Volatilidad e innovación en los negocios: la importancia de las
buenas decisiones
Teresa Pardo R.
El mundo moderno
es impredecible. Las amenazas conocidas, como el cambio climático y
las emergencias sanitarias, se encuentran junto a desafíos
emergentes como la seguridad de los datos, la interrupción de las
cadenas de suministro, el aumento del valor de los activos
intangibles, entre otros. Todas con un elemento en común puesto en
evidencia por la pandemia: los riesgos actuales son multifacéticos,
complejos e interconectados, y requieren ser abordados de una manera
diferente a como se hacía habitual.
Las empresas que estaban más preparadas para la pandemia eran
aquellas que ya invertían recursos en la evaluación de amenazas,
contemplando en su análisis preventivo, desde la política de
gobernanza, hasta la protección de la propiedad intelectual.
“Hoy en día más ejecutivos quieren aprender sobre el manejo de
riesgos para adaptar sus modelos comerciales, lo cual nos lleva a
innovar constantemente para que nuestra asesoría esté soportada en
el análisis de información y de la data”, Mauricio Acosta, Head para
la región Andina de Aon.
En adición a esto, un estudio más en 2022 a más de 61.000
ejecutivos, evidenció que los líderes líderes de las organizaciones
que integran un manejo del riesgo empresarial basado en datos y
análisis al proceso de gestión están ante una mejor posición para
mitigarlos; y cuentan con la posibilidad de proteger su flujo de
caja, sus activos digitales y sus activos intangibles.
En la investigación se hace un énfasis especial en la creciente
relevancia de estos dos, catalogando al riesgo de propiedad
intelectual entre los primeros puestos, con un 82% de los ejecutivos
incluyéndolo dentro de los primeros puestos en su agenda.
Lo anterior se explica porque se identifica como más alta la pérdida
máxima probable (probable maximum loss) para los activos de
información, que la pérdida probable para los activos materiales e
inmateriales (PP&E). De hecho, los resultados revelan que el
estimado para los
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primeros está alrededor de $1,152 millones de dólares
mientras que el segundo está en aproximadamente $839 millones de
dólares.
“Estamos ante un punto de inflexión en el que las empresas no solo
se centran en superar los desafíos actuales a los que se enfrentan,
sino que también se adaptan para pensar en otros riesgos emergentes
y cómo prepararse para ellos” .
En efecto, más allá del desarrollo del sector TIC por sí mismo, está
demostrado su efecto sobre el resto de la economía, han hecho mucho
más innovadoras otras actividades que antes estaban ajenas a ello.
“Las TIC amplían el potencial de comercialización y mejora de muchos
servicios, facilitan la constitución de redes de cooperación y de
negocios, hacen más rápida y eficiente la transmisión de información
y de conocimiento codificable en la distancia, reducen los ciclos
tecnológicos y de producto y aplican el desarrollo científico a la
estrategia de negocios de la empresa”. (Vilaseca y Torrent, 2003).
Debido a que el riesgo y la volatilidad están tan interconectados,
las empresas deben adoptar un enfoque completamente diferente a la
hora de gestionarlos. Las agendas de los CEO han cambiado y el
trabajo en Aon, articulado a través de las diferentes subregiones,
permite apoyar a los ejecutivos con la mejor información, análisis,
asesoramiento y experiencia posibles para que puedan tomar las
mejores decisiones para su negocio.
Igualmente, el Head para la región Andina hace especial énfasis en
cómo esta coordinación tendrá la capacidad de crear mayores
sinergias entre las cuatro operaciones, contar con el talento humano
y conocimiento especializado de los equipos, y brindar la
posibilidad de llevar mejores capacidades y un portafolio
robustecido a los clientes en los diferentes país.
“Nuestro propósito como empresa se basa en que nuestros clientes
estén mejor informados y asesorados, permitiéndoles siempre tomar
las mejores decisiones, esa es nuestra razón de ser y el principio
que rige nuestra propuesta de servicio”.
Hoy en día, la innovación en los negocios es un elemento cada vez
más necesario a la hora de hablar de empresas. No importa su tamaño.
No importa si tienen ya años en el mercado o si están siendo creadas
apenas. Las organizaciones a nivel mundial necesitan innovar si
quieren sobrevivir y tener éxito a través del tiempo.
“La innovación es el motor de la supervivencia de toda empresa”,
explica Josep Tàpies, titular de la Cátedra de Empresa Familiar de
la IESE Business School de la Universidad de Navarra en un texto al
respecto.
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Tapies se especializa en empresas
familiares y lo que ha encontrado es que esta es la clave tanto del éxito como
de la continuación generacional. Según su libro “100 familias que cambiaron al
mundo”, cada una de esas organizaciones de las que habla en la investigación
logró superar el siglo de vida porque supieron innovar para preservar sus
negocios.
Y los líderes lo saben aunque no se sienten completamente preparados para
instaurar la innovación dentro de sus organizaciones, porque si a alguien le
toca hacerlo, es a ellos.
¿De qué se habla cuando se habla de innovación en los negocios?
No solo se trata de implementar nuevas tecnologías o de crear nuevos productos,
sino que la innovación tiene muchas dimensiones.
La innovación es “la creación de nuevo valor para los clientes por parte de la
empresa, gracias al cambio, logrado a través de la creatividad, de una o más
dimensiones del sistema de negocios”, explica un artículo del MITSloan
Management Review. Así que las áreas en las que se puede implementar esta dentro
de un negocio son muy amplias.
Es posible ser innovador en varias vertientes, como en donde tiene presencia la
empresa, en la captura de valor, en la experiencia del cliente, dentro de la
propia estructura organizacional, en los clientes a los que se dirige, los
procesos que lleva a cabo, los productos que ofrece, las personas con las que se
relaciona para potenciarla (networking) o a nivel de marca, según enlista este
mismo análisis. Innovar tiene que ver con aportar un valor nuevo a los clientes
en cualquier área del negocio, pero para ello es necesario que toda la
organización acoja estos objetivos.
La innovación es un “esfuerzo complejo” para toda la empresa. Este requiere un
conjunto de prácticas y procesos transversales para estructurarla, organizarla y
alentarla, explica Mckinsey en un estudio al respecto, en el que determinó ocho
elementos esenciales que tienen que implementar las empresas para subirse a la
ola innovadora.
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