EDITORIAL
Tortura u Oportunidad
Estos dos últimos años han traído consigo el crecimiento personal y
profesional de muchas personas, la esperanza actúa bajo formas de
responsabilidad y el deseo de vivir mejor impulsa la voluntad del
hombre, es por ello la búsqueda de la satisfacción está latente en
la vida diaria, cuándo se ve la imposibilidad de generar ingresos
para la satisfacción del hogar y el círculo familiar comienzan los
pensamiento productivos, eso no es más que la persecución al
progreso, de allí nace el deseo de migrar, esto se viene dando desde
los años antiguos, griegos, romanos y otros.
Para que un proyecto político conquiste positivamente el espíritu
democrático -ese buen corazón que se resiste a morir- debe ser capaz
de superar la dinámica de la confrontación destructiva, proponiendo
un mensaje responsable de unión y encuentro entre los individuos,
tomando en consideración aspectos fundamentales del ser humano,
humildad, caridad y respeto. El discurso del odio y la persecución a
los que no piensan igual o se atreven a renegar el discurso, no sólo
atenta contra un proyecto inclusivo y plenamente democrático, sino
también choca contra el mismo espíritu de supervivencia que alienta
a cada ser a salir adelante en su país, enfrentando el temor y los
obstáculos cotidianos.
Las experiencias de otros países en el Cono Sur que han superado
situaciones de extrema vulnerabilidad política, económica y social,
pueden servir de aliento e inspiración a la convicción de que nunca
todo está totalmente perdido, que todavía existen oportunidades de
lograr algo positivo para esté país.
Debemos aprender a no tener miedo, recuperando un espíritu de
esperanza y confianza como en años pasados donde el espíritu de
lucha y deseos de ser aceptadas las formulaciones de reclamo en
vísperas de lograr mejoras sociales. La esperanza no es un vano
optimismo, dictado por la confianza ingenua de que el futuro es
necesariamente mejor que el pasado. Esperanza y confianza son la
premisa de una actuación responsable y tienen su apoyo en el íntimo
santuario de la conciencia”.
Se presenta una bellísima fórmula y oportunidad, invitando a ser
protagonistas del camino que conduce del temor a la esperanza, del
desasosiego al renacimiento, de la mala voluntad al derecho de
triunfo. Responsabilidad para actuar de forma racional, realista y
ponderada; para vencer el apasionamiento hostil y la pelea estéril.
En ocasiones, las redes se muestran contrarias al ejercicio
responsable de la ciudadanía. De cada recorrido por la geografía
latina queda un banco de imágenes tremendas de deterioro, abandono,
enfermedad, hambre, soledad y miseria, ocasionadas por los gobiernos
que realmente no saben apreciar las bondades de una tierra mágica.
Una conciencia despierta obliga a la responsabilidad a la hora de
tratar a un enfermo malherido.
Es así como se tiene la oportunidad de generar cambios, pero para
bien, para sembrar esperanzas y buscar el bienestar social del
común.
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Director
Zahur Klemath Zapata
Gerente
Laurie Agront
Gerente Operativo
Alba Lucia Arenas V.
Editor
Enrique J. Marrero
Diagramación (Frontend)
Madiso Muñiz
Redes Sociales
Estrella Velásquez
Soporte Tecnológico
Aurooj Ali Khan
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Colaboradores
Jotamario Arbeláez
Gustavo Alvarez Gardeazábal
Edgar Cabezas
Álvaro Ramírez Gonzalez
Guillermo Navarrete Hernández
Rodrigo Castellanos
Iván Pulido
Teresa Pardo
CONTACTO
Tel. (57) 606-348 6207
Calle 21 #7-68 Of. 105
Pereira, Colombia
Correro
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Un hombre que va a
trascender
históricamente
Por Zahur Klemath Zapata
zkz@zahurk.com
Esta es la edición 12.934-514 de El Imparcial
de hoy sábado 11 de junio de 2022.
La historia colombiana es muy compleja porque no es
una historia de un solo país, es la de un
territorio extenso y complejo en su
geografía.
He visto entrar y salir 15 presidentes en más de 60
años. Los he visto desde diferentes ángulos y he estado cerca a
algunos de ellos. He podido conversar con ellos antes de ser
presidentes y ya en sus puestos los he visto gobernar. Ninguno de
ellos me ha impresionado, he visto personas comunes y corrientes que
aspiran a llegar a ser la primera figura de país. Como también
estuve cerca a muchos que eligieron irse al monte y tomar las armas
a sabiendas que tomaban el camino equivocado.
