EDITORIAL
Política y lo Social
De acuerdo a las propuesta de los políticos, ellos serán los que
mejoren la situación social en los venideros meses o años, ahora
bien partiendo desde allí, ¿Qué pasó con esas mismas promesas de los
años anteriores y los cargos que ellos ocuparon en otras instancias?
Nos centraremos en lo que concierne a la función o funciones
sociales del funcionario público para efectos de los aportes a la
salud psíquica y social en la comunidad en todos los ámbitos. Si
partimos del abordaje de las funciones que deben cumplir, el
político que se vuelve funcionario público pasa a ser empleado de
una sociedad que lo selecciono para hacer cumplir normas y
estrategias para el bienestar común de un funcionario público
pudiéramos decir como método para el abordaje de las obligaciones
singulares hacia una realidad plural, tenemos que
admitir que adopta unas técnicas que comprometen al analista o
estudio, que en realidad sucede cuando un Concejal, Alcalde,
Gobernador o Presidente, decide tener escoltas o personas que no
permiten que la ciudadanía se le acerque para manifestarle
inquietudes de gestión o por no cumplir las funciones por las que el
municipio (Que son los habitantes del sector) lo empleo.
el funcionario público se debe a la comunidad y no lo que vemos en
todos los entes públicos, que se creen que el habitante de una
sociedad debe aceptar reproches y malos tratos por ellos, en
ocasiones se nota a estos funcionarios conversando entre ellos y no
atiende a las personas que se dirigen a estas oficinas para buscar
solución, es muy triste cuando se escucha reproches y mal genio
hacia el público presente o simple no quieren atender. Pues le
pedimos algo a estos funcionarios públicos , SI NO LE GUSTA LO QUE
HACEN, la sociedad actual acepta su renuncia y que allí trabaje
alguien que realmente quiera brindar un servicio de atención a la
comunidad.
Volviendo al método analítico de nuestro tema, que es la atención al
usuario como método para procesos de atención social, hoy contamos
con que cobra una efectividad definitiva en todos los frentes de la
vida y aún, frente a las sociedades menos organizadas, las que se
ven, en muchas ocasiones, agravadas por unas conflictualidades
inconscientes y relacionales que se reflejan en intereses ajenos a
lo social y público; en otras palabras, aparte de ayudar la mayoría,
y aún, revertir males mayores a la conflictividad social, sería más
produnte contar con un grupo de atención al público con deseos de
hacerlo.
Esto se lo dedicamos a los funcionarios públicos que se consideran
que están muy por encima de lo que realmente son.
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Director
Zahur Klemath Zapata
Gerente
Laurie Agront
Gerente Operativo
Alba Lucia Arenas V.
Editor
Enrique J. Marrero
Diagramación
Darwis Urbina
Redes Sociales
Marcela Pineda Bedoya
Soporte Tecnológico
Aurooj Ali Khan
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Colaboradores
Jotamario Arbeláez
Gustavo Alvarez Gardeazábal
Edgar Cabezas
Álvaro Ramírez Gonzalez
Guillermo Navarrete Hernández
Rodrigo Castellanos
Iván Pulido
Hernán Riaño
Teresa Pardo
CONTACTO
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Correro
elimparcialdiaro@gmail.com |
La lucha de clases que no existen
Zahur Klemath Zapata
zkz@zahurk.com
Esta es la edición 12.912-492
de El Imparcial de hoy Jueves 21 de
abril de 2022. La lucha de clases se fomentó
en todo el siglo XX y aún se sigue escarbando en la piel de los que
buscan como crear zozobra en los inocentes. Cada personaje que salta
a promover lucha de clases sueña que está en las primeras décadas
del pasado siglo. Esta lucha logró entronizar a una serie de líderes
que se apoderaron del destino de millones y que hoy aún están
sufriendo las consecuencias.
Los jóvenes no saben qué fue lo que pasó, se dejan llevar por sus
ansias de luchar por algo que los va a elevar en el ranquin social o
les va a dar lo que nunca han tenido por el mal manejo de la cosa
pública. Solo han recibido el final del cordel que sostiene el
establecimiento. Por eso esa lucha no para de repente porque hay un
rechazo de quienes no se sienten iguales o viven equitativamente con
el resto de la sociedad.
En Colombia se ha establecido una degradación social, los que se
consideran de clase alta les parece normal este adefesio establecido
en las leyes y en el comportamiento de estos sin sentido de la
realidad. Los estratos sociales es lo más humillante que el país
tiene como leyes para diferenciar seres humanos entre sí.
Olvidándose que todos somos iguales al final del camino
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Ya vienen las elecciones presidenciales y hay un enfrentamiento
entre los de la primera línea, la base social como se diría en
términos del lenguaje del siglo pasado. Los que superaron el
sarampión revolucionario y creen en los derechos sociales y la
libertad de alcanzar su sueño construyendo su bienestar sin sentir
que van a ser expropiados o los que ya tienen construido su presente
y futuro y temen perder ese esfuerzo de años de arduo trabajo.
Estas elecciones son decisivas en relación de corte entre el pasado
revolucionario y el futuro progresista que toda una sociedad ansia
alcanzar después de casi un siglo de luchas de clases que nunca han
conducido a nada bueno. Esto hace que el ambiente se sienta pesado
por los temores que el registrador cambie el juego y presente votos
sacados del sombrero de mago que él es. Todos estos temores están a
flor de piel para ambos bandos al final de las elecciones.
La lucha de clases solo deja disgusto y ofensas de quienes presumen
que son lo que no son. Es como entrar a la casa de vecindad del
Chavo del 8 y presumir que no vive allí siendo uno de los ocupantes
de una de las piezas que no muestran.
No hay clases sociales, somos una raza humana con iguales derechos
que al final la tumba no distingue morfología.
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