Fundado el 18 julio de 1948

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

Pereira, Colombia - Edición: 12.932-512

Fecha: Martes 07-06-2022

 

EDITORIAL

 

- 9

 

 

EDITORIAL

 

 

Precio muy alto

 

 

Como es obvio la actualidad nos exige a todos estar en constante formación y actualización para adaptarnos a las nuevas tendencias y sobre todo mirar el camino que nos toque recorrer, sacar mayor provecho de las herramientas que hay a disposición y así ser más eficientes. Como sociedad se debe aplicar también prácticas novedosas, políticas ajustadas a los tiempos que estamos viviendo y tomar acciones que nos permitan alcanzar objetivos: desarrollo social, económico y político, tomando en cuenta la necesidad del bienestar y la felicidad de nuestra gente.

Para lograrlo se debe además ser fuertes combatiendo las viejas prácticas que tanto daño hacen y aquí un rol fundamental de los que proponen leyes y proyectos factibles, tiene el reto de plantear modelos que ayuden a forzar el rompimiento del burocratismo y que definitivamente se enrumbe hacia un Estado eficiente que confíe más en los ciudadanos y que establezca controles que realmente funcionen, sin mirar en lo retrogrado y menos en el clientelismo.

Las leyes deben eliminar todas las distorsiones y contradicciones que existen entre la burocracia, la eficiencia y efectividad. Los controles ineficientes promotores de corrupción ya tenemos una gran experiencia. Es falso que con más trámites seran mayores los controles, por el contrario, se estimula la corrupción y la evasión del trámite por las dificultades que imponen las instituciones y el verdadero caos que se genera. No insistamos tomando el mismo camino del burocratismo que una y otra vez ha fracasado, tomemos el camino de la eficiencia, de la efectividad, que es el camino del Socialismo real.

El exceso de trámites oprime la producción, la generación de empleos, la oferta de bienes y servicios, la libre competencia. El burocratismo se la pone difícil al pueblo y fácil a la gestoría y a la corrupción. Por ello, solicitar que los ciudadanos tramiten una autorización para producir entierra las aspiraciones de crecimiento y desarrollo económico. Debemos detener esto y mejorar el sistema gubernamental, con ello eliminar las roscas y la tentación al corrupto de ejercer su poder. Si queremos vencer las dificultades actuales y avanzar, desarrollar, crecer, debemos confiar en los ciudadanos, eliminar al máximo los trámites innecesarios, racionalizar y simplificar los procesos, facilitar, innovar, emprender, generar confianza. Así motivaremos, generaremos y venceremos. Vamos por ello. Trabajando juntos lo lograremos. Un abrazo.

Además se debe buscar de involucrar a los jovenes a la preparación academica en general y crear la necesidad de profesionales dignos y crear un sentido progresista, ya basta de tantas colas para una pensión, tantos suplicios para la atensión médica y demás flagelos que hunden a la sociedad en un desespero burocratico, fuera la corrupción. A la postre se pierde la oportunidad de crear una sociedad capaz, por lo tanto se degenera un país progresista.

 

 

 

 

 

 

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Hay tantos enemigos del bienestar de la nación, que nos quieren confundir

 

Por Zahur Klemath Zapata
zkz@zahurk.com

Esta es la edición 12.932-512 de El Imparcial de hoy martes 7 de julio de 2022.

Las experiencias que han vivido los colombianos por más de un siglo sobre el mal trato que se le ha dado al país es una larga historia. Hablar sobre ese maltrato es escribir un tratado sobre vejaciones, atropellos y crímenes.


Hoy en día han salido a la luz las verdades de muchos hechos atroces que no pasaron como se pensó, sino que fueron orquestados por esos enemigos del país y que manejaban medios de comunicación. La ignorancia del pueblo ha sido la perfecta aliada de esas personas. Y aún siguen jugando en primera división como si nada pasara.

La labor de los filósofos es abrir puertas y mostrar la realidad. Trazar caminos y dejarlos que los buenos oficios de las personas sanas, con la capacidad de la razonabilidad y visión del futuro asuman la responsabilidad de guiar a quienes necesita esa orientación. Porque hay muchos que con pocas palabras saben cuál es el camino correcto.