He sido un hombre de muy bajo perfil, que a veces el
perro de mi casa no me reconoce. Pero he corrido con la fortuna de
estar muy cerca de personajes que han cambiado la historia del
planeta por sus actuaciones, su creatividad e ingenio.
Hace varios años conocí en Aguadilla,,Puerto
Rico a Carlos Méndez, hoy exalcalde de este pueblo de unos 40 mil
habitantes. Allí resido por más 18 años y es mi segundo hogar
después de New York.
Desde que llegó a la alcaldía, se dedicó a pagar las
deudas y a convertir la ciudad en una empresa para sus residentes.
Dos años después presentó un superávit de más de 100 millones
dólares, llegando a alcanzar los 400
millones al año. De él aprendí que los pueblos o sociedades hay que
manejarlas como una empresa para que sea rentable para sus
habitantes. Y él demostró que se podía hacer.
Recientemente escuché una
entrevista que le hizo Jaime Bayly a Rodolfo Hernández en Miami,
donde el entrevistador le hizo preguntas inteligentes,
con respuestas muy punctuales sobre
diferentes temas.
Por primera vez escucho a un candidato presidencial
hablar inteligentemente de cómo se debe manejar un país apartado de
la politiquería que siempre se ha venido dando. Fue muy claro y con
conocimiento de causas lo que se debe hacer si uno realmente quiere
hacer una labor administrativa y no política.
Este tipo de cosas no se consiguen con personas de
oscuro pasado y que no han sido de éxito en su vida personal. Su
propia historia nos puede mostrar que será lo que vendrá cuando una
sociedad cae en manos de individuos a los que uno no le puede
confiar las llaves de su casa o de su familia.
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crónica de
Gardeazabal # 431
EL TIEMPO ES IRREPETIBLE
Gustavo Alvarez Gardeazábal
audio: https://www.spreaker.com/episode/50153511
Es una verdad de puño que a los jóvenes no les preocupa si el tiempo
y la luz son o no ilusiones ópticas. Los viejos solo damos fé de que
el tiempo se nos acaba. Los científicos y cosmólogos que ahora
auscultan el espacio descubriendo cada vez más unidades galácticas,
que maniáticamente se parecen prodigiosamente a los tejidos
nerviosos de nuestro cerebro, lo han dicho con más propiedad: “el
tiempo es elongable pero irrepetible”. Y si lo vemos con mirada de
quien ha sobrevivido hasta el 2022 y nos atrevemos a mirar atrás,
entendemos por qué se nos pierde en el recuerdo aquella vez que
reconocimos que el abuelo era el señor avejentado, de calva
brillante y bigotico recortado, que siempre nos recibía en
levantadora y sentado en una silla, teniendo infaltablemente en cada
visita un libro encima de las piernas. Se nos pierde porque no
podemos elongar hasta allá ese momento grabado como instantánea en
algún rincón del cerebro galáctico que hemos heredado. Quizás en
breve nos descubrirán cómo podemos prolongar más hacia atrás el
tiempo vivido o si ya es hora que evolucione la teoría de la
relatividad y encontremos que por encima de la velocidad de la luz
está la verdadera explicación del tiempo.
Por supuesto hay que reconocerlo también, es la ambición del
conocimiento la que mueve esos motores del desarrollo. Y como ahora
hasta desde el Observatorio de Pasto su director el sabio de los
astrónomos Alberto Quijano Vodniza, se podrá asomar más arriba con
un nuevo radiotelescopio que le está montando la Universidad de
Nariño y, como él, miles de antenas similares van a buscar
simultáneamente en los próximos años la respuesta no tanto de
nuestro origen como el del verdadero comportamiento del tiempo y de
la luz, nada de raro tendría que antes de cansarnos de vivir ya
sabremos si cabríamos o no en un agujero negro.
Curiosamente, buscando datos para escribir esta crónica, leyendo con
afán en textos y más textos digitalizados, me he sentido cual si
fuera menos que un ignorante craso en la materia. Y, hurgando mis
neuronas, me topé con otra verdad de puño que me ha puesto a mirarme
una vez más al espejo y que he medido con mayor énfasis batallando
contra las maluquerías del covid. Es aquella indecible pero
atronadora que mientras entendamos la vida como una pasión,
seguiremos viviendo y buscando más conocimientos. Lo que pasa es que
todas las pasiones hay que gozarlas pero, para que no pierdan el
gustico, los viejos ya sabemos que no se deben prolongar.
El Porce, junio 10 2022
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