Trastornos de la Conducta Alimentaria
La adolescencia es una etapa que se caracteriza por cambios
drásticos en la vida de una persona. Los jóvenes van formando los
pilares de su propia identidad, mientras buscan diferenciarse de sus
referentes adultos y ser comprendidos por sus pares. En la era de
Internet, las redes sociales han probado ser un importante factor
contribuyente a la contracción de trastornos de la conducta
alimentaria (TCA), sobre todo en jóvenes transitando por la
adolescencia.
¿Qué son los TCA?
Graves afecciones relacionadas con la ingesta de alimentos, que
afectan la salud pudiendo llevar a importantes consecuencias de no
recibir un tratamiento correcto a tiempo. Así podríamos definir a
los trastornos de la conducta alimentaria. De más está decir, que su
impacto no se nota solo por los cambios visibles a nivel corporal,
las personas que los padecen presentan también desequilibrio
emocional y pueden sufrir daños en órganos vitales, como el corazón.
Por lo general, los TCA implican una puesta de atención obsesiva en
el peso y qué tipos de alimentos consumen. Contando con una
distorsión en la forma de percibir su propia imagen corporal, la
gente con trastornos de la conducta alimenticia no ve al espejo
objetivamente su cuerpo, suelen ser personas autoexigentes con una
baja autoestima quienes sufren estas afecciones.
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Los TCA más renombrados son la anorexia nerviosa y la bulimia, que implican un
gran temor a aumentar de peso. En la anorexia se restringe peligrosamente la
ingesta de alimentos y se realiza en demasía ejercicio, en la bulimia se dan por
lo general períodos de ayuna que luego llevan a atracones y posteriores purgas
mediante vómitos o la ingesta de laxantes. Sin embargo, existen muchos más
trastornos de este tipo como la vigorexia, que implica una obsesiva percepción
de debilidad en el cuerpo, llevando a rutinas de ejercicio extremas e ingesta de
esteroides para aumentar la masa muscular o la ortorexia, una obsesión por comer
de manera saludable, lo que suele llevar a evitar importantes grupos de
alimentos y, posteriormente, a la desnutrición.
La adolescencia es el período que más se asocia con el surgimiento de algún
trastorno de la conducta alimentaria. Durante ella, los jóvenes desarrollan su
identidad, generándose grandes cambios. Los TCA en ellos actúan como un intento
por tomar control de sus emociones ante los extremos cambios por los que están
pasando. Existen factores familiares que contribuyen a que los adolescentes
padezcan algún tipo de TCA, aunque esto no quiere decir que la familia sea
exclusivamente responsable de lo que sucede. Padres con altas expectativas,
ambientes familiares de climas tensos o constantemente conflictivos, algún padre
o madre obsesionado con su propia figura corporal, son algunos de los motivos
que podría llegar a potencial que un adolescente padezca un trastorno de este
tipo.
Normalmente tiende a pensarse que los TCA se producen debido a algún factor,
pero la realidad es que no existe una sola causa que genere un trastorno de
estas características, suele darse una combinación de situaciones y factores.
Por ejemplo, está comprobado que algunas personas, genéticamente, pueden ser
propensos a contraerlos; también rasgos del carácter como el perfeccionismo y la
autoexigencia contribuyen a desencadenarlos.
La sociedad tiende a asociar a la delgadez con belleza. “Qué linda te ves, estás
más delgada”. “¿Qué dieta estás haciendo? Me vendría muy bien, así no voy a
conseguir pareja”. Frases de este estilo resuenan con naturalidad. Famosos y
famosas son tomados como modelos,
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aconsejan dietas extremas y tienen cuerpos irreales. Ellos se viralizan en
redes sociales mostrando cómo se alimentan saludablemente y a diario hacen
ejercicio, se imponen como metas inalcanzables que de todas formas quienes
consumen de su material buscan alcanzar. Imaginen cómo esto puede afectar a un
joven adolescente que está en pleno desarrollo de su propia personalidad, y ni
hablar acerca de esos casos que sufren de baja autoestima.
Las redes sociales contribuyen a internalizar estos ideales dañinos para tantas
personas, llevándonos a olvidar que cada uno de nuestros cuerpos es diferente,
que no todas las dietas pueden adaptarse a todos nosotros, que la salud y el
bienestar vienen primero. Nos enredamos en cuestiones superficiales como el
aspecto y, muchas veces, dejamos de lado el verdadero cuidado de nuestra salud
tanto física como mental. Sobre todo, se ha comprobado que los casos de
ortorexia son cada vez más frecuentes y esto se debe ni más ni menos a la
exposición constante a cuentas de Instagram, Twitter o Facebook que se dedican a
catalogar alimentos como “malos” o “buenos”. Esto, especialmente en
adolescentes, puede tener un impacto de extrema seriedad.
El entorno adulto que acompaña a los jóvenes en su vida diaria es esencial para
brindar contención y ayudar para lograr una recuperación. Teniendo en cuenta que
los adolescentes pasan mucho tiempo en Internet y están expuestos a estos
dañinos modelos, es fundamental inculcarles la verdad: que no son reales, que
son inalcanzables, que la aceptación y el amor propio son primordiales para
poder vivir bien. Crear espacios de contención, expresión, confianza y
acompañamiento, esto contribuirá a contrarrestar el daño de los TCA en la salud
de los jóvenes de hoy en día.
Está claro que no todas las personas que consumen el contenido de influencers
que se dedican a hablar acerca de vida sana o de modelos extremadamente delgados
necesariamente padecen alguna de estos trastornos. Pero, sí está comprobado que
contribuyen en gran parte a desencadenarlos, sobre todo en esos casos donde ya
otros factores generaban propensión a contraer un TCA. |