La maldad en Colombia es grande, pero es mucho más fuerte la sociedad que rechaza esos malévolos y se defiende para no terminar absorbidos por esa aspiradora infernal. Eso es lo que se ha logrado hacer durante décadas para salir adelante mientras las corrientes adversas tocan a la puerta.

La historia real del asesinato de Gaitán no es como la presentaron originalmente. Lo que sí es real es que este hecho lo usaron para destruir la nación.

De tanto en tanto aparecen hechos que los presentan de una forma y terminan al final tal como se maquinaron hacerlo ver. Falsos positivos. Así podemos seguir y seguir hablando de hechos que no fueron como la gente se imagina que pasó o se maquinó.

La historia de Colombia está plagada de mentiras y por eso es que el país está como está. Los políticos han sido los verdaderos maestros haciendo escuela y educando al pueblo para que acepten sus enseñanzas.

Hoy por lo menos hay una sociedad medio educada, que lee y se comunica por las redes y trasmite mensajes que recogen de gente que dice cosas sin ningún respaldo verídico. Pero les creen y se afilian a esas tendencias.

Ahora tu defines si eres un ser que sabe racionalizar independientemente, o acepta lo que dice el predicador porque está escrito y esa es la verdad infalible.

 

 

 

TAMBORES DE GUERRA,


crónica de Gardeazábal # 427

 

Gustavo Álvarez Gardeazábal

Audio: https://www.spreaker.com/episode/50084148

Desde la antigüedad persa, o desde los rincones tibetanos de la China, se oyeron por milenios los tambores como preludios de las guerras. Con el paso de los años terminaron siendo los orientadores de las batallas. Distintos ritmos guiaban los soldados en las formaciones. Había uno, reconocido por todos, para atacar y otro para comunicar la retirada. Las cornetas agudas los reemplazaron muchas veces mientras las civilizaciones fueron perfeccionando los intercambios de información entre quienes iban a la guerra y hoy solo quedan los tambores de guerra como una figura literaria que recoge los preparativos antiquísimos del ser humano para ir a las batallas mortales. Por estos días en Colombia estamos oyendo tambores de guerra que llaman a una feroz batalla. Ya no se usa el cuero templado en una caja hueca para redoblar encima con los palos. Estamos usando el penúltimo de los descubrimientos de la civilización, el Internet y las redes, para arar el terreno donde se sembrará otra estúpida batalla entre compatriotas. Parecería que de nada sirve la memoria de los centenares de miles de muertos de las tantas veces que fuimos a las contiendas divididos por no ponernos de acuerdo o enfrentados por esa maldita costumbre de no saber perder.

Cuando uno oye las declaraciones irrazonables de estudiantes no mayores de 20 años, como los de la Universidad del Valle o la Distrital, declarándose en “asamblea permanente” (algo así como huelga viva) hasta que no se elija a Gustavo Petro, resulta siendo igual a cuando uno oye a Rodolfo Hernández diciendo impúdicamente que si se posesiona el 7 de agosto declarará inmediatamente el estado de sitio y gobernará por decreto para no dejar sesionar a la ladronería del Congreso y obviamente, aunque no lo digan, unos y otros lo que hacen es anunciar que acallarán a la oposición que resulte oficializada en las urnas.

Es un lenguaje amenazante que de ser verdad no lleva sino a un conflicto más. Si Petro pierde o gana, las milicias populares guiadas desde las universidades nos llevarán a la guerra para minimizar al contrario. El fallo de las urnas no les obliga. Si Rodolfo gana o pierde quedaría muy poco para irnos a la guerra civil divididos, como cuando comenzó la república, entre defensores y enemigos del régimen democrático parlamentario. Cada día es peor y la tensión crece. Cada minuto que nos acercamos al 19 de junio es más angustiante. Nadie parece dispuesto a aceptar la derrota ni el triunfo del otro pero las amas de casa, que ya vivieron los días del paro del año pasado y no quieren repetirlos, están programando en la medida de sus bolsillos inundar desesperadamente sus despensas comprando mercado porque ya suenan los tambores de la guerra.

 

El Porce, junio 6 del 2022

 

 

  

 

 

  

 

 

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