que da, es su esencia.
Lo propio ocurre con el entorno social, su estructura se construye
con el paso de los años –y hasta de los siglos-, sobre la base de
costumbres, creencias, narrativas, historias, usos del territorio y
relaciones económicas, las que a su vez procrean y recrean
identidad, valores y, por supuesto, cultura. Es decir, la formación
de un Ethos colectivo que revela y refleja el modus comportamental
societal.
Las sociedades latinoamericanas gracias al proceso invasor y
genocida de los españoles, se constituyeron en una amalgama de
etnias raizales y no raizales en razón del secuestro, explotación,
despojo, reclutamiento y desplazamiento forzado que contra ellos
ejercieron sistemáticamente durante cinco siglos tales europeos.
Colombia, es sin duda una de aquellas naciones así forjadas, de
hecho y por tal motivo el reconocimiento de su multietnicidad y
pluriculturalidad, pero con la particularidad que
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en
doscientos años de vida republicana las constantes disputas
ideologizadoras marcadas por polarización y violencia, aún no
nos permiten integrarnos y hacer que todas las partes del cuerpo
societal interactúen en torno a alcanzar ese anhelado bien-estar.
Todavía los odios heredados y engendrados por prejuicios,
estereotipos y estigmatizaciones nos conducen a espirales de
señalamientos, acusaciones y más violencia.
Si a lo anterior se suman los procesos migratorios y la inmediatez
de las redes sociales que no pasan de ser esas cloacas donde en
muchas ocasiones se vierte el excremento ni siquiera cerebral, se
traduce en una crisis de liderazgo carente de verdad verdadera y
vacío de propuestas fundamentadas en el amor, la misericordia y la
solidaridad.
El racismo estructural es una de dichas expresiones en las que unos
seres se encuentran convencidos de poseer ciertos privilegios sobre
otros los que según ellos, escasos derechos pueden reivindicar y
que, por tal motivo, se sienten con la potestad de acudir a
narrativas o refranes populares, acompañados ahora de abominables
imágenes comparativas para la burla, la ofensa y la descalificación.
A esos inmaculados, es bueno recordarles que la ancestralidad es
parte de nuestra cultura y que el uso de sus decires en un marco de
propio dialecto, también merecen respeto y reconocimiento, así poco
o nada se comparta respecto de su pensamiento. En la otredad también
se urge sociedad. Es decir, un constructor colectivo de identidad
dentro de la diferencia que requerimos urgente, pero más que ello
superlativamente.
POSDATA: Mi más sincero reconocimiento a Noticias5, periódico
online del que orgullosamente hago parte, por su segundo año de
existencia. Gracias a medios alternativos como este, algunos de
nosotros contamos con la oportunidad de expresarnos libremente.
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